martes, 25 de octubre de 2011

Los latinoamericanos y el Tíbet, de Aloma Sellanes Zibechi

Llegó a mis manos el libro Los latinoamericanos y el Tíbet, de Aloma Sellanes, libro que, entiendo, tuvo una larga gestación que se inició a partir de la idea de volcar información a los latinoamericanos sobre el Tíbet, su religión, su situación presente y futura, en su más amplia y completa definición. El texto, escrito con un lenguaje ameno y claro, busca acercar al Tíbet, tan lejano y tan mítico, tan trascendente también y del que poca gente está informada de manera fiel y acabada. País desconocido, que fue la patria de los dalai lama, hasta que el actual tuvo que salir del país debido a la invasión China, es la tierra donde el budismo enraizó para generar una de las más complejas, místicas y profundas formas, la del budismo tibetano, la de los lamas, en una historia en que se funden grandes iniciados, trascendentes boddhisatwas y una vida y una cultura que actualmente están en peligro de desaparecer debido a la voracidad ideológica de la China comunista. 


¿Qué país puede invadir a otro, anexarlo y eliminarle su cultura sin que nadie haga nada por impedirlo? ¿Qué país puede, en esa nación conquistada, violar permanentemente los derechos humanos, movilizar millares de extranjeros para así convertir a los locales en una minoría y destruir sistemáticamente sus templos, sus costumbres y sus sitios culturales? China lo hace y el mundo guarda un silencio vergonzoso. No vengan ahora a dar premios nóbel de la paz a nadie si primero esas gentes, ya sea la Unión Europea o el mismo Barack Obama, no han dicho una palabra sobre el Tíbet sojuzgado. la digna lucha de Tenzyn Gyatso, el XIV Dalai Lama, aparecen acá en toda su humilde y esforzada grandeza. 

Libro notable, sin grandes ambiciones pero que consigue transmitirnos la tragedia del Tíbet y las esperanzas inagotadas e inagotables de su líder. El texto se complementa con entrevistas a latinoamericanos que conocen y aman al Tíbet, a gentes que han estado con Su Santidad, el Dalai Lama y han entregado su generoso grano de arena para abrir consciencias sobre la desgracia e injusticia de una nación pacífica que la China roja ha convertido en una provincia militarizada y sometida a la fuerza. 

En cada país en que la diáspora tibetana tenga aunque sea un solo representante, la vergüenza debiera anclarse en sus ciudadanos, pensando en que, llegado el momento, nuestros gobiernos no hicieron nada por el Tíbet. China era demasiado fuerte, demasiado temible, demasiado apetecible y nuestros gobiernos hacían fila por agradarla. 34 son los testimonios que trae este libro que, sin duda, nos deja pensando sumidos en la necesidad de hacer algo. 

En el prólogo, el XIV Dalai Lama hace una breve reseña sobre su relación con Latinoamérica y al final, una entrevista a Tsewang Phuntso, dirigente de la Administración Tibetana en el Exilio para América Latina, nos da la visión de un tibetano que ha trabajado en contacto con nuestro continente y nos conoce muy bien. Libro recomendable, libro imperdible.

prof. Benedicto González Vargas

2 comentarios:

  1. Isabel dice:
    27 octubre 2011

    Thupten Gyatso, XIII Dalai Lama (1876-1933), fue un gobernante despótico, cuya torpeza diplomática le enfrentó con las grandes potencias de la zona. Jugó la baza del acercamiento a Rusia, viéndose atacado por una expedición británica que le obligó a refugiarse en China (1904); más tarde, reconciliado con los británicos, sufrió el ataque de China y hubo de refugiarse en la India (1910). Regresó al Tíbet en 1913, al recuperar el país la independencia por la caída de la dinastía Manchú en China (1911). Aliado ahora de los británicos -mientras el Panchen Lama representaba los intereses chinos-, quiso emprender una política modernizadora en terrenos como la educación o la defensa, pero el conservadurismo de los lamas frustró sus intentos de reforma.

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    1. prof. Benedicto González Vargas, dice:
      29 octubre 2011

      El XIII Dalai Lama sufrió las consecuencias de una educación típica de su época en Tíbet, no podría yo calificarlo de despótico si esa fue la forma en que tradicionalmente se entendía el manejo del poder. La torpeza diplomática, obviamente, tiene que ver con lo mismo, Tíbet era un país cerrado a los extranjeros y al no conocer los juegos políticos, cualquiera en la misma situación actuaría igual. Sus intentos finales de modernizar las cosas, demuestran que fue un hombre que logró entender, cuando tuvo la oportunidad, la dinámica del mundo moderno que se aproximaba a su país. El libro, sin embargo, no se refiere a él, sino a su sucesor, el actual XIV Dalai Lama, cuya lucha pacífica por la libertad de su nación es un ejemplo notable de humanidad. Gracias, Isabel, por el comentarios,
      Saludos afectuosos,
      Benedicto González Vargas

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