Una gran narradora nacional

En esta semana será entregada a las librerías Montaña Adentro, obra de una escritora muy joven, pero cuyas cualidades podrían despertar con justicia la envidia de más de un viejo...o de una vieja..." Esta singular reseña apareció publicada en la página literaria del diario La Nación del 6 de diciembre de 1923 y se refería a la aparición del primer libro de esa gran escritora chillaneja que fue Marta Brunet, Premio Nacional de Literatura 1961. 

Fue luego de la publicación de esa obra que todos se preguntaban quién era la joven narradora. Críticos hubo, incluso, que pensaron que se trataba del pseudónimo de alguien consagrado. Marta Brunet nació y creció en un hogar feliz. Fue una niña muy cuidada y mimada que tuvo institutriz y profesores particulares. Vivió su niñez y juventud en una amplia casona rodeada de árboles en la que tenía de todo: juguetes, libros selectos y maravillosos. ¿De dónde sacó la jovencita bien ese conocimiento tan profundo de los personajes populares? Alguna vez ella misma contestó: Mis primeros años de mujer que escribe la vida rural chilena me valieron el asombro de la crítica y el escandalizado comentario de mi medio provinciano. Nadie entendía el conocimiento de la muchacha que yo era, en decires montañeses, en pasiones primarias y en una cruda realidad puesta en manifiesto sin ambages". 

Pero su mundo de tranquilidad se quebró con la enfermedad de su padre y debió endurecerse, cuidar las cosechas, trabajar, pero sin dejar de escribir, escribir siempre y hablarle con sus relatos a los niños y adentrarse en las costumbres de su pueblo. 

Fue una escritora de éxito, aceptada de inmediato en los cerrados círculos literarios santiaguinos por su esmerada educación y por su indiscutido talento. ¡Cómo olvidar hoy a esos personajes extraordinarios, a esas mujeres inigualables que delineó con su pluma: Tía Lalito, Doña Tato, Misiá Marianita, Doña Santitos, Maclivia, Eufrasia, Cata! Es que, según Alone, la "literatura femenina chilena empieza existir seriamente en Chile con iguales derechos cuando aparece Montaña Adentro. No olvidemos que, salvo Gabriela Mistral (que ya había ganado el Premio Nobel), fue la única mujer en alcanzar el Nacional de Literatura en los primeros treinta años de existencia de dicho galardón. 

Entre la lucha contra la ceguera -que finalmente la venció- y su pasión por escribir y leer, publicó además: Bestia dañina (1926), Bienvenido (1929), María Rosa, flor de Quillén (1929), Reloj de sol (1930), Humo hacia el sur (1946), Raíz del Sueño (1949), María Nadie (1957) y muchas obras para niños entre las que destacan sus recordados Cuentos para Marisol. Esta notable escritora, que había nacido en Chillán en 1901, dejó de existir en Montevideo en octubre de 1957. Pero su obra literaria, hermosa y llena de lo nuestro, es imperecedera

prof. Benedicto González Vargas

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