sábado, 26 de mayo de 2007

Implementación del Aula Socrática en la sala: Las preguntas

En un Seminario Socrático es fundamental planificar adecuadamente algunas preguntas que se conviertan en la columna vertebral de la conversación con los estudiantes, no es aventurado decir que las preguntas determinan el éxito (o fracaso) de esta experiencia pedagógica, pues ellas motivan la conversación. El docente que planifica un seminario socrático debe, por lo tanto, prestar mucha atención a este aspecto, debiendo considerar los siguientes elementos fundamentales: 


1. Claridad. los estudiantes deben comprender respecto de qué se espera que respondan. 

2. Apuntar a un aspecto específico de la lectura (puede ser textual, inferencial, etc., pero específico). 

3. Falta de consenso previo entre los participantes. Es una suerte de ambigüedad prevista y planeada, porque el disenso motiva las conversaciones. 

4. Interesantes, cautivadoras y significativas, para que estimulen a los estudiantes a opinar. 

5. Deben adentrar al alumno cada vez más en las profundidades del texto. 

6. Debe existir una lógica interna que ordene y presida su formulación para que los estudiantes vayan acopiando información para aproximarse a sus propias conclusiones. No debe olvidarse que todo Seminario Socrático se inicia con una o dos preguntas de apertura que deben ser amplias y estimulantes, para impulsar la conversación, para romper los primeros hielos y que permitan al estudiante identificar las ideas principales del texto leído. La pregunta principal debe apuntar a la idea principal que desarrolla el texto, pero debe ser amplia para motivar una conversación donde todas las opiniones tengan cabida. Grave error sería que la pregunta de inicio genere un consenso previo o, peor, aún, pueda ser respondida con monosílabos. Debe la pregunta llevar la semilla del disenso, de las diferentes posturas, para que genere posiciones divergentes que enriquezcan los puntos de vista de los estudiantes. 

Superada exitosamente la primera dificultad, el docente deberá continuar con las llamadas preguntas de seguimiento, que sólo se plantean cuando la preguntas de inicio ha sido trabajada exhaustivamente. Obviamente estas preguntas son más directas, más acotadas, se focalizan en aspectos puntuales que permiten desarrollar la capacidad de atención en los estudiantes, pues deberá buscar las respuestas en el texto o en las opiniones de los compañeros. Estas preguntas conducen la conversación para profundizar en todos los ricos aspectos de la lectura escogida. Finalmente, al cabo de varias preguntas de seguimiento, viene la importantísima pregunta de cierre, que es la que permitirá cerrar las relaciones que los estudiantes han ido estableciendo, arribar a sus propias conclusiones, asumir sus posturas sobre el tema. Hay que tener en cuenta que esta pregunta debe enfocarse a los propios sentimientos o experiencias de los alumnos, para ganar en significación, recordación y aprendizaje. Esta pregunta apunta a una reflexión personal que permite al alumno meditar sobre el tema tratado en el seminario. 

Como puede apreciarse, este método no puede dejar nada al azar, lo que no significa que sea inflexible, porque a menudo van surgiendo nuevas preguntas de las respuestas de los estudiantes y la conversación puede y debe derivar a aspectos no previstos. Pero el docente debe tener la capacidad de reencauzar la conversación a los senderos previstos que le aseguran el logro de los objetivos pedagógicos trazados. 

prof. Benedicto González Vargas 
Miembro de Atinachile

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