Yady Campo es una talentosa
e interesante escritora venezolana afincada en Chile desde hace ya casi dos
años, donde ejerce su profesión de docente en Lenguaje y Comunicación; además
posee el grado de Magister en Literatura Latinoamericana y del Caribe, obtenido
en Venezuela, en la Universidad de Los Andes en 2014. Nacida en la bella ciudad
de San Cristóbal, durante su carrera literaria ha recibido importantes premios
que avalan la calidad de su obra, como el Premio Mayor de las Artes y de las
Letras (Caracas, 2006) con su libro Cuentos de caminos y más recientemente
su novela Nubes negras sobre Bianchi se acaba de alzar con
el primer lugar –entre más de 500 participantes– en el 15° certamen
Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano (México), respecto de este
reciente galardón, el jurado destacó “la narrativa femenina y el tono ágil e
irreverente que manifiesta”. Aparte de estos primeros lugares, Yady, además, ha
obtenido una gran cantidad de menciones honrosas y ha sido finalista en
diversos certámenes.
Con dos libros publicados, Cuentos
de caminos (El perro y la rana, 2006) y Thanatos Agency y otros cuentos
insensatos (Táchira, 2008) así
como una amplia lista de proyectos por publicar, entre libros inéditos y en creación, distraemos a Yady de
sus tareas docentes para saber un poco más de su obra y sus expectativas en el
mundo de la literatura.
En primer término, felicitaciones por el premio alcanzado con Nubes negras sobre Bianchi, cómo
caracterizas esta novela, ¿cuáles son sus tópicos, qué buscas compartir a
través de sus páginas?
Nubes es una novela corta. Muy corta. No obstante, creo que conjuga los
elementos necesarios para gustarle a los lectores: humor, paranoia y ridiculez.
Trata de una joven estudiante de Sexología que se obsesiona con la idea de que
su jefe (un prestigioso psiquiatra que hasta sale en TV) es un asesino serial.
Su plus viene de la originalidad del personaje, pues, a pesar de ser una
médico, María del Carmen es provinciana y, por tanto, en muchos aspectos
ingenua, miedosa, soñadora y luchadora. Es de ese tipo de protagonistas
híbridas que espero les encante.
¿Cómo defines tus influencias literarias? ¿Qué autores forman parte
consciente de dichas influencias y cómo o en qué incide cada uno?
Yo estudié Literatura Latinoamericana y del Caribe así que mi bagaje
pasa por muchos terruños, incluyendo aquellos que han sido históricamente
excluidos del canon. Con todo y eso, te puedo asegurar que sin duda alguna a
quien más he seguido desde joven es al colombiano García Márquez, por lo que su
influencia en mi percepción literaria es fundamental. No obstante, no puedo
garantizar que su huella se perciba en mis escritos; trato de leer de todo un
poco. En mis más recientes producciones intento mezclar temas de la cultura
pop: series de TV, música y hasta jugadores de fútbol que, aunque sé muy bien
pasarán de moda, garanticen una lectura amena y divertida. Mis lecturas pueden
ir desde un clásico como Vargas Llosa o Rulfo hasta una novedad literaria como
la chilena Camila Gutiérrez.
En tu opinión, ¿la literatura debe tener un compromiso social o
solamente debe comprometerse con la calidad estética?
Debe, por sobre todas las cosas, respetar la calidad estética. Si la
obra en sí misma deja entrever situaciones complejas de la realidad política de
un país debe ser por la necesidad de crear un ambiente verosímil. Yo por
ejemplo en Nubes incluyo dos crímenes de trans, necesarios para la trama, pero
nunca con la intención de defender o reivindicar a la comunidad LGTB. Si logro
al menos sensibilizar a los lectores sobre cómo este tipo de crímenes suelen
quedar sin resolver, me sentiré feliz, pero no es el objeto por el cual escribí
la novela. Tampoco quise reflejar la grave crisis económica, política, social y
hasta moral que vive mi país y sin embargo se ve, sale, se percibe en las
páginas de la obra.
Sobre lo mismo, cómo ves la situación política, social, económica y de
convivencia en tu país y, ¿crees que hay salida para la crisis actual?
Yo la veo muy compleja. Tanto, que no creo que haya una salida a corto
plazo. De hecho, a veces estoy tan nostálgica por la crisis de Venezuela que
asumo la peor de las posturas: resignación. No veo ninguna salida. Es tan
triste nuestra realidad y tan devastadora que me vislumbro como inmigrante el
resto de mi vida.
¿Siques en contacto con aquellos colectivos artístico-culturales con los
que participabas en Venezuela?
