Las novelas de caballería son extensas narraciones en prosa que se caracterizan por relatar hazañas, proezas o aventuras de un caballero, que es el personaje principal, extraordinario por su valentía, muchas veces sobrehumana. Aparte de esa gran cualidad, el caballero posee otras que resaltan del resto de las personas de su entorno, éstas son: lealtad, generosidad, justicia, honradez, solidaridad y buen trato. Su lucha va dirigida a obtener méritos que lo destaquen como bueb vasallo y lo hagan merecedor del amor de una dama en particular.
La mayor parte de sus proezas las realiza recorriendo tierras extrañas, a menudo exóticas y fabulosas, luchando contra el mal personificado en monstruos, gigantes, dragones, etc., o en personas malvadas más comunes (por así decirlo) como opresores, ladrones y déspotas de toda índole. Muchas veces el caballero se encuentra luchando solo u, ocasionalmente, acompañado de un fiel escudero. Siempre, en todo caso, en beneficio de la gente humilde e indefensa.
Desde el punto de vista de la constitución ideológica de la obra, tienen un marcado carácter fantástico, púes importa más la acción y su evolución, que la verosimilitud o realismo, pues se trata de exaltar -más allá de lo humano- las características superiores del protagonista.
El caballero es un paradigma, pues en todas las obras presenta características similares, siendo siempre un ejemplo de virtudes humanas, sentimentales y heroicas.
Entre los cientos de miles de libros de caballería que se escribieron en este periodo, hay dos que figuran por sobre el resto como obras fundamentales de este tipo de literatura, me refiero a las novelas Amadís de Gaula y Tirante el Blanco, de las que hablaré proximamente.
prof. Benedicto González Vargas
GRACIAS POR PINCHAR LA PUBLICIDAD EN ESTE BLOG
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.