lunes, 22 de octubre de 2007

El cantante, de Xavier Giannolli

Hubo un tiempo en que se pensaba que si en una película francesa no actúa Gerard Depardieu, esa película no es francesa. Así de relevante es para el cine francés este gran actor que ahora vemos como un cantante venido a menos en el otoño, casi invierno, de sus días.

Indudablemente el título francés, es mucho mejor que el que le dio la distribución en español: Canción de Amor

El filme se ambienta en Clermont Ferrand, ciudad del centro de Francia, donde se va a presentar la Orquesta de Alain Moreau, cantante que pudo haber sido mucho más famoso y exitoso, tal vez haber llegado a ser un clásico al estilo de Chevalier o Aznavour, pero equivocó el camino, según él mismo cuenta en la película, arrepintiéndose de no haber querido actuar en los clubes Mediterraneé. Ahora, que debe teñirse las canas y actuar en asilos de ancianos, sigue con la pasión de siempre, pero sabiendo que pudo haber llegado mucho más lejos. Sin embargo, pese a todo, es una especie de ídolo local y eso compensa en parte los sueños frustrados.

Una vida tranquila, sin mayores sobresaltos, autoeditando sus propios discos con portadas clásicas, todo cambia cuando conoce a Marion, agente inmobiliaria de la mitad de su edad, madre separada, bella, encantadora y con la que comparte una cierta química que no desaprovechará, aunque ella no lo hará fácil al principio. El atractivo sexual que hay entre ambos irá generando un amor verdadero que, incluso, puede decirse, llega a transformarse en platónico.

El universo social se completa con la presencia de Michélle, ex esposa de Alain, que es también su agente y con el mejor amigo de éste, Bruno, gracias a quien conoce a Marion.

Catalogada por parte de la crítica como una bella y romántica película, es una obra de arte cuya estética y profundidad de sentimientos, emociona; pero quien vaya por mucha acción, giros inesperados o escenas subidas de tono, seguramente se dormirá antes de la mitad de la película.

En definitiva, una película para amantes del buen cine, reposado y profundo.

prof. Benedicto González Vargas

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