Más tarde, Bernardo se convierte en héroe nacional al vencer al emperador Carlomagno en la batalla de Roncesvalles. El rey, temeroso de su prestigio, lo destierra del reino.
El héroe se retira a su tierra de Carpio, que había obtenido en batalla, y asola las tierras del rey, usando el derecho que el destierro le otorga. El nuevo monarca, Alfonso III, trata de conquistarlo con nuevas promesas. Se reúnen a conversar, pero Bernardo es desconfiazo y la entrevista va tan mal que el héroe llega a desenvainar su espada frente al rey. Posteriormente, Alfonso ofrece la libertad de su padre a cambio del castillo de Carpio. Bernardo acepta, pero cuando el rey envía a buscar al conde para cumplir la promesa, éste había muerto tres días antes.
El rey quien desea cumplir su palabra, hace vestir al conde muerto con finas vestiduras y lo instala en una silla de marfil en el palacio de Zamora. Bernardo se arrodilla para besar la mano de su padre y descubre la verdad. Entre lamentaciones, hace sacar a su madre del monasterio y, delante de todos, doña Jimena confirma en público su matrimonio secreto con el conde muerto. Aunque en adelante ya no podrán decir que es un bastardo, Bernardo, pese a sus esfuerzos, no pudo aliviar el dolor de sus padres y con esa herida en el corazón seguirá su destino heroico.
prof. Benedicto González Vargas
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