lunes, 10 de julio de 2023

Así nací, de Pilar Ojeda Freitas

 

El libro que hoy comento no es propiamente literario, puesto que su historia no corresponde a hechos ficticios, sino absolutamente reales; porque sus personajes también son reales y porque su intencionalidad es compartir con los lectores el camino que la autora y protagonista, Pilar Ojeda Freitas, tuvo que recorrer para superar sus propias limitaciones y, peor aún, aquellas mucho más injustas que le puso la sociedad en la que le tocó vivir. 

Es por esas razones que la mirada que ofrezco respecto de este texto no pondera (en realidad, no considera) elementos lingüísticos, literarios ni estéticos, pero sí aquellos de ámbito social, personal, incluso educativo, porque son las bases que el propio libro centra para construir su estructura narrativa. 

La obra de Pilar Ojeda, a partir de dichas bases, se alza como un sólido testimonio de empuje, fuerza interior, coraje para enfrentar las dificultades y una férrea convicción de que salir adelante y superar tanta agobiante dificultad no solo era posible, sino necesario. De este modo, Pilar nos ofrece una nítida visión de lo que fue su infancia y la rehabilitación que la acompañó desde sus primeros años, nos da cuenta de los ejercicios que hacía para contener las secuelas que le había dejado la páralisis cerebral. Posteriormente, enfoca su mirada hacia las instituciones educacionales y cómo, pese a ser una de las mejores estudiantes de su generación, tuvo enormes dificultades para ingresar y mantenerse en Enseñanza Media, no por falta de mérito o talento, sino por la más burda, ignorante y extrema discriminación.

Continúa este breve texto refiriéndonos más detalle sobre los estudios, las vacaciones, el trabajo y sus íntimas reflexiones respecto de su lugar en el mundo y cómo conseguirlo. Hacia el final, nos revela su encuentro con el amor -que tan esquivo le fue en la adolescencia- su matrimonio y su maternidad.

El penúltimo capítulo lo reserva para el encuentro que tuvo con un médico que fue fundamental para su última etapa de su terapia formal y para su autoestima (¿el mismo médico Igor de la Cruz que firma el prólogo?). Fue él quien, además, la insta a escribir el libro. Ello da cuenta de la enorme influencia positiva que puede tener un buen profesional en la vida de las personas.

Finalmente, el simbólico capítulo "El espejo", que habla de su autoimagen y de su fuerza interior, para cerrar la obra con un sentido "Gracias" que nos habla de su bella personalidad al hacer un recuento y agradecimiento de quienes la apoyaron y dejaron en un ignominioso olvido a quienes operaron como trabas en su desarrollo.

En definitiva, un libro valioso, un testimonio fundamental para estos tiempos en que ante la mínima dificultad, tantos se rinden. Más de 30 años después de su publicación sigue siendo un ejemplo para todos quienes hemos tenido el privilegio de leerlo.

Finalmente, tras la partida de la autora al ignoto reino que sobreviene a la muerte física, ocurrido hace apenas un par de años, por causas que desconozco, tal vez la familia podría hacer un pequeño esfuerzo por levantar una versión digital libre de esta obra para que sirva como permanente recuerdo y homenaje a su notable autora.

prof. Benedicto González Vargas

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