domingo, 15 de julio de 2007

Habilidades sociales emprendedoras: La habilidad relacional

Cuando los expertos en psicología infantil y educacional se refieren a la construcción de la identidad personal, suelen hacer un aparte o anunciar que se verá después una dimensión más social de la construcción de la personalidad, denominada "Identidad Relacional", que no es otra cosa que la imagen que las personas establecen de sí mismas en relación con las otras que lo rodean, con su entorno social. Indudablemente que una convivencia adecuada con los demás permite adquirir confianza en nosotros mismos, en la medida en que somos reconocidos por el entorno social y aceptados en los múltiples grupos a los que pertenecemos, podemos desarrollar un sentido de pertenencia que potencia nuestra identidad personal y social. Eso se va a manifestar a través de múltiples expresiones de sentimientos y emociones que se canalizarán a través de juegos, palabras, gestos, expresiones artísticas, etc. 

En los niños la forma como ellos ven a sus pares, la idea que se van formando respecto de sus profesores (por las actitudes y desempeño de éstos) y la percepción que tienen relativa a cómo son a su vez percibidos por el resto de los niños y los docentes, determinan gran parte del provecho que puede tener una experiencia escolar. Vale decir, el apoyo, el estímulo, la comprensión y el respeto mutuo, entre otros elementos, posibilitarán una autoestima sana y, con ella, una utilización más plena de las capacidades académicas. Por eso es urgente y necesario crear las condiciones para que nuestros niños y jóvenes puedan expresar adecuadamente, pero sin temores, sus ideas, pensamientos, anhelos, emociones y sentimientos, respecto de las variadas experiencias que se suceden a su alrededor. Tan importante es esto que, debidamente logrado, puede generar, incluso, crecientes dosis de actitudes empáticas, prosociales, solidarias, comprensivas y valóricas. Por ejemplo, la empatía , como dimensión de la afectividad y la inteligencia humana vinculada al suceder de los otros. 

Ahora bien, no es necesario señalar la importancia que la empatía tiene en la relación con las habilidades sociales, aunque no está demás mostrar cómo esta habilidad puede ser un motor que desencadene ideas emprendedoras. En efecto, si entendemos los problemas como anomalías que deben ser mejoradas y nuestra habilidad empática nos permite comprender los problemas por los que pasan los otros, ello unido al desarrollo de otros talentos emprendedores como el liderazgo y la creatividad, etc., pueden provocar un emprendimiento social que ayude a resolver esos problemas. Vale decir, la formación de nuestros niños en habilidades sociales útiles, vinculada al desarrollo de todos sus talentos (en todas las áreas que los detectemos), es el germen que permitirá desarrollar a un emprendedor social, a una semilla de cambio, a un líder proactivo y procomunitario. La capacidad empática es esencial en un concepto de educación moderno que pretende apuntar a cambios culturales que transformen a nuestras sociedades, mejorando para todos a partir de un crecimiento personal donde la no discriminación, el respeto a los derechos humanos, el desarrollo de la afectividad, la autoestima, la resciliencia, el autoconocimiento, la democracia y la adhesión a los valores universales que dignifican la condición humana, sean la moneda de cambio omipresente en nuestras relaciones sociales y no la competencia desmedida que nos ha llevado a crear sociedades fuertemente segmentadas donde el valor está dado por el éxito financiero (sin importar cómo se consigue) y no por el provecho de las mejores virtudes humanas. 

Bonitas palabras, señor profesor, me dijo alguien, pero cómo hacerlo. Tuve que responder que no sé. Porque no es algo que pueda hacerse solo, es una tarea pendiente para cuando volvamos a reencontrarnos en un mismo objetivo, los estudiantes, sus profesores, su familia y la escuela, cuando eso ocurra, pienso que hacer de las normas y reglamentos, condiciones necesarias, significativas y consensuadas, será un pilar importante para la constitución de identidad personal y relacional y, consecuencia de ello, para la construcción de identidad. Sospecho que unas normas así implementadas hablarán fuerte en sus conciencias de las consecuencias de su incumplimiento y les hará entender cómo la vida en una constante de causas y efectos que desencadenamos para nuestro entorno, para nuestras familias y para nosotros mismos. 

¿Cuándo mostramos intencionadamente que nos interesa este tipo de desarrollo en nuestros estudiantes? Casi siempre. Los docentes lo demostramos (o no) casi siempre. Cuando lo invitamos a participar, cuando lo llamamos por su nombre, cuando favorecemos que se integre colaborativamente con otros, cuando le permitimos elaborar normas, cuando le hacemos ver las consecuencias prácticas (no solo las punitivas) de su incumplimiento. En definitiva, cuando hacemos de todo esto un aprendizaje significativo. En realidad, no tengo mucha certeza académica respecto de que si lo que digo tiene o no que ver con el Emprendimiento, pero tengo una sospecha: no ando tan perdido... 

prof. Benedicto González Vargas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.