He
tenido hoy por la tarde la extraordinaria ocasión de compartir una amena charla
de análisis sobre la innovación educativa con un grupo de colegas de otros
establecimientos educacionales y con docentes de la Pontificia Universidad
Católica, especialistas en Emprendimiento, Educación y Nuevas Tecnologías. La
reunión, cuyo objetivo permítanme reservarme por ahora, buscaba abrir un
espacio colaborativo entre diferentes instituciones que, de una u otra forma,
han destacado en su búsqueda por unir en una misma práctica, educación de
calidad, emprendimiento y nuevas tecnologías. Al escuchar la opinión de mis
colegas y de las personas presentes, me quedó la impresión de que hay tres
tipos de discursos, o aproximaciones valorativas al tema que, aunque no son
excluyentes entre sí, sitúan a los actores en distintos lugares del escenario.
1. La mirada escéptica: Aquella que, aunque se plantee desde la urgente necesidad
de los cambios, aunque se nutra de variada y rica información y aunque esté
desarrollando, incluso con decisión, prácticas interesantes, se plantea no desde
un razonable juicio crítico a lo que se va encontrando, sino que desde un
prejuicio planteado con aparente objetividad, pero nutrido en el fondo del
subjetivismo propio del escepticismo donde las escuelas no están preparadas,
los docentes tampoco, menos los alumnos y, por cierto, todo debe volverse
controles y cortapisas que aseguren un aparente modelo innovador, pero que en
el fondo oculta la misma postura arcaica, tanto en el trato con los alumnos,
como en las planificaciones, metodologías y evaluaciones. Esta mirada resulta
muy útil y provechosa porque siempre nos pone llamadas de alerta, pero esas
alertas hay siempre que tomarlas desde el otro lado, el más positivo, porque
pueden llevarnos a inmovilismos difíciles de remover.
2. La mirada entusiasta,
propositiva, llena de imaginación y de ideas, auténticamente emprendedora, pero
tamizada por una serie de expresiones que reflejan altos niveles de frustración
y falta de reconocimiento. Se trata de personas que han hecho y hacen esfuerzos
enormes de trabajo, que le encuentran sentido a su hacer pedagógico, pero se
sienten incomprendidas y náufragas en un medio que no reconoce ni facilita su
labor. Aquí nos encontramos con grandes potencialidades y talento, pero con una
fisura en su relación intrainstitucional que puede entorpecer o entrampar
cualquier proyecto al anteponer mi mirada personal y subjetiva (válida siempre),
al trabajo emprendedor y a las relaciones que debo generar y/o soportar.
3. Una
tercera mirada, que nos parece más válida que la primera y con menos lastre que
la segunda, es aquella en que pese a las dificultades y los fracasos a cuestas
intenta construir desde esa experiencia sin detenerse a lamentar ni mucho menos
a caer en el escepticismo. Ése es el tipo de mirada innovadora y
emprendedora que requerimos en educación y a partir de ella podemos generar
experiencias valosísimas que enriquezcan la calidad de nuestro alicaído sistema
pedagógico. A esto he llamado muchas veces Liderazgo significativo y es posible
encontrarlo y encauzarlo hacia altos objetivos.
De seguro que una mirada atenta en nuestros establecimientos educacionales arrojarán tipologías
similares y, por cierto, ellas se reflejarán dramáticamente en el trabajo y
visiones de nuestros estudiantes. Porque creo que la Innovación y el
emprendimiento son asuntos urgentes en Educación, intentaré polarizarme en el
tercer grupo, pero sin perder de vista que quienes no compartan conmigo esta
mirada y adscriban a otras, siempre son un valioso reflejo de lo que está ocurriendo
y ha ocurrido y aprender de ello me significará superar las dificultades y
abrir nuevos caminos.
Por cierto que habrá bastante más que comentar sobre este
tema.
prof. Benedicto González Vargas
Anónimo, dice:
ResponderEliminar23 noviembre 2007
Falta la mirada impotente, que tiene ganas de hacer cosas pero no se cree capaz o no tiene las herramientas. Es un paso previo a la primera y al quemarse
Anónimo, dice:
ResponderEliminar23 noviembre 2007
Sin duda lo que la idea propuesta en esta entrada es de urgencia en educación, y las herramientas están sobre la mesa. Lo mas importante en este momento es que el capital humano tenga la iniciativa de utilizar las nuevas tecnologías de la información. El ministerio esta tratando de fomentar estas iniciativas pero aun falta mayor fuerza.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
ResponderEliminar23 noviembre 2007
Estimados lectores, lamento no tener sus nombres para poder responderles de una forma más cercana e individualizada, pero agradezco a ambos el que se hayan detenido en este post y dejen su opinión. Ciertamente la mirada impotente queda fuera de este análisis, aunque existe, porque el texto está planteado desde la perspectiva de docentes e instituciones que sí están haciendo cosas actualmente. Por otro lado, estoy de acuerdo con los intentos del Mineduc, pero yo también querría que fueran más profundos y con mayor fuerza. ¡Gracias a ambos!