Inger Enkvist
es una destacada docente e investigadora sueca en las ciencias
pedagógicas que últimamente ha estado empeñada en desmitificar algunas
ideas que han ganado mucho prestigio
entre los teóricos de la educación y que ella no comparte. Desde su
tribuna académica en la Universidad de Lund, en Suecia, ha expuesto, con
entusiasmo y perseverancia, sus argumentos, algunos de los cuales
quiero reproducir acá, a través de un artículo suyo publicado por el Diario La Tercera en agosto recién pasado, luego de una breve visita a nuestro país:
"Durante 30 ó 40 años, la voluntad de democratizar la educación ha
sido una de las ideas principales de los países occidentales. El método
elegido ha sido el de pedir al docente que se acerque al alumno y que
sea capaz de crear en él un interés por el aprendizaje, más que en
exigir un esfuerzo por parte del estudiante. Las actividades se
organizan tomando en cuenta la voluntad y el interés del alumno
particular.
Suecia es uno
de los países que ha adoptado esta pedagogía. Los alumnos tienen más
derechos y menos obligaciones y se ven como evaluadores del sistema de
educación, en vez de personas que van a ser evaluadas por otros. Ya que
hay menos exámenes que antes, los estudiantes pueden mantenerse dentro
del sistema de educación a pesar de no hacer esfuerzos. Se podría decir
que no son estudiantes, porque apenas estudian; están matriculados, lo
cual es otra cosa.
Sin embargo, junto con la introducción de la nueva pedagogía, dominante
en los países occidentales, los resultados han empezado a bajar y,
además, son cada vez más los casos de conducta irrespetuosa dentro de
los establecimientos educativos. En esa discusión, cualquiera que diga
que antes las cosas eran mejores, se ve automáticamente calificado de
retrógrado, porque los nuevos pedagogos afirman que su orientación es
correcta, pero que la culpade los problemas la tienen los cambios
ocurridos en la sociedad.
Finlandia se convirtió, en 2003, en gran noticia en el mundo de la
educación porque en el Informe Pisa, resultó ser la nación más exitosa,
ubicándose en la cumbre con países bien posicionados en educación como
Singapur, Corea del Sur y Taiwán. En el informe siguiente, Finlandia
seguía siendo el número uno y había mejorado aún más sus resultados.
Suecia se encontraba entre los números 15 y 17. Es importante señalar
que Suecia está bajando lentamente y Finlandia está subiendo.
Para entender totalmente el significado de la comparación hay que decir
que en 1970, antes de que comenzaran las analogías internacionales
sistemáticas, Suecia estaba por encima de Finlandia en cualquier tipo
de estudio.
Los finlandeses atribuyen sus buenos resultados a los siguientes
factores: maestros y profesores con buena preparación académica; madres
con un alto nivel de educación que ayudan a sus hijos
con las tareas, familias que apoyan a los docentes, un sistema escolar
con metas claras, inversión del Estado en la educación y grupos de
aprendizaje no muy numerosos. Se podría añadir que Finlandia no ha introducido la nueva y problemática pedagogía de enfocarse en el alumno.
Después de cuatro décadas con la nueva pedagogía, el público sueco ha
reaccionado. Ahora las reformas educativas ocupan un lugar destacado en
la agenda política y este año se van a votar varias leyes de gran
alcance. Así, habrá una reforma del Bachillerato unificado que aumentará
las exigencias para entrar y para graduarse; una reforma de la
formación docente que incrementará las exigencias en las materias que va
a enseñar el profesor; se introduce una certificación para los docentes
que especifica para qué materias y para qué edades se ha preparado, y
una ley sobre los derechos, pero también los deberes de los diferentes
actores de la educación.
Suecia está rectificando su apuesta por la nueva pedagogía, a la vez que
Finlandia está gozando de un enorme prestigio por no haberla
introducido. Desde Suecia, sólo cabe felicitar al país vecino por su
sentido común.
Como pueden darse cuenta, las opiniones de la autora no dejan de ser polémicas y acá en Chile han tenido más de alguna repercusión, lo que me preocupa, porque no las comparto, más aún, ni siquiera las entiendo, no me queda claro
de qué está hablando en muchos de los casos y varios de los argumentos
me parecen muy populistas y amarrados con la vieja guardia
pedagógico-metodológica que se resiste a entender el cambio fundamental
del siglo XXI.
Vamos por parte:
1. Nos dice que el método elegido "ha sido pedirle al docente que
sea capaz de crear un interés en él (el alumno) por el aprendizaje, más
que exigir un esfuerzo por parte del estudiante"
No entiendo cómo puede ser negativo intentar que un estudiante logre
interés por su propio aprendizaje, si esto es lo nuevo, la lógica indica
que lo antiguo no se ocupaba de generar dicho interés y eso, a todas
luces es un despropósito que nos habla de estudiante forzados a aprender
lo que no les interesa. El exigir o no esfuerzos en los estudiantes no
tiene nada que ver con lo anterior. De hecho, yo puedo generar interés
en mis alumnos y exigirles rendir de acuerdo a esos intereses. El exigir
o, mejor dicho, el no exigir no es una premisa de la educación
occidental moderna. Sostener eso es una falsedad o, simplemente, implica
no comprender el espíritu de las nuevas formas de enseñar.
