viernes, 12 de junio de 2020

Perlas del Pensamiento: Helena Petrovna Blavatsky

¿Cómo definir a Helena Petrovna Blavatsy? ¿Cómo resumir en pocas líneas su tarea ciclópea, su bogar contra corriente? Es harto difícil y por eso preferimos dedicarle el humilde homenaje de unas palabras.

Ella fue un compendio de conocimientos olvidados, el reverdecer de un esoterismo del que sólo quedaban ruinas, o bien los habituales depredadores de ruinas. Ella fue la incansable aventurera para la que no existieron barreras a la hora de viajar ni a la hora de entrar en contacto con esos Seres Superiores o Maestros a los que amó y sirvió sin reparos. Ella fue un alma valiente, capaz de enfrentarse a la ignorancia, al temor, a la cursilería, las envidias, las traiciones y la falsedad. Hizo de la Verdad su estandarte y siempre se mantuvo a su amparo.


Helena Petrovna Blavatsky fue la primera persona que en el mundo occidental habló de los Maestros Ascendidos, la Jerarquía Espiritual y sus enseñanzas al fundar en 1875 la  Sociedad Teosófica.

Helena Petrovna Blavatsky nació como hija prematura a media noche entre el 30 y 31 de Julio del año 1831 en una población del sur de Rusia en Ucrania llamada Ekaterinoslav. El día de su bautismo se le incendió la sotana al sacerdote, lo cual la hizo motivos de muchos presagios, comentarios y supersticiones, asunto que la acompañó toda su vida.

Blavatsky era de sangre noble, emparentada con los Zares de Rusia, ya que sus ancestros formaron parte de la historia, desenvolvimiento y formación de esta nación. Hija del capitán Peter Han, descendiente de los Cruzados y de la noble y escritora Helena Andreyefna. Debido a la muerte de su madre fue criada y educada como mujer de la nobleza por sus abuelos. Su abuela materna era la erudita y nobilísima princesa, Elena Pavlovna Dolgorouki y su abuelo, Andre Mikaelovich Fadeef, Gobernador de la Provincia de Saratoff, descendiente principal de la línea de los Dolgorouki de donde surgen los Zares Romanoff.

Los orígenes de su estirpe se remontan a los tiempos de Rurik de Novgorod, en los albores de la nación rusa y la historia de su familia es la historia de Rusia.

Escapando de los convencionalismos sociales que atenazaban su espíritu inquieto, comienza a recorrer el mundo. Colabora en expediciones arqueológicas en Egipto y llega, a lo largo de su vida, a dar siete veces la vuelta al mundo recogiendo información. En estos viajes contacta con Maestros orientales y rescata la sabiduría antigua de un sueño de siglos. En 1875, junto con el Coronel Olcott y un grupo de intelectuales, funda la Sociedad Teosófica Mundial. A través de una filosofía ecléctica, buscó la verdad oculta en las Artes, Ciencias y Religiones de la antiguedad y la unión entre todos los hombres.

Aunque la dirección y organización de la Sociedad Teosófica estuvo a cargo del coronel Olcott, H.P. Blavatsky dirigió la sección Esotérica de la misma; fuente inagotable de donde bebieron todos los fundadores de escuelas posteriores: la Antroposofía, la Escuela Arcana, la Asociación de la Rosacruz, A.M.O.R.C., la Iglesia Católica Liberal, etc. 
Entre sus obras publicadas podemos citar: La Voz del Silencio, Narraciones Ocultistas, El país de las Montañas Azules, La Clave de la Teosofía, Isis sin Velo, La Doctrina Secreta, el Glosario Teosófico y cientos de artículos publicados en numerosas revistas del mundo.

Estas son las perlas de su pensamiento escogidas para este artículo:

1. El que no desempeña la tarea que tiene asignada en la vida, ha vivido en vano.
2. Huye de la ignorancia, huye igualmente de la ilusión. Aparta tu faz de las decepciones mundanales; desconfía de tus sentidos, porque son falsos. Pero en lo interior de tu cuerpo, en el sagrario de tus sensaciones, busca en lo impersonal al hombre eterno.
3. No puedes recorrer el sendero antes que el sendero seas tú mismo.
4. Mata en ti mismo todo recuerdo de pasadas experiencias. No mires atrás, o estás perdido.
5. La mente es parecida a un espejo; se cubre de polvo mientras refleja. necesita de las suaves brisas de la sabiduría del alma para que arrebaten el polvo de nuestras ilusiones. Procura fundir tu mente con tu alma.”
6. Siembra buenas acciones, y recogerás el fruto de ellas.
7. Para llegar al nirvana, debe uno conseguir el conocimiento de sí mismo; y el conocimiento de sí mismo es hijo de las buenas obras.
8. Si no puedes tú ser sol, sé el planeta humilde.
9. Cuanto más avances, tantos más lazos encontrarán tus pies. El sendero que a la meta conduce está iluminado por una luz única, la luz del arrojo, que arde en el corazón. Cuanto más osa uno, tanto más obtendrá. Cuanto más teme, tanto más palidecerá aquella luz, la única que puede guiarle.”
10. El peregrino que ansía refrescar sus secos labios en las aguas vivas, y sin embargo no se atreve a lanzarse en ellas por temor a la corriente, se expone a sucumbir de calor. La inacción originada del miedo egoísta, no puede producir sino malos frutos.
11. Busquemos la verdad, con la confianza de un niño, y la voluntad de un iniciado.
12. Puedes tú crear en este día las eventualidades para tu mañana.
13. Sé a manera del océano, que recibe todos los ríos y torrentes. La poderosa calma del mar permanece inalterable, sin sentirlos.
14. Los descubrimientos de la ciencia moderna no invalidan en modo alguno las remotísimas tradiciones que atribuyen increíble antigüedad a la raza humana.
15. No separarás tu ser del SER y de los otros seres; antes sumirás el Océano en la gota, y la gota en el Océano. Así estarás en perfecta armonía con todo cuanto vive; amarás a los hombres, como si fuesen todos ellos tus compañeros y hermanos, discípulos de una misma tierna madre.
16. La Filosofía Esotérica concilia todas las religiones, las desnuda de sus ropajes humanos externos y demuestra que la raíz de cada una de ellas es la misma de todas las demás religiones.
17. La Mente es el gran destructor de lo Real. Destruya el discípulo al Destructor.
18. Fortaleced tu alma contra las asechanzas del «yo», hazla merecedora del nombre de «alma diamante.
19. No creas que, viviendo en selvas sombrías, en orgulloso retiro y apartamiento de los hombres, no creas tú que alimentándote sólo de hierbas y raíces y mitigando la sed con la nieve de la gran Cordillera; no creas tú, devoto, que todo esto pueda conducirte a la meta de la liberación final.
20, El error se precipita por un plano inclinado, mientras que la verdad tiene que ir penosamente cuesta arriba.
21. No hay religión más alta que la Verdad


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