Gracias a un acuerdo entre el Ministerio de educación, la Asociación Chilena de Municipalidades y el Colegio de profesores, cinco mil docentes, esto es uno de cada tres, se eximió de su evaluación en la educación
pública.
En efecto, de los 17.000 profesores que debían someterse a
esta evaluación, que consiste en la elaboración de un portafolios, una
evaluación con un par y un examen de contenidos, 3.500 se eximieron por
haber sido fuertemente afectados por el terremoto y otros 1.300 por
distintas razones.
Según el presidente del Colegio de Profesores, gran parte de los
docentes de las comunas afectadas pudieron acogerse a este beneficio
"porque tenemos desde profesores que quedaron sin casa a otros que no tienen escuela, y así no están dadas las condiciones para hacer la evaluación".
Aunque originalmente el magisterio se opuso tenazmente a la evaluación y
no hubo acuerdo con el gobierno al respecto, sigilosamente una mesa de
conversaciones entre la asociación gremial de los docentes y el Mineduc,
encabezado por Joaquín Lavín ha ido acercando posiciones al punto
de que desde el propio Ministerio se sostiene que el sistema debe ser
más confiable y para ello hay que modificarlo sustancialmente.
Probablemente en el cómo y en el qué de las modificaciones, no haya
acuerdo, pues desde el Mineduc se sigue buscando una fórmula que permita
evaluar a los docentes por el aprendizaje de sus estudiantes, lo que
los profesores chilenos asociados al Colegio de la orden, resisten.
Este año el Mineduc ha capacitado a más de 600 directores para que
enfrenten adecuada el proceso de evaluación docente en la parte que les
corresponde y sus calificaciones sean más objetivas, estén fundadas en
observaciones sistemáticas de acuerdo a un método.
Finalmente, cabe señalar que el Colegio de Pofesores postula los
siguientes ajustes a la evaluación docente:
1. Más tiempo para elaborar el portafolios, debido a la sobrecarga
docente.
2. Que se agregue a un docente par de la misma comuna en la comisión
evaluadora.
3. Mayor rigurosidad en las instancias de apelación.
4. Que los instrumentos de evaluación aplicados sean pertinentes a la
especialidad del docente evaluado, porque hoy son iguales para todos. No
está muy claro, en todo
caso el fundamento de esta solicitud, a mi entender.
5. Que se considere y pondere el contexto de vulnerabilidad en que se
desempeñan los docentes y la participación de ellos en otras áreas como
impulsar proyectos o participar en actividades extraprogramáticas.
Como puede apreciarse, muchos son los temas pendientes en la evaluación
docente que es necesario ir enfrentando y acordando para que, de una
buena vez, tengamos una evaluación verdaderamente útil y significativa
para nuestros profesores.
Benedicto González Vargas
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