domingo, 28 de septiembre de 2014

Gilgamesh, el hombre ante la muerte, de Antonio Bentué

El Poema de Gilgamesh es la obra literaria más antigua de la humanidad, escrita en ladrillos de arcilla cocida por allá por el lejano siglo VII A.C. y redescubierta entre las ruinas de la biblioteca de Arsubanípal en Nínive en el año 1845, desde allí ha fascinado a los estudiosos de la literatura y a los lectores que han tenido la oportunidad de conocer algunas de las traducciones de esta notable epopeya. En dos de sus personajes claves se ha basado el académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Anonio Bentué, para crear su propio Gilgamesh, una pieza dramática muy profunda, muy emotiva y de un hondo contenido filosófico y espiritual.

 
Publicada bajo el sello editorial de la Universidad Católica en noviembre de 2011, Antonio Bentué reelabora dos momentos claves de la tradición literaria súmero acadia, como son el diluvio universal, donde el anciano Ut-Napishtim es advertido por la diosa Ishtar que vendrá el diluvio universal y debe construir un arca y la historia del rey Gilgamesh, quien luego de conocer a Enkidu y convertirse en su amigo, ve como éste muere sin que él, con todo su poder, logre evitarlo. La búsqueda de una planta para preparar una poción de inmortalidad termina en el fracaso debido a la acción de la serpiente que frustra los intentos del rey Gilgamesh. Estos momentos, que están en la versión literaria antigua, sirven de base para la reelaboración que el profesor Bentué hace del mito y, como desde el mismo título aclara, el acento temático está puesto en el problema de la muerte, situación que afecta a todos los seres humanos y que en el inconsciente colectivo es como una amenaza fantasmal, no muy velada, temible, ignota, misteriosa y, muchas veces,cruel.

La desesperación por vivir que manifiesta Gilgamesh en el drama-tragedia del profesor Bentué es directamente proporcional al terror que le provoca la muerte de Enkidu y la certeza de la suya propia. Para impedir aquello, desafía  las leyes naturales, a los dioses mismos, baja al infierno (otra recurrida, pero siempre interesante temática de la tradición literaria universal) en la búsqueda de la propia inmortalidad y, creatura trágica, al fin y al cabo, Gilgamesh no puede contra su destino y a última hora debe asumir el fracaso de su esforzada misión. Fracaso que significa la reafirmación del triunfo de la muerte y su misterio.
Es que don Antonio Bentué nos plantea en forma muy literaria, pero muy profunda a la vez, que la relación entre el hombre y la muerte es de permanente tensión para el primero, puesto que el ser humano nunca logra resolver si hay algo más allá de la muerte, por lo que solo le queda una esperanza de salvación y vida eterna. Esperanza con la cual las religiones y las escuelas mistéricas intentan infundir un moderado optimismo de salvación o vida eterna opuesto a la crueldad de la nada infinita.

Entre las muchas ideas-reflexiones que propone la tragedia de este rey mesopotámico, dejo como muestra las siguientes, extraídas del propio texto:“En este mundo, nunca podrá alguien “saber” si tras la muerte hay o no un “más allá”. Por lo mismo, al ser humano le quedará siempre abierta la posibilidad de creer que lo hay. Y así mantener viva la esperanza de salvación frente al riesgo angustiante de la nada final. Obviamente ello no excluye la validez de la opción contraria de quienes creen que no hay un “más allá” y que aquella esperanza convierte al ser humano en una “pasión inútil”. Aun así, quizá pueda resultar convincente la intuición de que esa esperanza no es vana, sino que remite al fondo verdadero de la realidad”. 

Sin lugar a dudas, este Gilgamesh es una obra interesante, muy bien escrita, fuertemente enraizada en la tradición literaria occidental, tanto es sus temas, motivos, estructura y recursos literarios lo que, lejos de hacerla predecible (y con ello tediosa), el talento de su autor consigue una reelaboración de gran calidad literaria, de profunda reflexión filosófica y de hondo contenido humano.

prof. Benedicto González Vargas

2 comentarios:

  1. 30 sep 2014
    Luciano Lima dijo:
    Profe se lo mostre a mi abuelo.. dijo que gracias, esta
    muy bueno el comentario y que lo felicita porque logro captar el libro.

    saludos!

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  2. 1 oct 2014. Benedicto González Vargas, dijo: Gracias, Luciano, por tu comntario, me gustó mucho el libro, saluda y felicita a tu abuelo, Antonio Bentué, de mi parte.

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