Sí. Gracias a los medios de comunicación y las redes sociales mantengo
contacto con mis grupos literarios. Incluso con aquellos que, al igual a mí, ya
no viven en Venezuela. De hecho, Nubes pasó primero por las manos de mis
queridos amigos escritores tachirenses David Colina Gómez y Moisés Cárdenas
(este último radicado en Córdoba-Argentina). Ambos se tomaron el tiempo para leer
el primer boceto y me dieron sugerencias valiosísimas. Claro que ya no es igual porque la distancia
afecta ese contacto directo, constante y continuo que teníamos. Encima, han
aparecido personas que a pesar de no estar plenamente vinculados al mundo
literario chileno me han dado aportes incalculables como por ejemplo el
periodista Rodrigo Quintana Ortega, a quien debo ese giro final tan interesante
que tiene Nubes ahora.
¿Cómo se sostiene actualmente la acción y la actividad cultural en tu
país?
Creo que se mantiene por la tenacidad de sus integrantes. Por ejemplo mi
Peña Manuel Felipe Rugeles se reúne más temprano. En vez de hacerlo a las siete
de la noche como lo hizo por más de 40 años, ahora sus encuentros se llevan a
las cinco de la tarde dados los problemas de transporte que padece la ciudad de
San Cristóbal. En cuanto a publicación y difusión, han bajado sustancialmente y
sólo quedan las vías digitales y los concursos. En todo caso, ninguno deja de
escribir y mantienen la misma constancia, empeño y dedicación que el oficio
requiere.
Llevas casi dos años en Chile, ¿cómo se maneja la nostalgia por la
ausencia de la familia, de la tierra,
los lugares y los recuerdos acumulados en el desarrollo de tu vida?
Es muy rudo. Estar lejos de tu familia es muy fuerte. Pero creo que me
ha permitido crecer en muchos aspectos. Si me pusieran a elegir volvería a
pasar por este trance con todo lo que ello implica. Lo que no te mata, te
fortalece y hoy sin lugar a dudas: soy mejor que ayer.
¿De alguna manera esta suerte de exilio voluntario, aparte de fortalecer
el espíritu, sientes que te ha ampliado en algún aspecto tu percepción o tu
oficio literario?
Sí, me ha ayudado mucho. Me ha obligado a enfocarme en crecer. Ya no veo
el mundo desde mi pequeña comarca, sino desde una ventana más amplia. Santiago,
como toda ciudad capital, es un gran estímulo para un escritor de provincia como
yo. Espero que esto se vea reflejado en mis próximas publicaciones.
¿Cómo te ha tratado la crítica literaria en Venezuela?
Mira mi obra es muy poco conocida. Yo vengo de una ciudad del interior y
la crítica literaria es céntrica, enfocada básicamente en lo que se publique en
Caracas, en editoriales grandes y prestigiosas. Así que mis dos primeros libros
han pasado desapercibidos. No he tenido la fortuna de que los especialistas en
el área le den una miradita a mis escritos dada las dificultades para difundir
la obra. Espero que con este premio lo hagan. Sería maravilloso.
Tu profesión docente, como profesora de Lengua y Literatura, sirve de
ayuda; es más bien una dificultad a la hora de escribir o son carriles
completamente separados?
Es un ayuda por cuánto puedes re- leer a tus autores favoritos. Si bien
los jóvenes de hoy se muestran cada vez menos interesados en la literatura, yo
aprovecho los espacios pedagógicos para intentar al menos leerles en voz alta
mis poemas predilectos por ejemplo. Y al hacerlo mi trabajo se nutre. Ahora bien,
tampoco puedo negar que como la docencia consume tanto tiempo en planificar,
corregir trabajos y dar clases, creo que si pudiera me dedicaría única y
exclusivamente a escribir. Es lo que de verdad me apasiona, pero no puedo
hacerlo porque con mis escritos no pago las cuentas (al menos no todavía ja
ja).
Ahondando un poco en tu tarea docente, ¿cómo has visto la educación
chilena? ¿Cómo te han tratado tus colegas?
Actualmente me desempeño en el Colegio Monte Olivo, de Puente Alto y la
verdad es que han sido maravillosos conmigo. Desde mis jefes hasta mis
apoderados. Yo no puedo quejarme de nada. Si acaso del miedo que me produce
quedarme sin empleo, pues tristemente hay inestabilidad laboral en el gremio y
en diciembre suelen despedir a mucha gente, como me ocurrió el año pasado en
otra institución que decidió cerrar y me obligó a pasar mi primer verano acá
buscando empleo. Sinceramente me asusta volverlo a vivir. Claro, te estoy
respondiendo desde mi experiencia personal pues también sé de casos en los cuales
un maestro se casa con su institución y dura allí treinta años. Amanecerá y
veremos dice mi mamá ji ji.
