En el diario La Tercera,
de hoy 7 de enero, apareció una interesante entrevista al nuevo
ministro de educación chileno, donde se refiere a interesantes temas
como su postura frente al aborto, las prioridades en la agenda del
gobierno o incluso su voto por el no en el plebiscito. Para saber algo
más del nuevo ministro, reproduzco completa esta entrevista firmada por
la periodista Cony Stipicic:
Beyer en clave política: "Dejé de ser analista, pasé a ser soldado" En
su debut, el nuevo ministro de Educación tuvo que dar explicaciones por
decisiones anteriores a su llegada y guardar en un cajón su mirada de
analista. Aunque desde el CEP tuvo observaciones críticas sobre el
manejo de la crisis durante este año, Beyer cree que ahora el gobierno
se está desplegando bien. Aquí muestra las banderas de su gestión:
equidad y movilidad social.
por Cony Stipicic H., La Tercera, 7 de enero de 2012
¿Harald Beyer habla de régimen militar o de dictadura?
Yo hablo de dictadura.
¿No tiene dudas de que haya sido una dictadura la de Pinochet?
Yo creo que lo fue. Fue no democrática, impuesta por la
fuerza, se sostuvo en la fuerza. Tiene todos los elementos de una
dictadura.
¿Qué hacía usted en esos tiempos?
Era estudiante. Yo salí hacia el final del régimen militar de la universidad.
¿Y cómo votó en el plebiscito?
Voté que No, pero a última hora, lo reconozco.
¿Por qué?
Yo vengo de una familia con una tradición muy de derecha, que se sintió muy amenazada en tiempos de Allende
¿Y qué lo convenció?
La lectura, el análisis.
¿Cómo se instaló frente al proceso de transición?
Yo he estado siempre tratando de influir en políticas públicas,
eso marcó prácticamente toda mi vida. A poco de salir de la universidad
ya estaba en el CEP, y eso lo mantuve hasta ahora, por 24 años. Ahora
tengo que tratar de llevar adelante esas políticas públicas desde el
Ministerio de Educación.
¿Ahora es con guitarra?
Claro.
El nuevo ministro de Educación, Harald Beyer, gastó
cartuchos esta semana. La polémica por la decisión de reemplazar
"dictadura" por "régimen militar" en la redacción de los nuevos ejes
temáticos en que se basará el currículum escolar le significó ser
acusado hasta de cómplice de violaciones a los derechos humanos. El opta
por dar la explicación técnica, dejar en claro que se encontró con
hechos consumados y distanciarse de esta batalla porque, tiene claro, se
le vienen otras. Su aproximación al cargo se
basa en las dos grandes convicciones que se formó luego de su trabajo en
el CEP: que las buenas ideas hay que empujarlas y que la desconfianza y
la fácil crispación requieren mucha mediación social. "Pasa
por reconocer la importancia de discutir, de confrontar puntos de
vista, de tratar de entender al otro. Esa es la contribución que espero
yo hacer", declara.
¿Confía en que hay espacio para las buenas ideas en medio de tanta presión social?
De las encuestas del CEP (las que por años estuvo a cargo de
analizar y divulgar) rescato la sensatez de la opinión pública. En la
última, por ejemplo, la gente reserva la gratuidad solamente para los
que tienen menos recursos. Y eso indica que hay oportunidades para
tratar de explicar y convencer. Además, yo valoro al mundo político, a
pesar de que es muy castigado. Es mejor de lo que creemos. Creo que
viene un ciclo de alza, y eso me hace ser relativamente optimista.
¿Cuál es su percepción del ánimo de la sociedad?
Mi interpretación es que esta es una sociedad que está
relativamente contenta y satisfecha con lo que ha logrado, pero está muy
descontenta con el vacío de liderazgo, siente que la elite en general
no responde a sus demandas. Hay un horizonte que la población no ve
claro y eso genera descontento hacia las clases dirigentes.
¿Y de quién es la responsabilidad de mostrar ese horizonte?
Esto es una responsabilidad de la elite, el gobierno es parte de
eso y tiene que ser activo, y veo que está desplegándose con mucha
fuerza durante los últimos meses. Y veo también en la oposición el mismo
esfuerzo, más allá de las diferencias. De nuevo los actores políticos
se están poniendo al día, estuvieron viviendo una etapa de adolescencia
durante 2011, pero empezaron a madurar.
Antes de sentarse en este escritorio usted manifestó
opiniones críticas sobre la forma en que el gobierno estaba haciendo las
cosas y respecto del actuar del propio Presidente?
En mi impresión, el gobierno se está desplegando de una forma
distinta. Ahora, yo dejé de ser un analista y pasé a ser un soldado.
¿Le pareció pertinente la decisión de Felipe Bulnes de renunciar y darle el pase a un experto en Educación?
Bueno, uno siempre tiene dudas. Yo tengo mucho aprecio por
Felipe, creo que fue un muy buen ministro y personalmente, me pareció
que su salida era un error, en el sentido de que había hecho un gran
esfuerzo, había desplegado una agenda y tenía la oportunidad de
cosechar. Pero siento que su actitud ha sido de generosidad.
¿Puso condiciones de autonomía para representar al
Presidente, a quien usted mismo criticó antes por ser "un capitán
demasiado encima de su tripulación"?
