Como muchos saben, trabajé en el Colegio Alexander Fleming de Las
Condes, Santiago de Chile, desde 2003 hasta 2010 y solía desarrollar
allí algunas actividades anexas a mi función docente, entre ellas, el
año pasado en conjunto con la Biblioteca del Colegio organizamos el Día
del Libro, dedicado a la Ciencia Ficción. El siguiente artículo es mi
última actividad en dicho Colegio y fue publicado en el Anuario 2010,
cuya edición se dio a conocer en diciembre pasado y a mí me llegó en el
mes de marzo. Dejo aquí la versión completa de la publicación, que ocupa
las páginas 19-21 de dicha revista anual:
Hugo Correa,
el mayor genio de nuestras letras en la Ciencia Ficción, escritor
traducido y reconocido en todo el mundo, destacado por autores de la
talla de Ray Bradbury ,
por ejemplo, vivió y murió sin haber recibido en Chile un
reconocimiento a su labor. Sin embargo, dejó huellas. Sin él no se
entiende la existencia de talentosos autores como Diego Muñoz Valenzuela
o Jorge Baradit, que tanto éxito internacional tienen y que cultivan el
mismo género.
Pero, ¿qué es la Ciencia Ficción y por qué bajo su influjo millones
de lectores a lo ancho del mundo la buscan, siguen, leen y comentan? Lo
primero que hay que anotar es la absoluta incoherencia del nombre que ha
hecho fama. ¿Hay algo más opuesto que los vocablos ciencia y ficción?
En una mirada profunda, con respeto a la semántica de ambos, no son
acaso palabras que se rechazan mutuamente? Algunos eruditos del género,
comprendiendo esta insalvable contradicción, han preferido hablar de
ficción especulativa, aunque este nuevo nombre poco diga de las
profundidades del género. Una segunda cosa que hay que decir es la
creencia, más o menos generalizada, de que la CF debe anticipar el
mundo, hablarnos de lo que vendrá, de las nuevas tecnologías, de los
nuevos campos que se abren a la actividad humana. El éxito atemporal de
Verne contribuye a esta visión. Si él inventó, literariamente hablando,
los submarinos, los cohetes espaciales, los teléfonos, los televisores,
los automóviles, los fax, incluso, ¿no debe seguir así la CF por
siempre? No solo no comparto esta idea, sino que, además, me resulta
altamente peligrosa. Eso me lleva a un tercer punto.
¿En qué está la CF hoy? Tanto en Chile como en el resto del mundo,
sigue hablándonos del futuro, de planetas lejanos, de extraterrestres,
de guerras horribles, de desastre ecológico y de otras muchas
barbaridades cometidas por humanos y humanoides y creo que allí está su
misión. No la de anticipar, como señalaba en el párrafo anterior, sino
la de prevenir. Decir ¡cuidado, si seguimos por este camino, vamos a llegar a esto!
Desde esta perspectiva, ojalá nunca ocurra lo que la CF describe en sus
obras. Pongámoslo así: la CF ve a la ciencia y sus ramas como a un
paquete de virutillas. Toma una hebra y la estira, la estira hasta ver
dónde puede llegar y en ese punto ambienta su ficción. En ese punto nos
advierte de los riesgos y nos deja amplio espacio para maniobrar y no
llegar hasta allí. Quienes hayan leído a Huxley, me entenderán mucho mejor.
Este año que termina le dimos un espacio destacado a la CF en nuestro
Colegio. Una completa exposición de su historia en las letras chilenas
fue presentada para el Día del Libro, 12 paneles que han sido los únicos
que la Biblioteca Nacional ha destinado al género en su casi
bicentenaria existencia (1) y que tuvimos el privilegio de exhibir en
nuestro patio. Más aún, el escritor Diego Muñoz Valenzuela (2)
visitó nuestra biblioteca y conversó con nuestros estudiantes. Debido a
trabajos escolares, varios alumnos investigaron y descubrieron el
género, sorprendiéndose de la ininterrumpida trayectoria que tiene en
nuestro país desde el siglo XIX a la fecha.
Hay literatura de la buena en la CF y por eso, recordando a Correa, el altísimo (3) maestro de la CF nacional, digamos al igual que él, cuando muy enojado por una pregunta respondió: "Para qué hablan de Ciencia Ficción, hablen de Literatura, la literatura es una sola, sin apellidos".
Porque es un género valioso que nos puede hacer tomar conciencia de
nuestro propio destino, el Colegio Alexander Fleming abrió las puertas a
estos personajes de apariencia tan futurista o extraterrestre, pero con
problemas tan profundamente humanos, que son reconocibles en cada
página como producto de las decisiones que tomemos hoy para convivir con
los demás en el pequeño espacio que ocupamos en este nuestro hermoso,
frágil y único planeta.
Notas:
(1) Fue fundada en 1813 y el Depósito legal es ley de la república desde 1820.
(2) Autor de la novela Flores para un cyborg, exitosa obra de CF con varias traducciones y reediciones.
(3) Los Altísimos es su novela más importante a nivel mundial, fue leída como parte de las lecturas complementarias de 2º Medio en el año 2010.
Actualización del artículo (11.06.2015)
Ahora que reviso este texto y corrijo algunos detalles, lo complemento señalando que, en mi actual lugar de trabajo, el Colegio Terra Nova,
el Centro de Padres reprodujo la exposición sobre la historia de la
Ciencia Ficción chilena y,permanentemente, estamos leyendo textos de CF
(tanto chilenos como extranjeros) como lectura complementaria. Una
unidad especial sobre la CF y sus características se enseña a todos los
cursos de Enseñanza Media en alguno de los cuatro años de enseñanza.
Prof. Benedicto González Vargas
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