La pregunta respecto de ¿cómo se puede enseñar a pensar? ha
presidido la discusión académica sobre estos temas, no obstante, una
pregunta previa, fundamental e ineludible, no ha recibido por parte de
los investigadores, expertos o estudiosos en el área, casi ninguna
mención. Esta pregunta es ¿Por qué enseñar a pensar?
Cuando
le planteé esto a unos colegas, me quedaron mirando con cara de
sorpresa y terminaron diciéndome que era un respuesta obvia. ¡Hay que
enseñar a pensar para que nuestros niños aprendan! y otra: ¡Hay que
enseñar a pensar bien porque todos pensamos siempre! Esta
segunda respuesta me resultó motivadora.
En efecto, con o sin entrenamiento todos los seres humanos "desde que
tenemos uso de razón" pensamos. Cada vez que ejercitamos las habilidades
intelectuales superiores, tales como comparar, clasificar, ordenar,
inferir, analizar, sintetizar, etc., estamos pensando. Detrás de
nuestras analogías, juicios, argumentos y conclusiones, siempre hay un
pensamiento rector. Podría decirse que pensar es algo predeterminado e
ineludible, tanto como respirar.
En esta misma segunda respuesta encontramos una razón válida para
analizar esto de "enseñar a pensar", puesto que si todos pensamos
siempre, lo que se quiere decir con esta expresión es algo así como enseñar a pensar con mayor eficacia y eficiencia, esto es, en forma más creativa, más crítica, más profunda y más coherente.
El sólo hecho de pensar no nos exime de cometer errores, por ejemplo,
mucha gente hace cálculos y se equivoca; mucha gente usa analogías, pero
no siempre son pertinentes, mucha gente estructura argumentos, pero no
todos tienen la misma coherencia. No nos olvidemos que uno de los vicios
más recurrentes en cuestiones de pensamiento es interpretar las
evidencias de acuerdo a nuestras propias ideas, prioridades y
conveniencias.
¿Por qué es importante que nuestros estudiantes lleguen a ser buenos
pensadores?
1. Porque quienes piensan bien, analizan, profundizan en los temas
sometidos a su consideración y en las causas de las circunstancias
vitales en que se encuentran, tienen mayores oportunidades de éxito en
la vida. Más aún hoy en que muchos empleadores buscan empleados con
capacidades para investigar, evaluar y proyectar que sólo son
alcanzables mediante el ejercicio del pensamiento.
2. Pensar bien es desarrollar el pensamiento crítico, lo que ayuda a
formarse opinión sobre los hechos públicos, sobre lo que ocurre en la
sociedad en que nos desenvolvemos, lo que nos convierte en mejores
ciudadanos, dotados de mayores posibilidades de aportar a dicha
sociedad.
3. Una tercera y última razón para enseñar a pensar bien es que, tal
vez, el irracional comportamiento humano que nos ha llevado a un estado
de cosas en que es necesario revertir tantos malos pensamientos (y luego acciones impulsadas por ellos), para recobrar la paz,
los equilibrios ecológicos, etc., se deban a generaciones que no
lograron comprender el rumbo que estaban tomando las cosas. Si
enseñamos a nuestros estudiantes a pensar bien, tal vez haya esperanza
para este planeta.
Sea cual sea la respuesta o la razón para la pregunta planteada, lo
verdaderamente importante e ineludible es que los docentes sí debemos enseñar a pensar.
prof. Benedicto González Vargas
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