Para continuar con esta serie de artículos sobre la creatividad abordaré hoy el tema de cómo enfrentar los problemas que a diario se presentan o, mejor dicho, cuál es la mirada que la persona creativa tiene respecto de esos problemas.
Partamos de la premisa que la creatividad casi
nunca se pone en marcha a partir de estados armoniosos, generalmente
son los problemas, las fallas en algún sistema los detonantes del
proceso creativo. Pero es necesario tener consciencia que se requiere
una especial sensibilidad a los problemas, pues ante una misma situación una persona no observará ningún problema y otra persona puede llegar a observar muchos, todo
depende de cómo procese la información que está percibiendo y cuál sea
su motivación respecto de ella (también influye su nivel de conocimiento
sobre el tema, sus aspiraciones, etc.) Debemos reconocer entonces que
los problemas nunca son objetivos, la forma de enfrentarlos es siempre
subjetiva y ese es el factor clave que explica por qué algunas personas
se dan la tarea de buscar nuevas soluciones, pues la mirada al asunto que
los conflictúa y las respuestas usuales que para dicho problema se han
dado antes, les resulta insatisfactoria. Su mirada crítica y su afán de
superación detonan el proceso creativo. Son la insatisfación, el
cuestionamiento, la tensión y el empuje los ingredientes más relevantes
para generar respuestas creativas.
Actualmente, la humanidad enfrenta problemas gravísimos. Muchas personas
siguen viviendo y trabajando como si ellos no existieran. Más allá de
sus problemas personales de orden económico, afectivo, laboral, etc.,
los grandes desafíos de la humanidad no parecen existir o no afectan o
"están muy lejos", como si la falta de agua,
la polución, la desertificación, el cambio climático no fueran
relevantes. Una persona creativa que tenga influencia y poder en estos
temas sabe que la solución no es multiplicar o acelerar lo que ya
tenemos, sino que hay que generar nuevas posibilidades y respuestas.
Ésa es tal vez la mayor diferencia. Mientras una persona que no usa
demasiado su creatividad corre a reclamarle a la autoridad que solucione
su problema, el ser creativo y emprendedor, corre a entregar una
solución.
Por cierto que, muchas veces, no sólo está la motivación, el deseo, de
entregar una solución, a veces el acicate es, enfrentarse a un enigma,
descubrir nuevos asuntos controversiales, mejorar lo que ya parecía
perfecto.
Se trata de ver el mundo en forma compleja para aportar
soluciones que lo armonicen. Las personas que viven en un mundo
armónico, estable,
regular, equilibrado, previsible, definido y tradicional, no se
sentirán incómodas y no tendrán el acicate que desencadene la
creatividad. Por el contrario, para quienes el mundo es complejo,
inestable, asimétrico, desequilibrado, inarmonioso, desordenado y
caótico, ven la realidad de tal manera que comprenden que aún queda
mucho por hacer y gustosos se dan la tarea de hacerlo.
El componente motivacional es fundamental para los procesos creativos,
los seres humanos encontramos respuestas creativas cuando tenemos un
fuerte compromiso e interés interno en el asunto. La creatividad alcanza
grados importantes cuando una persona se dedica por placer a un asunto
más que por obligación.
No quiere decir lo anterior que las personas creativas sean deprimidas y
vean todo malo. ¡Nada más lejos de la creatividad!, quiere decir que en
cada problema o anomalía que encuentran en la vida,
ven una oportunidad para convertir esa dificultad en desafío y en
resultado exitoso después de su intervención. Son gente optimista que no
se conforma con las respuestas habituales y que quiere dejar huella, no
de su nombre, sino con sus obras.
Qué importante sería que en nuestros establecimiento educacionales
pudiéramos generar experiencias y oportunidades para que nuestros
alumnos desarrollen su creatividad y se enfrenten a problemas
proponiendo soluciones distintas con una mirada innovadora y
emprendedora, si a ello agregamos trabajo en equipo, estaremos preparándolos verdaderamente para enfrentar la vida.
Por supuesto que seguiré escribiendo sobre este apasionante tema.
prof. Benedicto Andrés González Vargas