El segundo dominio que establece el Marco Para la
Buena Enseñanza se denomina "Creación de un ambiente propicio para el
Aprendizaje", para lograrlo se proponen las siguientes acciones:
Establecer en el aula un clima de relaciones respetuosas y de confianza con y
entre los alumnos, donde la empatía, la posibilidad igualitaria de
participación, la tolerancia, la solidaridad y el respeto como valor
fundamental presidan cada una de las acciones pedagógicas y logren imponerse a
cualquier diferencia (étnicas, sociales, culturales, económicas, de género,
etc.) que puedan entorpecer el logro de los objetivos trazados. Por supuesto
que, para lograrlo, se requiere usar en el aula normas lo suficientemente
consistentes y coherentes con este objetivo, diseñando estrategias de
intervención prácticas para cuando se quebrantan dichas normas.
Manifiestar
altas expectativas respecto de las posibilidades de aprendizaje y desarrollo de
todos sus alumnos. No prejuiciar ni discriminar de partida, cuando el docente
transmite una motivación positiva y honestamente cifra altas expectativas en
las capacidades de sus alumnos, cuando lucha a fondo por desarrollar dichas
capacidades, favoreciendo la autonomía y la perseverancia en el trabajo
escolar, los resultados mejoran. Es verdad que esto parece bastante utópico,
pero ha sido comprobado varias veces y cualquier docente que haya puesto por
delante de su quehacer esta inquietud, puede asegurar que sí resulta. Lo que
ocurre, tal vez, es que nuestra formación profesional siempre ha sido
deficiente en esto. Una cosa que me llamó la atención desde el primer momento
en la universidad es que nuestros profesores, luego de tomar un examen, siempre
hablaban de corregirlo. Cuando nos enseñaron "evaluación" nos
metieron a fuego en la cabeza que había que "corregir" todos los
trabajos de los alumnos. ¿No les parece que el verbo, así usado, es despectivo?
Desde hace un par de años digo evaluar o, a veces, revisar, porque al hablar de
corregir doy por sentado que habrá errores y aunque sé que los habrá siempre
hay algunos alumnos que presentan trabajos impecables.
Un tercer elemento
implicado en este Dominio es establecer un ambiente organizado de trabajo y
disponer los espacios y recursos en función de los aprendizajes. Esto parece
tan obvio que, como suele ocurrir, pocas veces se considera y suelen cometerse
errores, ya sea con la flexibilidad del uso de los espacios o la oportunidad y
disposición de los mismos. Debo señalar que, según mi experiencia, esto
generalmente es más una falla de los estamentos directivos y administrativos,
que de los propios docentes. Nunca voy a olvidar cuando en un colegio
determinado donde antes trabajé, se requirió, por espacio de un par de meses,
para una actividad extraordinaria, habilitar una sala de música. Al lado de la
Biblioteca, donde acostumbraba a hacer mis clases de literatura, había una
salita de mediano tamaño que se usaba para pequeñas reuniones o guardar
trabajos de arte. Los administradores decidieron convertirla en sala de ensayo.
La Biblioteca no pudo usarse ni para mis clases, ni menos para ir a estudiar o
investigar.
Por otra parte, a todos nos han pasado pequeñas experiencias así,
como equipos que no funcionan, enchufes inexistentes u otros similares. Pero
esto siempre afecta las clases y es un elemento de importancia no menor. Como
puede apreciarse, este Dominio busca establecer las mejores condiciones
ambientales para el logro de los aprendizajes en nuestros alumnos, tanto en lo
personal y social, como en los medios técnicos y de infraestructura
involucrados. Esto debe ser parte de nuestra planificación y ocupación.
prof. Benedicto González Vargas
publicado en mi blog de Atinachile el 4 de
mayo de 2006.
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