Escritor brillante, su pluma fue capaz de alcanzar
alturas insospechadas, Eduardo Barrios, Premio Nacional de Literatura 1946, fue
uno de esos pocos elegidos que logró plasmar en una obra de arte todo el bagaje
espiritual de su pueblo.
Nacido en Valparaíso en 1884, fue educado en Lima,
volviendo a Chile a los quince años. A su regreso ingresó a la Escuela Militar,
pero abandonó la carrera de las armas. Por aquellos días, para mantenerse,
desempeñó diversos oficios y actividades, fue comerciante, minero, atleta,
empleado, boletero, artista de circo y contador. En estos empeños viajó por
casi todas las naciones sudamericanas, con su carga de sueños a cuestas
acumulados en tantas madrugadas de bohemia. Todo lo vio y lo conoció. Su
experiencia riquísima fue, seguramente, la fuente en que bebió su genio
literario para desplegarse en plenitud.
En 1907, en la lejana y gloriosa tierra
de Iquique vio la luz su primera obra publicada, Del
Natural, una colección de cuentos de corte naturalista y de
contenido erótico. En 1912 publicó ¡pobre feo! y
en 1915 su primera gran obra: El niño que
enloqueció de amor, breve y hermosa novela de escaso
argumentohttp://pedablogia.wordpress.com/2008/06/03/454/ero de profunda carga
emotiva ("delicadísimo poema en prosa, como dijera
la Divina Gabriela"). Los personajes de Angélica y el Niño son
ciertamente inolvidables, como inolvidable resulta también la primera vez que
leímos la novela. En 1918 aparece Un perdido
y en 1922 El hermano asno,
novela en la cual su portentosa pluma delineó con maestría las figuras de los
personajes centrales: Fray Lázaro, mundano, perspicaz, inquieto y atormentado y
Fray Rufino, hijo tan noble de la humildad y la caridad que raya en la simpleza
más peligrosa.
Entre estas obras aparecen otras y se ocupa también del
periodismo y del teatro, ejerce empleos fiscales y prepara su obra cumbre,
aquella que logró sacar nuevo lustre a un tema tan recurrido como es el del
campo chileno. José Pedro Valverde, huaso bien plantado, seguro, distinguido,
es el gran señor y rajadiablos, protagonista de la novela homónima que, tal
vez, tiene mucho del propio Eduardo Barrios.
Hay en esta obra riquísimos
elementos psicológicos y valores costumbristas que se conjugan con felices
resultados. Aparece aquí también el tema del latifundio cn todas sus
reminiscencias feudales en oposición a la ciudad y sus tendencias democráticas.
Otras destacadas actividades suyas en el ámbito de la cultura fueron la
dirección de la Biblioteca
Nacional en dos oportunidades y el cargo de Ministro de Educación, a la par
de ser miembro de la Sociedad de Escritores de
Chile, fue director de la revista de la Sociedad y miembro del Pen Club. De
este talentoso escritor nos queda hoy su extraordinaria obra, traducida a
diversas lenguas y apreciada en todas partes.
Al final de sus días, en su
última década, retirado de su vida de escritor, buscó refugio en su familia,
especialmente en sus nietos. Eduardo Barrios Hudtwalker, gran señor de las
letras y rajadiablos bohemio en su juventud, falleció e Santiago, ya
octogenario, el 13 de septiembre de 1963.
prof.
Benedicto González Vargas
Artículo publicado originalmente el
22 de enero de 1993 en el periódico
El Coirón Cordillerano de Puente Alto.
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