Hasta ahora, yo no he sentido esa
presión, y él me ha transmitido que los buenos proyectos siempre van a
tener buena recepción en su oficina. Y eso me parece que es una actitud
justa y es la que debe de tener un Presidente.
¿Definió el sello de su gestión?
Somos una sociedad muy desigual, con falta de oportunidades y sin
movilidad social. Yo mismo soy la primera generación universitaria: mi
padre es alemán y ni siquiera terminó la educación secundaria; mi madre
es profesora normalista. Yo podría haberme quedado atrás, pero tuve la
suerte de tener una beca en un buen colegio y entrar a una universidad.
Hay que hacer un esfuerzo muy grande para producir movilidad social y
generar oportunidades. Ese es el sello que quiero darle a mi gestión.
Aparte de la Educación, ¿qué otros temas derivan de la demanda por mayor equidad? ¿Las reformas política y tributaria?
Yo creo que el debate se mueve demasiado rápido en torno a
instrumentos. O sea, la reforma tributaria es un instrumento para algo.
Lo que yo no veo son proyectos claros a financiar en el debate, que
todavía es muy abstracto y busca fijar banderas.
¿Qué justificaría una reforma tributaria?
Políticas que contribuyan a calidad y equidad, y tal vez a
generar algunos bienes públicos. Pero creo que no debe ponerse la
reforma tributaria por delante, sino el para qué.
¿Ve instalada como demanda la reforma al sistema político?
Sí, yo creo que ahí se requiere una reforma profunda. Uno de los
problemas -y de eso se habla poco- es que los partidos están muy
cerrados a la ciudadanía. No hay debates internos ni participación, como
se observa en los partidos alemanes o españoles, donde los líderes van a
hablar con sus representados. Eso puede ser mucho más importante para
la solución del problema de representatividad que el cambio del
binominal. Ahora, yo he escrito sobre eso y no voy a negarlo: prefiero
un sistema mixto, que combine uninominal con proporcional, porque mezcla
tres objetivos: competencia, estabilidad y posibilidades a los partidos
emergentes.
¿El gobierno debiera embarcarse en estos tres ejes: educación, tributaria y política?
Está embarcado en educación. Personalmente, creo que la decisión
del gobierno tiene que depender de la factibilidad de llevar adelante
esas cosas. Estos gobiernos de cuatro años, sin posibilidad de
reelección, tienen que elegir sus políticas en función de la posibilidad
real de hacer una diferencia.
O sea, ¿no hay que precipitarse con todo a la vez?
No hay que precipitarse, tiene que ser factible y bien hecho. Yo
creo que eso caracteriza a los gobiernos que permanecen en el recuerdo.
Pero el gobierno parece querer entrar en esas peleas. ¿Hay ansiedad?
No, no creo. Se están tendiendo puentes, viendo cuáles son las posibilidades, tanto en el oficialismo como en la oposición.
Usted es un liberal. ¿Se siente cómodo frente a los partidos de la Coalición, donde se impone una lógica más conservadora?
Pero también hay momentos. El gobierno logró enviar el Acuerdo de
Vida en Pareja, que me parece un reconocimiento claro que por primera
vez se hace en Chile de que no solamente hay parejas heterosexuales. Es
un paso importante.
Pero insuficiente, según lo que usted mismo escribió?
Sí. Yo soy partidario del matrimonio igualitario, pero entiendo
que esa es una idea que tiene que defenderse y avanzar. En las
sociedades hay una cierta competencia por ideas y lo importante es crear
las condiciones para que ésta fluya adecuadamente. Y uno no puede
pretender ganarlas todas. Eso tiene algo de intolerancia.
¿Qué tema relevante para un liberal como usted está ausente de la agenda?
Hay temas que desaparecen del debate y cuesta mucho instalarlos,
pero entiendo que cada cosa tiene su momento. Siempre la aspiración por
mayor libertad, por mayor autonomía es algo gradual, no viene de golpe.
¿Cómo enfrentará el tema del aborto, por ejemplo, en el contexto de los embarazos adolescentes?
Hay una combinación de políticas y tal vez hay que desarrollar
unas más que otras. Existen algunas evidencias que muestran que el
problema no es solamente desconocimiento de métodos anticonceptivos,
sino también falta de proyección de muchas mujeres jóvenes que viven en
ambientes desventajados, para quienes el embarazo es una forma de
proyección. Ahí hay que trabajar con otro tipo de políticas, más
integrales. Lo mismo pasa con temas como prevención de la delincuencia:
hoy día, niños muy chicos están entrando a la delincuencia y hay que
detectarlos y darles un apoyo mucho más sistemático. Nuestra estructura
gubernamental es muy mala para eso. Respecto del aborto en particular,
yo creo que es un tema al que el país le tiene mucho rechazo. Pero se
tiene que discutir...
¿Cuál es su posición?
A mí me cuesta pensar que a la mujer se le pueda prohibir la
posibilidad de abortar. No tengo una posición definida. Es un tema muy
complejo. Pero me cuesta pensar en la efectividad de esa prohibición.
Hasta aquí esta entrevista que, sin duda, da cuenta de la mirada de
este nuevo ministro que es mucho más compleja que las caricaturas que
han circulado desde quienes solo se alinean desde las posiciones
políticas.
Como podemos apreciar, una entrevista muy interesante.
prof Benedicto González Vargas
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