2. "Las actividades se organizan tomando en cuenta la voluntad y el interés del alumno en particular"
No me queda claro a qué se refiere, salvo que hable de algún tipo de
educación tan personalizada que la focalización de las actividades sea
individual. Eso no existe en los sistemas educativos generales y decirlo
así es un argumento insostenible o, al menos, confuso. Pero, a partir
de él, no entiendo qué tiene de malo tomar en cuenta el interés del
alumno, si soy capaz de generar una actividad que desate conocimientos y
aprendizajes, a partir de los intereses de los alumnos ¿cuál es el
problema? ¿No es ése un plus? ¿Cómo va a ser una desventaja que un
alumno se interese en una actividad académica?
3. Los alumnos tienen más derechos y menos obligaciones y se ven
como evaluadores del sistema de educación, en vez de personas que van a
ser evaluadas por otros" ¿De qué hablamos? Que yo sepa ninguno de
los sitemas que la autora llama "modernos", explicita un desequilibrio a
favor de los derechos por sobre los deberes de los estudiantes. Las
normativas al respecto, lo único que han hecho, es asimilar a los
reglamentos escolares las declaraciones universales de Derechos Humanos,
de Derechos del Niño y leyes nacionales sobre maltrato infantil u
otras. ¿Qué deberes se han perdido? La autora no nombra uno solo y los derechos ganados (no sufrir maltrato, castigo, respetar sus horas de juego
y descanso, buscar la ayuda profesional médica o psicológica pertinente
y otras similares, no parecen ser un despropósito, sino que corrigen
antiguas prácticas infames como los golpes a los alumnos o los castigos
vejatorios. Vuelvo a preguntar, ¿qué deberes se han omitido?
4. Hay menos exámenes que antes, los estudiantes pueden mantenerse
dentro del sistema de educación a pesar de no hacer esfuerzos. Podría
decirse que no son estudiantes, porque apenas estudian, están
matriculados, lo cual es otra cosa." ¿Preferiría la autora que
estos estudiantes "que apenas estudian" queden fuera del sistema y sean
presa más fácil aún de la droga y la delincuencia? ¿No hay un sesgo
ideológico y gravemente generalizador al decir que los estudiantes de
hoy "apenas estudian"? No hago clases en Finlandia, pero tengo alumnos
notables que sí estudian y cuya cantidad es muy superior a los
mencionados por la autora.
5. Luego señala que, en Occidente, los resultados han empezado a bajar.
¿A bajar en relación con qué? ¿con cuándo? o se refiere a los
autoconvencimientos nacionales de que tenían un sistema extraordinario y
perfecto, el mejor, lo cual quedó claro era incorrecto no más empezaron
a aplicarse pruebas estandarizadas? Acá en Chile, yo recuerdo, cuando
estaba en la primaria mis profesores repetían que "Chile tiene la mejor
educación de América", en cuanto entramos a comparaciones
estandarizadas, objetivas, internacionales, caímos del pedestal
autoasignado, pero ese pedestal ¿era verdadero? ¿Qué avala la opinión de
un buen sistema en Suecia, antes de las mediciones Pisa y Timms u otras
sino la autoreferencia o, peor aún, autocomplacencia?
6. El manido argumento de que si digo algo seré denostado y calificado
de retrógrado es una forma de victimización prejuiciosa indigna de ser
usada como argumento por una pedagoga tan conocida como la autora.
7. Las razones que señala la autora del artículo como dadas por
Finlandia para siu éxito académico ¿en qué se oponen a una pedagogía
moderna? ¿en qué apoyan usos arcaicos, escasamente significativos,
academicistas y memoriones como se usaba antes?
8. Las reformas que busca implementar Suecia, ¿en qué parte apoyan el
sistema arcaico? Me parece a mí que son correcciones lógicas de
prácticas erradas que deben mejorarse, pero que no avalan una vuelta
atrás a la manera en que pareciera señalar la autora (a saber, pérdida
de derechos, aumento de deberes, volver innecesario el fomentar el
interés de los estudiantes por aprender, organizar actividades tomando
en cuenta los intereses de los alumnos, etc.)
9. Finalmente, lo más curioso, es que la docente no menciona una sola
vez los cambios culturales en el acces
y manejo de la información que ha traido consigo la era digital, no se
hace cargo de la globalización y no considera tampoco los cambios que ha
tenido la familia en los últimos años, con padres que ambos trabajan,
con familias uniparentales o, incluso, con familias de personas de un
mismo sexo como jefes de hogar. No digo que esto sea malo o bueno, no es
ése el tema, sino que esto es una realidad y las familias de hace 30 ó
40 años, como dice la autora, no eran iguales a las actuales.
Lo que más me molesta de este artículo incomprensible no sólo es la
endeblez de sus argumentos, la falsedad de sus comparaciones y
conclusiones, sino el exagerado oído que se la ha prestado a una opinión
insostenible en el mundo moderno del que queremos formar parte. Mundo
en el cual, nos guste o no, hay que ser competitivo, autoexigente y
motivado.
Creo que las opiniones Enkvist, así expresadas y publicadas, son un
retroceso y espero que nadie pretenda tomarlas en serio. Ojalá este
artículo sea una muestra incompleta de las opiniones de la autora, una
mala traducción o un texto descontextualizado. De ser así, podría
cambiar mi opinión sobre la autora, pero afianzaría mi postura de que es
un texto inútil de cabo a rabo y de insólito anacronismo pedagógico.
prof. Benedicto González Vargas
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