Buscaremos una respuesta a partir de los postulados de Martin Seligman (de quien hablamos en el artículo anterior sobre este tema), podemos decir que sí, que se puede aumentar el nivel de felicidad. Es más, Sonja Lyubomirsky ha dirigido interesantes investigaciones relativas a cómo aumentar la felicidad y el bienestar, haciéndolos sustentables.
Lo primero que se debe considerar es que el aumento de la felicidad no tiene que ver con la suerte, sino que es el resultado esperable de nuestras propias acciones tendientes a lograrlo, a través de una intención rectora que permita que los factores que regulan la felicidad y el bienestar se desarrollen aún más en nuestro interior. Recordemos que dichos factores, ya mencionados en un artículo anterior, son:
a) El aumento de las emociones positivas.
b) El cultivo de relaciones sanas y significativas.
c) Abocarse a un propósito o sentido de vida.
d) El desarrollo de fortalezas en actividades de intrínseco valor personal.
e) Poseer un sentido de autoeficacia en los ámbitos que nos importan y
f) El cuidado de la salud física y mental.
Por lo tanto, aumentar la felicidad en uno mismo es un trabajo que requiere motivación, intención, decisión y atención.
No debemos olvidar, en todo caso que, si bien las acciones intencionadas son un camino seguro, requieren un ajuste personal y concreto en la vida, para que sean congruentes con las personas que las ejecutan.
Por lo tanto, realizando en forma constante estas acciones intencionadas y ajustadas a nuestra realidad, podremos experimentar un aumento en nuestros niveles de bienestar y felicidad.
Volveremos pronto sobre el tema.
prof. Benedicto Gonzále Vargas.
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