domingo, 13 de marzo de 2011

Creatividad y resistencia al cambio

Conversaba con mis estudiantes de Alfabetización Tecnológica de la Universidad San Sebastián, respecto de la importancia de la creatividad y de la resistencia que los cambios generan en las capas más tradicionales de la sociedad. Reflexionábamos también, en conjunto, respecto de cómo la escuela, como institución fundamental de las naciones, es per se una de las más tradicionales y reacias al cambio. Es más, varios de mis estudiantes creyeron haber escuchado en una de sus cátedras, que uno de los grandes desafíos de la educación moderna es...¡mantener las estructuras didácticas actuales y no dejarse seducir por los cambios tecnológicos! Bueno, de eso se trata una universidad, les dije, de que coexistan diversas posturas, que se manifieste la universalidad del pensamiento y que las opiniones se sostengan sobre argumentos que podamos analizar. Yo, como Uds. comprenderán, no puedo estar de acuerdo con la opinión señalada más arriba del colega de la otra asignatura, por eso paso a exponer algunas ideas (no mías, por cierto, encontradas por aquí y por allá sobre estos temas) y reflexiones sobre la resistencia al cambio.

 
Todas las personas tenemos la capacidad de ser creativas y lo somos en cierto grado, pero esa expresión de creatividad suele verse frenada por los entornos, especialmente laborales (aunque no exclusivamente). Aún recuerdo una vez que en el colegio donde trabajaba  hice una innovación metodológica, incorporando tecnología en el aula, hace unos siete años, y una colega me dijo: "No sigas con eso, porque nos van a obligar a hacerlo a todos". Ante ello, solo cabe una sonrisa amable y un mantenerse firme en las convicciones, pese a las presiones de todo tipo. Si los bloqueos son permanentes y la creatividad no consigue aflorar de ningún modo, estaremos ante una situación que puede frenar en forma total o parcial la creatividad por periodos que pueden llegar a ser muy extensos. Es lo que siento que hace la escuela con los estudiantes, los frena en sus expresiones creativas cuando éstas no son del agrado del docente a cargo. El año pasado, en mi clase de periodismo digital para octavos básicos, alumnos se quejaban que debían hacer sus disertaciones sobre estilos musicales y baile en papelógrafos a mano, teniendo miles de vídeos para ilustrar su presentación, fácilmente disponibles e incrustables en una presentación de power point...pero a la colega ¡No le gustan los computadores! Ante eso, lo único que podemos declarar es que se frena brutalmente la creatividad de los niños y muchas de las quejas que recibieron los estudiantes por trabajos poco creativos (y con ello notas más bajas), son totalmente endosables a las metodologías arcaicas implementadas en esa clase artística. 

Por supuesto que también hay bloqueos personales, tanto en el plano intelectual como en el afectivo y a veces ambas barreras, las personales y las institucionales, se mezclan siendo difícil separar unas de otras. Resulta evidente que toda innovación representa el cuestionamiento de respuestas consagradas y utilizadas durante mucho tiempo, por eso siempre habrá reacciones, hay posturas de signo contrario que se van a sentir amenazadas. Hay que decirlo claramente: La innovación creativa puede desatar un conflicto donde no lo había, pues pretende precísamente modificar una actitud, un uso, una costumbre, un método, que por reiterado resulta cómodo a quienes lo usan, aunque ya no esté a la altura de las necesidades colectivas. 

El prejuicio es una categoría intelectual difícil de romper, tiene componentes racionales, empíricos y afectivos muy fuertes. Representan una base de seguridad muy potente frente a la incertidumbre del cambio. Se basan en generalizaciones mentales sostenidas con argumentos que por separado son sólidos, pero que se encuentran a menudo invisiblemente mal relacionados. Es una suerte de autotrampa que genera el intelecto, aprovechándose de razonamientos válidos que se transforman en respuestas irracionales. El prejuicio resuelve el problema con anticipación, teniendo una base de información y experiencia  muy sólida, no se detiene a analizar el problema puntual y ahí está su mayor falla. Los seres humanos, dice el profesor Ricardo López, "tendemos a dar un orden a los hechos, que rápidamente se constituye en la única visión de la realidad. A continuación ese orden se va autoconfirmando mediante una atención selectiva" y agrega después:  "Fijada la realidad de un cierto modo, se buscan los mecanismos  y se movilizan los recursos para darle estabilidad y perpetuarla. Se autoconfirma continuamente con una cuidadosa selección e interpretación de los nuevos hechos". 

Por eso es necesario advertir siempre y cada vez que queremos desarrollar y estimular la creatividad, que ésta nace y se desarrolla en la tensión y el conflicto y a menudo los seguirá enfrentando una vez que el proceso creativo haya ya engendrado la respuesta o producto innovador. Si se triunfa en esa batalla final, lo curioso es que esa innovación tenderá a hacerse tan aceptada, como tradicional e inamovible para quienes tuvieron la osadía de implementarla. Ojalá que en nuestras escuelas y colegios no sigamos desperdiciando la creatividad de nuestros estudiantes. Ojalá que mis futuros colegas, que tienen la paciencia de asistir a mis clases, no sigan matando la creatividad de nuestros niños y jóvenes.  

prof. Benedicto González Vargas  

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