viernes, 27 de marzo de 2020

Rodolfo Kusch, enamorado de la barbarie

Hay temas que, cada cierto tiempo ofrecen polémicas que no son demasiado estridentes, pero si muy permanentes en los círculos que habitan y en los que transcurren. Una de ellas es determinar si existe un "pensamiento latinoamericano" surgido de las raíces de nuestros pueblos o si esto que es conocido en el mundo como América Latina es hija -reconocida o no- de Occidente, si es verdaderamente parte de la cultura occidental o es una realidad distinta que no ha sido reconocida como tal por el mundo.

Michel Maffesoli, el filósofo francés, sostenía que "en Latinoamérica los intelectuales están marcados por los esquemas europeos". Evidentemente él no conocía a Rodolfo Kusch, pero son pocos en nuestro continente quienes lo conocen y de esos pocos, son muchos los que niegan o rebaten sus postulados.

Nacido en Buenos Aires en 1922, profesor de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y luego de la Universidad de Salta, Kusch es autor de una amplia obra que va desde la Literatura a la Filosofía, pasando también por el periodismo, pues escribió muchos artículos entre los que destacan otros dos temas preferentes: la estética y el tango. Sin embargo, enfrentó una vida académica compleja, pues sus ideas fueron negadas, refutadas y repudiadas por sus colegas, incluso fue expulsado de la Universidad de Salta por razones en que se mezclaba la política con la incomprensión de su trabajo académico.

Convencido de que su misión era investigar las costumbres del auténtico hombre americano, aún sin trabajo, en 1976 se instaló en un poblado rural en la provincia de Jujuy, para subsistir vendía sandwichs en la estación de trenes o comerciaba con toda suerte de cosas por las calles polvorientas del pueblo. Realizaba esos oficios con la doble intención de obtener recursos para subsistir y conocer más de cerca "a esos hombres pequeños, sucios y tiernos, vencedores del tiempo, hombres de heridas ancestrales, de coplas y de bagualas desgarradas". Solo tres años alcanzó a estar allí, en 1979 fue trasladado gravemente enfermo a Buenos Aires, donde falleció a los 55 años el 30 de septiembre de 1979. 

Indudablemente el pensamiento de Kusch fue capaz de trascender los cánones académicos para encontrar la verdad de la cultura latinoamericana en las raíces del pueblo profundo, validando y relevando las culturas originarias y el mestizaje, y poniendo esos entornos culturales al mismo nivel que la cultura europea. 

Actualmente, la obra de Kusch ha adquirido gran relevancia y se van multiplicando los estudios y las reimpresiones de su obra. En 1989, el Congreso de Argentina lo reconoció postumamente como "... uno de los pensadores más importantes no sólo de la Argentina sino de América, considerado por algunos un "maldito" más, de esos que pueblan nuestra historia y cultura, y por ello silenciado y negado por los cenáculos de la cultura oficial ...". En la Academia, la misma que lo ridiculizó en su época, se revaloriza su obra, la que se asienta en dos grandes pilares: una mirada de análisis filosófico de la cultura incaica y una crítica severa y contundente al racionalismo occidental europeo.

La filósofa Dina Picotti, doctora en Filosofía por la Universidad de Munich, ha definido a Kusch como un filósofo que, frente a la lógica del ser, propia de la cultura occidental, opone una lógica del "estar siendo", una suerte de enfrentar lo permanente (el ser europeo), con lo provisorio (el estar siendo americano), lo que habla de construcción y búsqueda, pero con identidad propia.

Entre las investigaciones de Kusch se encuentra el haber reparado en que en las lenguas originarias quechua y aymara se hace la diferencia entre ser y estar -que no hacen las lenguas anglosajonas- y que las palabras, en general, en los idiomas de nuestros pueblos americanos -permítanme incluir el mapudungún- pueden significar distintas cosas según el contexto, lo que enriquece el lenguaje desde una perspectiva subjetiva tan distante del pretendido objetivismo occidental.

La filosofía kuschiana fue capaz de hundir sus raíces en la mitología americana donde, pese a los esfuerzos de los españoles por encontrar similitudes entre el dios europeo y el de las diferentes culturas indígenas, la verdad es que, según nos señala Kusch, el dios europeo es eterno, pero estático, en cambio al dios incaico, él lo reconoce como eterno, pero en constante crecimiento.

En su obra fundamental, América profunda, desarrolla un análisis de las ciudades donde acuña el concepto de patio de los objetos, dice así: "Todo lo que se fue creando corresponde a un solo aspecto de la vida humana, aquel que se desempeñaba en la ciudad y por eso la ciudad se fue convirtiendo en un patio de los objetos. Con todo esto, el hombre pierde la prolongación umbilical con la piedra y el árbol. Ha creado algo que suple al árbol, pero que no es el árbol. Como simple sujeto lógico que examina objetos y los crea, quiero ser un hombre puro, pero no es más que medio hombre, porque ha perdido su raíz vital y, entonces, suple la ira de Dios por su propia ira".

Claramente el autor plantea la antigua dicotomía entre civilización y barbarie. Los conquistadores se consideraban así mismos la civilización y otorgar a los conquistados el rol de la barbarie los autorizaba a todo tipo de acciones supuestamente civilizadoras que destruían todo lo que representaba a dicha cultura de la barbarie. Así, entonces,los blancos eran la civilización, los indios la barbarie, lo sucio, lo impuro.

En su libro La seducción de la barbarie ya, desde el título, nos plantea un desafío notable pues intenta demostrar que lo civilizado es en realidad lo indígena y que la barbarie vino de Europa. Ya han pasado poco más de cuarenta años de la muerte de Kusch, su obra sigue siendo causa de discusión, pero también es cierto que hoy se lo valora mucho más que antes porque, en definitiva, también se está revalorizando el aporte de las civilizaciones originarias, su cultura, su visión de mundo y en esa mirada americanista o, mejor dicho, indigenista, Rodolfo Kusch fue el pionero y hoy es el estandarte.

Bibliografía de Rodolfo Kusch:

La seducción de la barbarie (1953)
La muerte del Chacho (teatro, 1960)
La leyenda de Juan Moreira (teatro, 1960)
América profunda (1962)
Indios,porteños y dioses (1966)
De la mala vida porteña (1966)
El pensamiento indígena y popular en América (1971)
La negación del pensamiento popular (1975)
Geocultura del hombre americano (1976)
Esbozo de una antropología filosófica americana (1978)


prof. Benedicto González Vargas 

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