“En la búsqueda de mi misma un día llegué a preguntarme: ¿Quién soy? Y en corto tiempo la vida fue mostrándome todo aquello que había oculto en mi corazón.
La respuesta, sin dudas, es una ¡MUJER! Claro está, no tiene nada de raro; existen muchas en este globo terráqueo -pensé-. Sin embargo, ésta en especial tenía miles de dudas y preguntas sin respuestas”
Así se inicia, luego de un interesante prólogo de la autora, este hermoso relato de búsquedas y encuentros que es Para ti, mujer, pequeño y bello libro de setenta páginas que fue publicado originalmente en Venezuela, en 1993, por la Editorial Bienes Lacónica, pero que tiene todas las reediciones posteriores en Chile, gracias a Editorial Araucanía.
El fluir de los pensamientos, a través de los cuales la autora nos comparte sus búsquedas de hondo contenido espiritual, tiene un lenguaje próximo a la prosa poética y, aunque pueda requerir su lectura algunos conocimientos relativos al desarrollo personal, metafísico o incluso esotérico, un lego en el tema igual penetrar en el texto debido a la transparente sencillez de sus palabras.
Esta obra, a la que muchas veces me refiero en conversaciones personales o en otros textos que he publicado por diversos sitios, es un camino de búsqueda personal cuyos rastros literarios van quedando iluminados por las cartas del tarot que presiden cada capítulo.
Así, entonces, La Búsqueda introducida por el arcano II, la suma sacerdotisa, o papisa para marcar de entrada lo femenino del relato, de sus alcances, de las búsquedas, desencuentros y encuentros. El texto que encabeza este artículo es el inicio de este capítulo.
El segundo capítulo, Laberinto, se nos presenta introducido por el arcano XII, El Colgado, aunque la carta se encuentra en posición invertida y por lo tanto la imagen resulta extraña y misteriosa, tal vez denote el laberinto de la confusión, del estar al revés pareciendo estar en posición normal. Dice la autora “La vida como mujer encierra profundos misterios incognoscibles, no somos capaces aún de conocer la grandeza que anida en nuestro interior…” Por cierto que más que una queja, estas palabras encierran el reconocimiento de las enormes potencialidades latentes en lo femenino.
El Encuentro, introducido por El Ermitaño, arcano IX, viene a mostrarnos la superación, no importa que haya sido necesario empezar varias veces, nos advierte la autora: “¡Que nadie se avergüence de recomenzar siempre!”. A estas alturas, cabe señalar que el Dios Padre-Madre del que nos habla la autora ha presidido en todo momento la obra y ha iluminado su sendero de progreso interior.
El siguiente capítulo, El Camino, introducido por el arcano Los Enamorados, nos muestra las dualidades de la vida, las opciones que debemos seguir, pero esas opciones distintas, esos camnos laberínticos siempre, al final, deben llevar al reconocimiento propio y a la conciencia de lo que se es, célula por célula: “Hoy observo que en cada nacimiento y muerte de mis células, soy absoluta partícipe de mi creación-forma. Que esta materia que compone mi cuerpo es una totalidad más que perfecta con mi mente y son como tú y yo con Dios, ¡Vaya Creación! Mujer-Mujer.
El arcano III, La Emperatriz, nos lleva de la mano al capítulo denominado Vivencia, donde Tsering recomienda. “Mujer, no te acobardes ahora, porque el avatar que hay en ti espera. Este camino que llamamos vida, es de valientes.” Por cierto que esta verdad no está muy presente en nuestra vida diaria, solemos olvidarla.
Los Apegos, que parte señalado por el arcano XI, La Justicia, nos habla de aquellas cosas de las que cuesta tanto desprenderse de aquellas cosas que hemos adquirido o de esas ideas que hemos ido formando en la vida, de esas personas que no queremos perder: “Déjate crecer, Mujer; no te amarres a las formas que has creado para ti. Dios nos dio un mundo ilimitado, llano, fácil; soltar los lazos es dejar tiempo a que totros te amen…”
La Templanza, el arcano XIV, introduce el capítulo llamado Reserva Divina, donde la autora nos habla de lo que Dios siempre tiene preparado para nosotros, aunque tenga apariencia de dolor, siempre habrá en ello un aprendizaje, una evolución hacia lo más alto donde “la filosofía, religiones, amistades son sólo las muletillas que te permiten reconocer una Gran Escalera, pero tú eres con tu voluntad la que asciende y experimenta cada peldaño”.
A estas alturas de la obra, cualquier lector despierto, estará esperando la aparición del arcano I, el Mago, y por supuesto que el capítulo llamado Transmutación lo tiene a él como imagenn. hay que estar preparados para el cambio, hay que amar esas transmutaciones que nos hacen crecer, pero somos nosotros los artífices de nuestros cambios, los magos de nuestra jornada: Mujer, eres tú con tu mente creadora la que das vida a cada acontecimiento y la que escribe la historia en este libro de la vida…” ¿Qué historia estamos escribiendo?
Consciencia Acuariana, introducida por el Juicio Final, arcano XX, no es apología -como alguien podría creer- de escuelas new age o esotéricas, aunque la filiación del libro con ellas sea indudable, es más bien una breve minuta de ciuatro puntos para reconocerse en la etapa en que cada quién se encuentra, es para vislumbrar los caminos que transitamos. Al final, la autora culmina su obra con la misma sencillez de cada página: “Mujer, sé lo que tienes que ser”. Para muchos será un lugar común, para es una verdad tan grande y sabida, que por sabida se calla y por callada se olvida.
Leer este hermoso libro es fácil, aunque no tanto, hace ya tiempo que no se encuentra las librerías, pero puede solicitarse directamente a la Editorial Araucanía o, mejor aún, darse una vuelta por la Academia Tsering donde, con un poco de suerte, se van a encontrar con la sonrisa iluminada de Luisa Telyié, alter ego físico de la inefable Perfecta Lámpara de Larga Vida, que eso significa Tsering Nandröm.
Mi única queja, permanente, sobre esta obra, es que su enseñanza está dirigida a todos, hombres y mujeres, con ejemplos femeninos por cierto, pero con una profundidad que llega a la totalidad de la especie humana y por eso, Para ti, mujer debiera llevar un título más inclusivo, que no haga que los hombres escondamos su lectura en un vagón del metro, tapando la portada.
prof. Benedicto González Vargas
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