En el número 1 de 2016 de la estupenda revista Educar nos mueve, aparece un interesante artículo de la escritora chilena Ana María Güiraldes, que publico in extenso para que lo leamos, lo compartamos y lo comentemos.
"De niña me contaban muchísimas historias. Era la forma de entretenernos. Mi abuela era un hada llamada Aurora que con la frase 'había una vez' abría puertas hacia mundos encantados. Y la tradición continuó. Mi ciruelo es una historia que yo contaba en los colegios y que luego publiqué con SM
Supe tarde que quería dedicarme al mundo de la escritura, cuando ya estaba sumergida en ese mundo. Era algo natural en mí, como respirar, no me daba cuenta de que escribía: tenía pololos y escribía; tenía hijos y escribía. La escritura y yo éramos una unidad.
Para que una obra sea buena, debe existir un todo estético, o sea, un equilibrio entre el fondo y la forma. Pero, personalmente pienso que la forma es la que caracteriza al buen escritor: el cómo escribes lo que escribes. Y, por otro lado, pienso que de esa obra debe emerger un personaje potente que haga inolvidable lo leído.
Si quiero escribir un cuento no pienso mucho en qué va a pasar. Parto con una imagen en mi cabeza . Por ejemplo en Un embrujo de siglos, partí con la imagen de una mujer flaca que me miraba con una tristeza atroz, de repente sonrió y le faltaba un diente. Yo dije "este es un personaje", entonces empecé a escribirlo y recién en la página 68 descubrí por qué le faltaba el diente.
Cuando comienzo a escribir una historia no conozco su final. Si lo sé, me aburro. Yo voy siguiendo la historia y de repente, aparece el final y sé lo que ocurrirá. Entonces me detengo, vuelvo hacia atrás y empiezo a dar indicios de lo que va a pasar.
No me gustan los personajes perfectos. Me gusta que sean un poco ridículos, y no hay nada más ridículo que una ratona que se cree regia. Las ratonas de mis historias se creen estupendas, de piernas flacas. Yo me río mucho de mí misma. Me ridiculizo mucho ante mis hijos. Entonces me identifico con las ratonas, que son mis personajes más ridículos, y lo hago a propósito.
Para mí no existe tema sin personaje. Quién hace lo que hace es súper importante para mí. Me gusta mucho el género fantástico, el pasmo que se produce ante lo extraordinario que después se convierte en ordinario, me gusta mucho. El realismo puro me da un poquito de lata. El realismo tiene que tener una ruptura. Me gusta lo fantástico, por eso lo que estoy creando tiene un espaciamiento temporal que no alcanza a ser ciencia ficción, pero que es un cambio temporal y que la nueva vida sea un reflejo de aquella antigua, pero de otra manera.
Pienso que en la literatura infantil y juvenil el tema tabú es aquel que no les interesa a los lectores. El aburrimiento debe ser tabú. En la Literatura Infantil y Juvenil cualquier tema se puede tratar, hasta los que están en pecado mortal, si está bien escrito. La característica principal de la literatura es entretener escribiendo bien. Porque también puedes entretener contando algo de sobremesa, pero eso no te convierte en escritor. Sin embargo, el cómo escribes lo que escribes es lo que hace la diferencia.
Hay algunas anécdotas dignas de contar. Un hijo mío obtuvo una mala nota en la prueba de un libro que tenía que leer. ¡Y el libro era mío! Lo había leído a la rápida. Otra: un niño muy serio me dij que me había equivocado en una parte de un libro. Me explicó y tenía razón. ¡Hasta colorada me puse!
jamás releo mis libros. Me da pavor. Cuando recién recibo un libro mío digo '¡Qué linda está la portada!, y se guarda y no lo vuelvo leer.
Como puede apreciarse este texto a muchas luces sobre las ideas estéticas, el método y la prática de escritura de esa importante creadora de literatura infantil y juvenil chilena.
prof. Benedicto González Vargas
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