lunes, 28 de septiembre de 2009

Hablemos de la responsabilidad del profesor en la actual situación de la calidad educativa


Mucho se habla por estos días de la calidad de la educación y los medios se enfrascan en disputas respecto de la responsabilidad de los docentes en los bajos resultados que exhiben los estudiantes chilenos. Por otra parte, los profesores se quejan que siempre resultan ser ellos los culpables y de ninguna parte encuentro análisis rigurosos respecto de la calidad del profesor. 
 Por cierto, soy un convencido que la calidad del profesor influye notablemente en los procesos de enseñanza aprendizaje. Es indudable, como ya lo he señalado varias veces antes, que parte de los problemas de nuestra educación pública pasan por la deficiente gestión administrativa y financiera y, por cierto, ello se explica por la nula autonomía de los directivos docentes de los establecimientos educacionales municipalizados. Sin autonomía para decidir, no se les puede culpar del fracaso en mayor medida de lo que les corresponda a su falta de liderazgo académico.

¿Y los profesores? Me parece que si lo directivos no pueden tener autonomía en la gestión de los recursos, no pueden por lo tanto ofrecer incentivos de desempeño a los docentes y ello, por cierto, podría hacer la diferencia. Respecto a los incentivos que ofrece el Mineduc a aquellos profesores que obtienen buenos resultados en las evaluaciones (sean obligatorias o voluntarias como el AEP), digo con conocimiento de causa que muchos docentes han sufrido incluso humillaciones por intentar cobrar esos pagos en las fechas previstas que el Mineduc nunca respeta. Si el propio Ministerio hace eso con los mejores profesores, ¿qué queda para las corporaciones municipales siempre escasas de recursos? 

Ahora bien, la labor del profesor en el aula y su éxito académico pasa, indefectiblemente, por la calidad de las relaciones que establezca con los alumnos. Si dichas relaciones son positivas, de mutuo respeto, no autoritarias, constructivas y no penalizadoras, se puede construir una enseñanza de calidad sobre la base de la confianza de los alumnos en el docente. El liderazgo que todo docente debe generar pasa por creer, convencerse y verbalizar ante sus alumnos que ellos son capaces de lograr resultados de calidad, cambiar para siempre el "estos niños nunca van a llegar a ..." por un contundente "¡pueden lograrlo!". Hay que motivar e involucrar a los estudiantes con su aprendizaje a través de métodos modernos, de permitirles ser sujetos activos y no objetos pasivos en la clase. Ésa es la responsabilidad del profesor y creo que hay que avanzar en ello de manera mucho más efectiva. Después de ese clima optimista, viene el repertorio de buenas prácticas que incluyen modificaciones metodológicas, enseñanza con uso de tics, conocimiento acabado de los contenidos a enseñar, desarrollo de competencias basadas en estándares, etc. 

Hagamos algo para cambiar este estado de cosas. Hagamos algo urgente. 

prof. Benedicto González Vargas

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