miércoles, 5 de diciembre de 2018

Palabra que vale II


          
          Con mucho agrado y satisfacción presento a la comunidad escolar de nuestro Colegio este segundo tomo de la antología de cuentos policiales creados por nuestros estudiantes de 8° Año Básico. Como ya fue explicado con detención en el primer tomo, correspondiente al curso “A” del nivel, estos textos son cuentos originales creados durante el Taller de Escritura del segundo semestre en la asignatura de Lengua y Literatura.


            Los textos que ahora entregamos a vuestra consideración fueron creados por los estudiantes a partir de la experiencia de lectura de relatos policiales de autores consagrados y del estudio y comprensión del género policíaco en su conjunto, con todas sus variantes de estilo y temática.

Ciertamente, estos textos creados por los estudiantes, pueden carecer de técnica literaria, si Ud. está buscando escritores consumados, no es este el libro que debe seguir leyendo, pero si busca asombrarse con relatos muy interesantes, ingenuos sin duda, pero no faltos de creatividad y de talento, este segundo tomo de nuestras antologías es un excelente espacio, porque solo es necesario poner atención para encontrarse en cada página con alguna novedad, algo interesante, un aporte, una idea, una forma de interpretar el mundo, que queda reflejada en estos cuentos.

Ciertamente, cada estudiante que se animó a participar en este desafío tuvo que recurrir a su experiencia como lector, pero también a su experiencia y esfuerzo como autor. Cada uno utilizó recursos distintos, pero el resultado, aunque heterogéneo en su calidad, resulta maravillosamente homogéneo en su capacidad de dar cuenta cómo nuestros jóvenes interpretan la sociedad en la que los acogemos, educamos e integramos, de la que, en definitiva, somos partícipes, aunque no lo queramos.

Algunos recurrieron a la propia imaginación y pudieron generar historias sencillas y complejas, pero que reflejan una creatividad digna de ser explotada en cada acción pedagógica. Otros, tuvieron que recurrir a experiencias impactantes que sin duda han sido parte de las conversaciones familiares. En el texto reconoceremos relatos claramente inspirados en hechos reales que han causado profunda conmoción en la sociedad. Lo valioso es que la reelaboración hecha por estos jóvenes, aun partiendo de hechos tristemente conocidos, resulta igual de creativa que los relatos originales mencionados más arriba. Pero también hubo otros que tuvieron que recurrir a la investigación, para acceder a valiosa información histórica que sirviera de marco y referente a sus cuentos. He ahí otro valor que es necesario destacar.

Mención aparte merecen los dibujos que acompañan las historias, creados por los propios nóveles escritores, cada uno refleja no solo sus talentos sino que trata de captar y proyectar cuál es el momento del relato en que reconocen el núcleo, el clímax o el sorprendente desenlace; vale decir, nos habla de la importancia que atribuyen ellos a un momento de sus propios relatos, algo así como la fotografía más impactante que nos pudieran ofrecer y, por supuesto, aquí también encontramos imágenes cuya interpretación es muy literal respecto del texto y otras que son más bien simbólicas respecto de la narración. Todos, no obstante, son valiosos, por muy sencillos o hechos a la ligera que parezcan.

Por otra parte, las minibiografías incluidas al final fueron escritas por los propios estudiantes, es la forma en que ellos mismos se ven y se proyectan. Se pidió simplemente que hablaran de sus gustos y de sus deseos profesionales a futuro. Algunos fueron escuetos y precisos, otros, en cambio, se explayaron en lo que les importa. Algunos nos quisieron compartir parte importante de su mundo interior; otros, solo lo mínimo para que sepamos quiénes son.

Sin lugar a dudas esta experiencia de escritura ha resultado provechosa, valoro y agradezco a cada estudiante que hizo su trabajo, que fue capaz de vencer la tentación fácil del plagio (debemos reconocer, con tristeza, que sí hubo varios estudiantes que lo intentaron y por ello están excluidos de esta antología), del desinterés para superar el desafío de la página en blanco, por eso los llamo a ustedes también, apreciados lectores, a valorar estos esfuerzos aquí antologados, es la palabra de nuestros estudiantes, desde su propia perspectiva de vida, desde sus propios valores (nótese que en cada relato siempre triunfa la justicia, ¿no es ese un hermoso valor que se asoma en cada texto?), de sus propias experiencias y eso es lo valioso. Por ello, sin temor a equivocarme y más allá de purismos estéticos, técnicos o literarios, soy un convencido de que estas palabras valen y valen mucho…

¡Palabra que vale!

prof. Benedicto González Vargas

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