Volviendo al oficio literario, ¿te has vinculado a colectivos literarios
en Chile? ¿Participas en la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), por ejemplo?
No, a ninguno. Fui a una charla sobre Tolkien en la biblioteca de parque
Bustamante y escuché una conferencia de la escritora Ana María Machado en la
Católica y ya. Es lo más cerca que he estado del mundo literario en Santiago.
Creo que ha sido más por descuido pues me he enfocado en trabajar y trabajar
dejando de lado este importante aspecto. Y mira que en Venezuela estaba metida
en todo: grupos literarios, talleres, una Peña, recitales, ferias de libros, en
fin.
Además de docente y escritora, has incursionado como columnista y
crítica literaria. ¿Sientes también inclinación a juzgar la obra de otros
escritores o tu inquietud va, más bien, por compartir tu opinión?
Mira, yo estoy formada académicamente para ejercer la crítica literaria,
no obstante lo hago muy poco porque es un oficio que exige de mucho tiempo y
rigurosidad. Por eso he preferido la mayoría de las veces el trabajo de columnista,
pues dar opiniones es muy rico. En mi caso yo mantuve por tres años la columna
De Reojo en Diario de Los Andes y mi foco era animar la lectura. Básicamente
instar a mis colegas maestros a leerles a los niños, aún cuando estuvieran
grandes y leyeran por sí solos. Aproveché también para abordar cine sin grandes
pretensiones de crítica literaria o crítica de cine. Me gustó mucho sí. Aunque
en la actualidad no lo hago porque cada vez tengo menos tiempo. Si se me diera
el caso, volvería a escribir sobre promoción de lectura. Es lo que más me
gusta.
¿Cuándo podremos conocer en Chile tu novela ganadora y en qué proyecto
literario estás trabajando ahora?
La UAEM la pondrá en su repositorio en línea muy pronto. La editora está
trabajando en eso. De todos modos, y a pesar de que esté pasado de moda, podrán
leer algunos textos míos en www.yadycampo.blogspot.com
Y estoy enfocada en pulir una novela y un libro de cuentos. Aprovecharé
las vacaciones de invierno.
A propósito de tu blog, que tengo el gusto de seguir, hay publicaciones
de los dos últimos años (2017-2018) y de seis años atrás (2012), a qué se deben
esos cinco años de silencio en la blogósfera?
Me mudé a Caracas y eso trastocó mi vida. Me enfoqué en no dejarme
arrollar por la gran ciudad y sus complejidades. Además, los fragmentos de
Nubes, por ejemplo, tuve que eliminarlos del blog para poder ponerla a
concursar. De esta suerte, sí publiqué lo que iba haciendo, pero tenía que
sacarlo de la blogósfera para poder participar en concursos literarios. En todo
caso, también es cierto que los blogs han perdido impulso. Puede ser por eso
que he disminuido considerablemente mi deseo de publicar en él.
Finalmente, aparte de los textos que compartes en tu blog, ¿cómo pueden
nuestros lectores acceder a tus dos libros ya publicados?
Mira, el tiraje de Cuentos de caminos fue modesto, por lo que ni yo
tengo manera de conseguir un ejemplar. Thanatos fue peor porque su primera
edición quedó horrorosa y la segunda, mucho más bonita y decente, se quedó en
imprenta.
La única forma sería que los editaran digitalmente, pero lo veo difícil.
Hay una editorial emblemática en el Táchira llamada Biblioteca de
Autores y Temas Tachirenses (BATT) creada por el expresidente de Venezuela,
Ramón J. Velásquez, y que es la más transcendental e importante. Espero poder
concretar la publicación de mi obra entera allí. Sería genial. Su presidente
editor ya me pidió una compilación de mis tres libros y un prólogo que los
analice en conjunto.
Reunir los textos está fácil. Hallar al crítico que lo prologue es lo
complejo ja ja.
Quedará esperar. La paciencia es la virtud de los sabios (creo, ja ja)
Dejamos a Yady disfrutando
de un fin de semana largo en la capital chilena, donde es feriado la fiesta de
San Pedro y San Pablo, día libre que aprovecha para revisar sus proyectos
literarios y preparar las clases para los afortunados alumnos puentealtinos que
la tienen como su profesora de Lenguaje.
Ciertamente, Yady seguirá
ligada a sus dos amores: la literatura y la profesión docente y espero que
tanto las editoriales, como el pequeño círculo literario chileno le abran sus
puertas para beneficiarse de su talento.
prof. Benedicto González Vargas
Gracias por pinchar la publicidad en este blog
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