lunes, 28 de junio de 2021

Cantar

(por B. B. Cooper)


El canto de los pájaros es uno de los sonidos más notables que podemos experimentar  en la naturaleza. Ni las distintas formas  en  que oímos al viento,   o  los aullidos o  rugidos de algunos animales, mucho menos  en  lo  que suena de algún fenómeno complejo (como la erupción de  un  volcán)  se   asemejan   a la maravilla ornitológica. Quizás solo   el sonido de las olas del mar, pero eso es  tan   vasto e inconmensurable que mejor lo dejamos para una próxima columna.

Ignoro si la cantidad de sinónimos que hay en nuestra lengua para referirse al canto de los pájaros sea una indicación o muestra de esta maravilla. Así "gorjear", "trinar", "piar" y "cacarear". Se dice que las águilas "chillan", que los búhos "ululan" y que la cigüeña "crotora". Tenemos también graznidos, cloqueos, gañidos, parloteos, arrullos, zureos y un largo etcétera. En fin, sabemos también que muchas especies tienen al menos tres tipos de canto para tres tipos de situaciones distintas: cortejo, alerta y comunicación.

Quizá la música haya encontrado su fuente original en el canto de los pájaros. Puede ser, sería no solo razonable, me parece, sino esencialmente hermoso.

Se me vino a la memoria ese poema de Jorge Teillier tan intenso, que dice:

Y no somos -como se puede pedir-

ni santios,

ni pájaros,

niños

pero vale la pena estar vivos.

Hermoso, hermoso y cierto. Aunque yo habría agregado que somos como pájaros en una rama, no sabemos cómo ni cuándo partiremos.

Publicado originalmente en El Mercurio el 19 de junio de 2021

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