En Chile siempre se ha dicho que fue un
escritor viajero y es que Claudio Giaconi (1927-2007) hizo viaje tras viaje
desde 1960 cuando, invitado por el gobierno italiano, viajó a Europa. Recorrió
casi todo el Viejo Mundo y luego México y Estados Unidos, llegando a ser
profesor en la Universidad de Pittsburg y Redactor Bilingüe en la Agencia UPI. Algunos,
por acá, lo llamaban "El Hombre Invisible", debido al tiempo que
estuvo alejado de su patria. Hace seis meses, cuando publicó su último libro de
poemas, uno de ellos se refería a este apodo. Su nombre, tal vez desconocido
para el grueso público es, sin embargo, uno de los más destacados de su
generación y se incluye en la lista de los inolvidables gracias a uno de sus
libros: La difícil juventud, cuentos que constituyen una especie de obra
fundacional de la generación del 50.
Hombre solitario, un poco obsesionado y
algo rebelde, Giaconi poseía una vasta cultura artística y literaria. Gustaba
de vestir bien y ya en su juventud tuvo más de alguna zozobra económica debido
a las innumerables deudas que tenía con los sastres. También deseaba dejar una huella
indeleble en nuestras letras y por ello se había propuesto escribir una
meganovela, a la manera del Ulyses, de Joyce, por la que sería recordado
siempre. Se iba a llamar "F", pero sus amigos sostienen que en el
último tiempo había cambiado el nombre por Vida y Opiniones de mi
mamá. Sea cual sea el título que eligiera, la verdad es que la novela
nunca se terminó y, al parecer, lo que tenía escrito de ella no parece tener
ninguna línea argumental estructurada, quedando, hasta el momento, apenas en
algunas ideas poco desarrolladas.
Es que Giaconi no pensaba morirse como
algunos dijeron (1), estaba lleno de proyectos. Quizás habría tomado feliz las
maletas para viajar de nuevo, de hecho había dicho que extrañaba mucho Nueva
York, pero no estaba en sus planes quedarse dormido para siempre en un
quirófano de hospital público en Santiago. Había sido advertido del riesgo
vital de la operación, pero a sus casi 80 años, seguía vital como siempre.
Había superado graves problemas, una tuberculosis que hace dos años casi lo
hizo perder la vida, una aficción a las drogas y al alcohol de la que pudo
recuperarse pero de la que no hablaba, "por no sentirse
orgulloso", una soledad que a veces lo hacía pensar qué
hubiera ocurrido si hubiera formado una familia, si hubiera sido más feliz: "Tal vez sí -reflexiona-, pero yo elegí mi
camino. También no estoy tan seguro de que uno elija realmente o está
predeterminado a escoger lo que al final le ocurre. La vida se reduce a no
estar seguro de nada?
No nos dejó la gran obra que prometió por
años, se fue al viaje final en forma inesperada, pero sus libros nos hablarán
por siempre de un escritor inteligente, culto, extraordinario. Títulos como La difícil juventud (cuentos). El Derrumbe de Occidente (poemas) y Etc. (poemas), entre muchos otros,
lo hacen un escritor grande e inolvidable.
Notas:
(1) Una editorial de El Mercurio dijo que "volvió para morir en
Chile".
prof. Benedicto González Vargas
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