viernes, 3 de septiembre de 2010

Enseñar a pensar

La pregunta respecto de ¿cómo se puede enseñar a pensar? ha presidido la discusión académica sobre estos temas, no obstante, una pregunta previa, fundamental e ineludible, no ha recibido por parte de los investigadores, expertos o estudiosos en el área, casi ninguna mención. Esta pregunta es ¿Por qué enseñar a pensar?  

Cuando le planteé esto a unos colegas, me quedaron mirando con cara de sorpresa y terminaron diciéndome que era un respuesta obvia. ¡Hay que enseñar a pensar para que nuestros niños aprendan! y otra: ¡Hay que enseñar a pensar bien porque todos pensamos siempre! Esta segunda respuesta me resultó motivadora. En efecto, con o sin entrenamiento todos los seres humanos "desde que tenemos uso de razón" pensamos. Cada vez que ejercitamos las habilidades intelectuales superiores, tales como comparar, clasificar, ordenar, inferir, analizar, sintetizar, etc., estamos pensando. Detrás de nuestras analogías, juicios, argumentos y conclusiones, siempre hay un pensamiento rector. Podría decirse que pensar es algo predeterminado e ineludible, tanto como respirar. 

En esta misma segunda respuesta encontramos una razón válida para analizar esto de "enseñar a pensar", puesto que si todos pensamos siempre, lo que se quiere decir con esta expresión es algo así como enseñar a pensar con mayor eficacia y eficiencia, esto es, en forma más creativa, más crítica, más profunda y más coherente. El sólo hecho de pensar no nos exime de cometer errores, por ejemplo, mucha gente hace cálculos y se equivoca; mucha gente usa analogías, pero no siempre son pertinentes, mucha gente estructura argumentos, pero no todos tienen la misma coherencia. No nos olvidemos que uno de los vicios más recurrentes en cuestiones de pensamiento es interpretar las evidencias de acuerdo a nuestras propias ideas, prioridades y conveniencias. 

¿Por qué es importante que nuestros estudiantes lleguen a ser buenos pensadores? 

1. Porque quienes piensan bien, analizan, profundizan en los temas sometidos a su consideración y en las causas de  las circunstancias vitales en que se encuentran, tienen mayores oportunidades de éxito en la vida. Más aún hoy en que muchos empleadores buscan empleados con capacidades para investigar, evaluar y proyectar que sólo son alcanzables mediante el ejercicio del pensamiento. 

2. Pensar bien es desarrollar el pensamiento crítico, lo que ayuda a formarse opinión sobre los hechos públicos, sobre lo que ocurre en la sociedad en que nos desenvolvemos, lo que nos convierte en mejores ciudadanos, dotados de mayores posibilidades de aportar a dicha sociedad. 

3. Una tercera y última razón para enseñar a pensar bien es que, tal vez, el irracional comportamiento humano que nos ha llevado a un estado de cosas en que es necesario revertir tantos malos pensamientos (y luego acciones impulsadas por ellos), para recobrar la paz, los equilibrios ecológicos, etc., se deban a generaciones que no lograron comprender el  rumbo que estaban tomando las cosas. Si enseñamos a nuestros estudiantes a pensar bien, tal vez haya esperanza para este planeta. 

Sea cual sea la respuesta o la razón para la pregunta planteada, lo verdaderamente importante e ineludible es que los docentes sí debemos enseñar a pensar.

prof. Benedicto González Vargas

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