jueves, 11 de mayo de 2017

Escritura y lectura como terapia

Hace algunos días encontré un interesante artículo de Ronda Somontano llamado "Beneficios psicológicos de la lectura y escritura", cuyo texto original puede ser encontrado aquí, me pareció muy ilustrativo de los beneficios de la lectura y escritura, así que lo reproduzco in extenso, con pequeños comentarios personales. El texto original se encuentra entre comillas y en cursiva, mis comentarios, en caligrafía normal.

"Situarnos ante un papel en blanco puede llegar a ser realmente excitante, simboliza la vida aún sin comenzar, la nada, el vacío que debe ser llenado y depende de la persona darle forma, moldearlo y adecuarlos en el espacio y el tiempo. Enfrentarnos a un papel en blanco puede ser excitante, angustiante e incluso desafiante, no obstante el resultado de esta acción conlleva beneficios psicológicos que no pueden conseguirse de otra forma que no sea escribiendo nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y reflexiones. A este modo de expresarnos se le llama escritura terapéutica, pero no sólo ésta es beneficiosa sino que la lectura complementaria a terapia también nos aporta bienestar psicológico".

Tal vez como una terapia inconsciente, quienes escribimos, siempre nos enfrentamos a este desafío y bien sabemos cómo y cuánto provoca la página en blanco. Da lo mismo que la hoja sea en papel o en este modernísimo papel digital, como estas páginas, el hecho desafiante es el mismo. Una vez, en El Ermitaño, escribí sobre el desafío de la escritura, más o menos en estos términos: "...las palabras deben intentar superar su propio y estrecho significado en una guerra heroica en la que les está prohibido perder y en la que les está vedado triunfar". Solo así puedo expresar que este desafío de la página en blanco es una tensión que es un desafío en sí misma.
Escribir como sinónimo de liberación
"Sentirte libre al expresar todo lo que sientes sin miedo a ser juzgado o evaluado por otra persona. Este es la principal ventaja de escribir tus pensamientos y sentimientos más íntimos y profundos, no escribes para nadie, escribes para ti, para desahogarte, para perderte y encontrarte mil veces, para comprender lo que te pasa o simplemente para ordenar el desorden que habita en tu cabeza y darte cuenta que la solución la tenías delante aunque tus pensamientos no te dejaran verla".

A menudo, tras escribir, la sensación de haberse liberado de una angustia, de haber destensionado un poco la ebullición interna que motiva la escritura, en todo género de trabajo, pero especialmente en el género lírico, es una notable sensación de alivio y, sí, escribir libera porque casi siempre se escribe para uno mismo...si a los demás les gusta, tal vez sea porque en esa autenticidad se provoca la identificación.
Escribir como proceso terapéutico
Durante el proceso terapéutico se realiza un recorrido durante el cual la persona reflexiona, asume, afronta y resuelve sus problemas. Escribir sobre lo que nos preocupa, sobre nuestros sentimientos y emociones nos ayuda a generar una autoconciencia y un autoconocimiento a partir del cual podremos reflexionar sobre ellos y asumir lo que nos ocurre. Una vez ordenados y organizados nuestros pensamientos y emociones, es más fácil afrontarlos, debido a la liberación de estrés y ansiedad que nos proporciona el saber a qué nos enfrentamos.
La escritura terapéutica es un elemento muy útil durante la terapia, ya que complementa el proceso al alcanzar un mayor nivel de conocimiento de sí mismos. De este modo, llegar al final del recorrido del proceso terapéutico, en el cual la persona resuelve sus problemas, resulta más beneficioso debido a que el nivel de implicación de la persona en su recuperación ha sido muy alto y se sentirá capaz de resolver sus problemas por sí solo en situaciones futuras.

En el dintel del templo de Apolo en Delfos, estaba grabado en piedra este mandato imperativo: "Hombre, Conócete a ti mismo". La única forma de conseguirlo es reflexionar sobre  nuestros problemas, asumirlos y enfrentarlos. Si al escribir debemos asumir nuestros problemas y exorcizarlos a través de ir superando la página en blanco, obviamente estoy de acuerdo con que escribir es una terapia.
Lectura complementaria como apoyo a la terapia
La lectura de libros complementarios a la terapia ayuda a la persona a fortalecer las habilidades y conceptos adquiridos en consulta y a avanzar en el proceso terapéutico.
Cuando se habla del uso de libros en terapia se hace referencia tanto a manuales de psicología como a libros de literatura. Los manuales de psicología acompañan a la persona en el aprendizaje de conceptos abordados en terapia, además le ayudan a comprender lo que les ocurre y a ser partícipes en su recuperación. En cuanto a los libros literarios, cuya elección de la temática está relacionada con el problema que se trabaje en terapia, la persona se identifica con los personajes de la historia siguiendo su evolución a través de la trama y ayudándole a entenderse mejor a sí mismo a través de los sentimientos, emociones y pensamientos que el personaje expresa y los hechos acontecidos en el libro.
Como ya se ha comentado anteriormente tanto la escritura terapéutica como la lectura complementaria son hábitos muy saludables. Además, otro gran beneficio de estos hábitos es que al realizar estas acciones buscamos un instante para nosotros mismos, nos estamos regalando un espacio de tiempo para pensar sobre nuestra vida, conocernos, aceptarnos y sentirnos mejor.

Leer es el mejor antídoto que conozco para muchos males de nuestra sociedad: la deshumanización, la soledad, la ignorancia, el tedio, la incultura, la desinformación. Leer abre ventanas, tira murallas y nos hace vivir experiencias increíbles, por eso es una gran terapia, porque nos inyecta vida en cada página.

Gracias, Ronda, por tu estupendo artículo.

prof. Benedicto González Vargas

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