Con mucho agrado y satisfacción presento a la comunidad
escolar de nuestro Colegio este segundo tomo de la antología de cuentos
policiales creados por nuestros estudiantes de 8° Año Básico. Como ya fue
explicado con detención en el primer tomo, correspondiente al curso “A” del
nivel, estos textos son cuentos originales creados durante el Taller de
Escritura del segundo semestre en la asignatura de Lengua y Literatura.
Los
textos que ahora entregamos a vuestra consideración fueron creados por los
estudiantes a partir de la experiencia de lectura de relatos policiales de
autores consagrados y del estudio y comprensión del género policíaco en su
conjunto, con todas sus variantes de estilo y temática.
Ciertamente, estos textos creados por los
estudiantes, pueden carecer de técnica literaria, si Ud. está buscando
escritores consumados, no es este el libro que debe seguir leyendo, pero si
busca asombrarse con relatos muy interesantes, ingenuos sin duda, pero no
faltos de creatividad y de talento, este segundo tomo de nuestras antologías es
un excelente espacio, porque solo es necesario poner atención para encontrarse
en cada página con alguna novedad, algo interesante, un aporte, una idea, una
forma de interpretar el mundo, que queda reflejada en estos cuentos.
Ciertamente, cada estudiante que se animó a
participar en este desafío tuvo que recurrir a su experiencia como lector, pero
también a su experiencia y esfuerzo como autor. Cada uno utilizó recursos
distintos, pero el resultado, aunque heterogéneo en su calidad, resulta
maravillosamente homogéneo en su capacidad de dar cuenta cómo nuestros jóvenes
interpretan la sociedad en la que los acogemos, educamos e integramos, de la
que, en definitiva, somos partícipes, aunque no lo queramos.
Algunos recurrieron a la propia imaginación y
pudieron generar historias sencillas y complejas, pero que reflejan una
creatividad digna de ser explotada en cada acción pedagógica. Otros, tuvieron
que recurrir a experiencias impactantes que sin duda han sido parte de las
conversaciones familiares. En el texto reconoceremos relatos claramente
inspirados en hechos reales que han causado profunda conmoción en la sociedad.
Lo valioso es que la reelaboración hecha por estos jóvenes, aun partiendo de
hechos tristemente conocidos, resulta igual de creativa que los relatos
originales mencionados más arriba. Pero también hubo otros que tuvieron que
recurrir a la investigación, para acceder a valiosa información histórica que
sirviera de marco y referente a sus cuentos. He ahí otro valor que es necesario
destacar.
Mención aparte merecen los dibujos que
acompañan las historias, creados por los propios nóveles escritores, cada uno
refleja no solo sus talentos sino que trata de captar y proyectar cuál es el
momento del relato en que reconocen el núcleo, el clímax o el sorprendente
desenlace; vale decir, nos habla de la importancia que atribuyen ellos a un
momento de sus propios relatos, algo así como la fotografía más impactante que
nos pudieran ofrecer y, por supuesto, aquí también encontramos imágenes cuya
interpretación es muy literal respecto del texto y otras que son más bien
simbólicas respecto de la narración. Todos, no obstante, son valiosos, por muy
sencillos o hechos a la ligera que parezcan.
Por otra parte, las minibiografías incluidas
al final fueron escritas por los propios estudiantes, es la forma en que ellos
mismos se ven y se proyectan. Se pidió simplemente que hablaran de sus gustos y
de sus deseos profesionales a futuro. Algunos fueron escuetos y precisos,
otros, en cambio, se explayaron en lo que les importa. Algunos nos quisieron
compartir parte importante de su mundo interior; otros, solo lo mínimo para que
sepamos quiénes son.
Sin lugar a dudas esta experiencia de
escritura ha resultado provechosa, valoro y agradezco a cada estudiante que
hizo su trabajo, que fue capaz de vencer la tentación fácil del plagio (debemos
reconocer, con tristeza, que sí hubo varios estudiantes que lo intentaron y por
ello están excluidos de esta antología), del desinterés para superar el desafío
de la página en blanco, por eso los llamo a ustedes también, apreciados
lectores, a valorar estos esfuerzos aquí antologados, es la palabra de nuestros
estudiantes, desde su propia perspectiva de vida, desde sus propios valores
(nótese que en cada relato siempre triunfa la justicia, ¿no es ese un hermoso
valor que se asoma en cada texto?), de sus propias experiencias y eso es lo
valioso. Por ello, sin temor a equivocarme y más allá de purismos estéticos,
técnicos o literarios, soy un convencido de que estas palabras valen y valen
mucho…
¡Palabra que vale!
prof. Benedicto González Vargas
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