lunes, 28 de febrero de 2011

Los últimos días de Pompeya, de Edward Bulwer Lytton

El 24 de agosto del año 79 el poderoso volcán Vesubio, que llevaba 1500 años sin erupciones, destruyó la ciudad de Pompeya. Ciudad romana orgullosa y, según algunos, libertina, el rico puerto fue arrasado por la explosión volcánica terrible que cobró la vida de la mayoría de sus habitantes. Sólo en 1748 la ciudad fue oficialmente redescubierta (hay evidencia de saqueos arqueológicos anteriores a esa fecha) y se iniciaron las excavaciones que continúan hasta hoy. 


Estupendamente conservada bajo una capa de lava y cenizas, la ciudad ofrece un espectáculo terrible, pues se ha encontrado restos humanos en las posiciones que adoptaron durante el terrible suceso. Se han hecho, incluso, dramáticos moldes de yeso que muestran la horrible muerte de los ciudadanos. Algunos, cubriéndose la cara para no respirar los gases tóxicos; otros, aferrados a sus tesoros; no son pocos los que están embriagados o envenenados a juzgar por los recipientes a su alrededor. Dramático resultó encontrar a los soldados y centuriones romanos en posición de guardia y a los perros atados a sus cadenas. Todo este espectáculo atroz fue contemplado de manera muy vívida por el talentoso escritor inglés Edward Bulwer Lytton quien, basándose en sólidos datos históricos sobre las costumbres y los habitantes de la ciudad, construye una historia de amores, traiciones y venganza que ha encandilado a los lectores desde que apareció publicada en 1834. 

El héroe de la obra es el ateniense Glauco, quien se siente atraído por la bella napolitana Iona. Al mismo tiempo, el malvado hechicero egipcio Arbaces pretende hacer suya a la joven, es este sacerdote de Isis un personaje sin escrúpulos que, con ayuda de su influencia religiosa y su fama de poderoso mago, logra condenar al joven Glauco por un crimen que había cometido él. Glaudo sería arrojado a las fieras en el circo. Pero la hermosa y joven ciega Nydia, que había sido vendida como esclava, y en secreto amaba a Glauco  se las ingenia para salvarlo de una muerte segura. Exquisita, dulce, talentosa y hermosa, esta joven, llamada en verdad Helena, es la verdadera heroína de la historia y obtiene su premio al encontrar a su verdadero padre al final de la obra. 

Novela verosímil en extremo, muestra y desenmascara las supercherías y falsedades de los sacerdotes egipcios, la nobleza y el espíritu heroico de los primeros cristianos, la fastuosa vanidad de los cortesanos y ricos, las ambiciones de dinero, poder y fama de los ciudadanos, autoridades y hasta de los gladiadores. Es un bosquejo humano tan nítido y real que no sólo representa a la Roma del siglo I, sino que a la misma sociedad actual. Vale la pena releer esta interesante obra que nos recrea, de manera brillante, los últimos momentos de una ciudad hoy convertida en leyenda.  

prof. Benedicto González Vargas 

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