En un Seminario Socrático es fundamental
planificar adecuadamente algunas preguntas que se conviertan en la columna
vertebral de la conversación con los estudiantes, no es aventurado decir que
las preguntas determinan el éxito (o fracaso) de esta experiencia pedagógica,
pues ellas motivan la conversación. El docente que planifica un seminario
socrático debe, por lo tanto, prestar mucha atención a este aspecto, debiendo
considerar los siguientes elementos fundamentales:
1. Claridad. los estudiantes
deben comprender respecto de qué se espera que respondan.
2. Apuntar a un
aspecto específico de la lectura (puede ser textual, inferencial, etc., pero
específico).
3. Falta de consenso previo entre los participantes. Es una suerte
de ambigüedad prevista y planeada, porque el disenso motiva las conversaciones.
4. Interesantes, cautivadoras y significativas, para que estimulen a los
estudiantes a opinar.
5. Deben adentrar al alumno cada vez más en las
profundidades del texto.
6. Debe existir una lógica interna que ordene y presida
su formulación para que los estudiantes vayan acopiando información para
aproximarse a sus propias conclusiones. No debe olvidarse que todo Seminario
Socrático se inicia con una o dos preguntas de apertura
que deben ser amplias y estimulantes, para impulsar la conversación, para
romper los primeros hielos y que permitan al estudiante identificar las ideas
principales del texto leído. La pregunta principal debe apuntar a la idea
principal que desarrolla el texto, pero debe ser amplia para motivar una
conversación donde todas las opiniones tengan cabida. Grave error sería que la
pregunta de inicio genere un consenso previo o, peor, aún, pueda ser respondida
con monosílabos. Debe la pregunta llevar la semilla del disenso, de las
diferentes posturas, para que genere posiciones divergentes que enriquezcan los
puntos de vista de los estudiantes.
Superada exitosamente la primera
dificultad, el docente deberá continuar con las llamadas preguntas de seguimiento, que
sólo se plantean cuando la preguntas de inicio ha sido trabajada
exhaustivamente. Obviamente estas preguntas son más directas, más acotadas, se
focalizan en aspectos puntuales que permiten desarrollar la capacidad de
atención en los estudiantes, pues deberá buscar las respuestas en el texto o en
las opiniones de los compañeros. Estas preguntas conducen la conversación para
profundizar en todos los ricos aspectos de la lectura escogida. Finalmente, al
cabo de varias preguntas de seguimiento, viene la importantísima pregunta de cierre, que es la
que permitirá cerrar las relaciones que los estudiantes han ido estableciendo,
arribar a sus propias conclusiones, asumir sus posturas sobre el tema. Hay que
tener en cuenta que esta pregunta debe enfocarse a los propios sentimientos o
experiencias de los alumnos, para ganar en significación, recordación y
aprendizaje. Esta pregunta apunta a una reflexión personal que permite al
alumno meditar sobre el tema tratado en el seminario.
Como puede apreciarse,
este método no puede dejar nada al azar, lo que no significa que sea
inflexible, porque a menudo van surgiendo nuevas preguntas de las respuestas de
los estudiantes y la conversación puede y debe derivar a aspectos no previstos.
Pero el docente debe tener la capacidad de reencauzar la conversación a los
senderos previstos que le aseguran el logro de los objetivos pedagógicos
trazados.
prof.
Benedicto González Vargas
Miembro de Atinachile
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