El ser humano es sociable por naturaleza, vivimos en grupo desde que nacimos en el entorno familiar,
para seguir luego en la escuela, los estudios superiores, los grupos
laborales, nos agrupamos en ciudades, etc. , por otra parte, nuestra vida
social es amplia y va desde el grupo de amigos más cercano, hasta los
simples saludos con los conocidos, pero siempre hay un factor social que
tiene gran importancia en nuestro desarrollo vital.
Sin embargo, pese a la necesidad de esta convivencia social, en los
trabajos en grupo suele ser difícil desplegar la creatividad.
Si
partimos de la base de que por definición lo creativo es aquello que logra unir elementos distintos y dispersos, aparentemente inconexos en un sentido tal que de esa diversidad surja una nueva y útil unidad, todo grupo debiera ser un producto creativo. La experiencia, no obstante, nos demuestra que no es así.
Los grupos, generalmente, tienden a la uniformidad, de manera tal que no es extraño que la creatividad individual tienda
a diluirse. Es cierto que todos los estudios apuntan a que los grupos
pueden potenciar la creatividad y los talentos de sus integrantes, eso
es indesmentible, indesmentible también es el hecho de que hay problemas
tan grandes cuyas soluciones exceden las posibilidades individuales,
pero también es cierto que ello depende de contextos y manejo
grupal que no siempre ocurren.
Desde nuestra experiencia docente muchas
veces hemos visto trabajos grupales inferiores al talento y creatividad
individual de los estudiantes que conforman tales grupos.
Para precisar cuándo y cómo un grupo alcanza verdaderos resultados
creativos es necesario analizar las condiciones más favorables.
Partamos desde la conformación de los grupos: aquellos demasiado
homogéneos tienden a acordar de manera muy rápida una solución o un
resultado, sin detenerse a abordar de manera profunda y rigurosa todas
las informaciones disponibles. Desde esta perspectiva, los grupos
heterogéneos, que generan mayores discusiones y acuerdos menos rápidos,
debido a la divergencia de opiniones interna, logran acuerdos dando un
mejor tratamiento al análisis de la información. Dicho de otro modo, si
no hay voces divergentes, los grupos pueden dejar pasar soluciones
creativas que no observan debido a la premura por llegar a un acuerdo.
Si por el contrario, hay una voz divergente, aunque esa voz no logre
alcanzar acuerdos, su sola presencia permite que dichos acuerdos se
alcancen en forma prematura.
El conformismo, la verticalidad y la obediencia no son terreno fértil
para la creatividad. Un grupo que renuncia a buscar más soluciones o
propuestas por el hecho de avanzar más rápido, disminuir el roce o
conflicto o, simplemente, por natural coincidencia de posturas, tendrá un resultado escasamente creativo. El viejo dicho "me estaré volviendo tonto, que todos están de acuerdo conmigo", cobra aquí total vigencia.
Por el contrario, la horizontalidad, la divergencia y la diversidad son mejor terreno para que aflore lo creativo.
El profesor Ricardo López, en su libro La Creatividad, plantea las siguientes características de un grupo creativo:
1. Se compone de personas con metas comunes, pero que manifiestan sus diferencias.
2. Acoge las nuevas ideas por su mérito y no de acuerdo al estatus de sus autores.
3. Asume los errores y conflictos como un aspecto normal de su experiencia.
4. Promueve interacciones con un sentido lúdico, libres y gratuitas.
5. Acepta las influencias multilaterales y aprecia el liderazgo compartido.
6. Distribuye la información en forma abierta, como un bien común y no individual.
7. Fomenta de manera sistemática los contactos con otras personas o grupos.
8. Estimula la crítica y la utiliza para hacer correcciones y superarse.
9. Acepta y anticipa los riesgos como una dimensión ineludible de su quehacer.
10. Utiliza distintos métodos para alcanzar resultados creativos.
11. Busca una metacognición
del proceso creativo y de las relaciones interpersonales.
12. Trata de ser consciente de sus propios procesos y se permite reflexionar sobre lo que hace.
Permítanme detenerme sobre este último punto, porque en educación es un
tema clave y que, lamentablemente, a menudo dejamos de lado. Darse el
tiempo para reflexionar sobre las formas cómo se aprende, cómo se llega a
soluciones de diverso tipo, cómo se procesa la información, es de vital
importancia para desarrollar los talentos y potencialidades de nuestros
estudiantes y, con ello, permitir que se desate la creatividad que es
tan importante para enfrentar la vida.
Seguiremos abordando el tema de la creatividad en próximos artículos.
prof. Benedicto Andrés González Vargas
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