En los últimos días, a propósito del debate
sobre el SIMCE, primero, y sobre la Evaluación Docente después, se ha dejado de
lado un importante referente que está llamado a convertirse en una de las
piedras angulares de la efectiva implementación de la reforma educacional: Me
refiero a un documento editado por el Mineduc en septiembre de 2003 y denominado Marco Para la
Buena Enseñanza. Dicho marco surge de dos supuestos que nadie podría
discutir:
a) Que los profesores son profesionales comprometidos con la
formación de sus estudiantes y
b) Que los profesores se involucran
personalmente con todas sus potencialidades y valores en la tarea de enseñar.
Por otra parte, este Documento Marco reconoce la complejidad de los procesos de
enseñanza aprendizaje en lo relativo a diferencias socioculturales y a la
necesidad de generar ambientes propicios para el estudio. Por otra parte, este
documento pretende convertirse en una guía que ayude a los docentes a responder
tres preguntas que cruzan su labor docente:
a) ¿Qué es necesario saber?
b) ¿Qué
es necesario saber hacer? y
c) ¿Cuán bien se debe hacer aquello?
Para responder
a dichas interrogantes nos informa que se establecen para los docentes cuatro
dominios que debemos tener en cuenta:
1. Preparación de la Enseñanza
2.
Creación de ambientes propicios para el aprendizaje.
3. Enseñanza para el
aprendizaje de todos los alumnos y
4. Responsabilidades profesionales.
Cada uno
de estos dominios tiene una amplia gama de descriptores que permite a los
profesores ir chequeando, como si de una lista de cotejo se tratara, los
haceres que en cada dominio están efectivamente llevando a cabo.
Lamentablemente, este importante documento ha ido pasando muy desapercibido en
los ambientes docentes. Muy pocos profesores han tenido la oportunidad de
conocerlo, tampoco el MINEDUC ha hecho demasiados esfuerzos por entregarlo
personalmente a los docentes, se ha conformado con una edición digital poco
conocida y de acceso algo complejo. No obstante, todos los profesores que han
sido evaluados, ya sea por la Evaluación Docente (donde podrán quedar
clasificados como deficientes, básicos, competentes o destacados) o por la
Asignación de Excelencia Pedagógica (donde quienes lo obtienen son reconocidos
como profesores de Excelencia), deben desarrollar sus portafolios a partir de
dicho marco.
Sobre este Marco y sus consecuencias para una buena labor docente
iniciaremos próximas conversaciones.
prof. Benedicto González Vargas
publicado
originalmente en mi blog de
Atinachile
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