miércoles, 7 de enero de 2009

Educación: Entre Tongoy y Los Vilos

En este panel de opiniones sobre Educación y sobre los nuevos proyectos que buscan renovar nuestra educación pública, he querido tener presente a todos los sectores de opinión. Ciertamente Sergio Melnick es un hombre polémico, su lenguaje apasionado y un discurso inequívocamente alineado con el libre mercado, molesta a muchos. Su pasado como ministro de Planificación de Augusto Pinochet no contribuye tampoco a que sea aceptado por todos. Sin embargo, desde la otra orilla, es percibido como un hombre talentoso, de buenas ideas y un aporte a la discusión. Su opinión merece ser pate de nuestra propia discusión sobre Educación. 


Hace algún tiempo publicó en La Segunda el siguiente artículo:

Lo más valioso del proyecto actual fue la capacidad política de lograr acuerdos: un ejemplo de políticos "educados" y civilizados. Lo que menos vale es que habrá una creciente burocracia estatal, probablemente mal pagada, llena de "operadores" y de magros resultados. Lo más relevante es lo que le faltó: aquello que debe ocurrir en la sala de clases o la educación en general, para que la calidad mejore. 

El Dr. Rod Riegle, experto norteamericano, ha escrito algunas de las claves del problema: seguimos dando una educación propia de la era industrial, basada en la imprenta del siglo XVI y orientada a trabajar en las fábricas u organizaciones gubernamentales. Una realidad en que la información y el conocimiento eran escasos y caros. Hoy día hay exceso de información y conocimiento: si solicita una búsqueda en internet, lo estará haciendo en unos ¡diez mil millones de páginas! El problema es hoy, entonces, la gestión de la información, la comunicación y el conocimiento, no su acumulación. En la era industrial, entre un 60% y un 90% de algo era su coponente material. Hoy solo el 2% de un computador, o menos incluso en un yogur, es explicado por su materialidad. Es información, conocimiento, marketing. Las empresas producen hoy intangibles que valen más que lo tangible, la gente paga por ello, y caro. Necesitamos mayor capacidad de síntesis que de análisis. Los colegios deben dejar de ser "almacenes de información" y transformarse en autopistas. El maestro ya no es un "guardián" del archivo del conocimiento, sino un guía para acceder al nuevo mundo del exceso de datos. Por eso, el profesor debe enseñar algo que él mismo no sabe. No tiene sentido seguir con materiales educativos estandarizados, sino cada vez más a la medida. 

En línea, no existen los "contenidos básicos", porque la pregunta está mal formulada. Para qué hablar de los maestros "endoctrinadores". En el modelo actual, el 80% o más del tiempo educativo ocurre escuchando a profesores aburridos o leyendo y memorizando materiales de apoyo. Un alumno típico recibe menos de cinco minutos de atención personalizada por día. En educación no se produjeron avances tecnológicos significativos durante el siglo XX. El libro, la lectura y las clases dominaron el siglo completo. Llegó el tiempo de los cambios. El valor de los computadores cae en un factor de diez veces por década, mientras que los libros aumentan el suyo en un factor de 2 desde los años 50. Si esas tendencias continúan, para el 2015 un computador costará diez veces menos que un libro. ¿Podemos seguir sin cambiar nuestros modelos? 

A su vez, los estudiantes de hoy no conocen un mundo sin juegos digitales, ven dos a tres horas de TV al día, navegan en internet de 10 minutos a una hora por día, tienen mensajería instantánea, chatean en un idioma propio, están en facebook, ¿Y los queremos seguir educando igual que antes? A la luz de este tipo de inquietudes, resulta evidente por qué esta nueva ley no va a mejorar la educación de manera relevante. Comete ésta un "error de tipo 3", resuelve la pregunta equivocada. Curiosamente, quienes la cuestionan lo hacen por razones equivocadas. Sus propuestas miran al pasado: más liceos estatales, estandarizados, con contenidos básicos irrelevantes y profesores repetidores de lo mismo; más detalles y memorizaciones absurdas. Por ello, de implementarse sus tesis, harían aún más retrógrada la educación actual. Salvo algunos parlamentarios, que los hay, esta discusión de fondo ni siquiera sería acogida, y menos tendrían os conceptos para encauzarla. La educación hay que liberalizarla y adecuarla al siglo XXI. 

No hay que confundir el ineludible rol y financiamiento estatal en el tema con la función de administrar colegios. Esta ministra era una buena carta, pero no tiene tiempo ni espacio para este debate, que me consta le interesa. Está lidiando con vándalos en paro, parlamentarios díscolos y profesores que defienden sus propios intereses antes que la educación de que son responsables. 

Sergio Melnick 

Sin lugar a dudas las opiniones de Melnick son tajantes y, seguramente, una lectura desapasionada de sus conceptos permitirá recibir nuevas luces sobre el tema digital, por ejemplo, asunto siempre muy presente en nuestro blog. Por cierto que también hay cosas muy discutibles pero, ¿dónde no las hay? El problema de la educación pública en Chile no se resolverá si no somos capaces de escucharnos todos dejando cada uno de nostros al lado nuestras propias banderas y tratando de empatizar intelectualmente con las ajenas. Descubriremos que hay mucha luz afuera de nuestras barricadas

Nota: 

(1) Tongoy y Los Vilos son dos localidades costeras ubicadas en la IV Región de Chile. Entre ellas, (cada vez menos) hay un vacío poblacional, dunas, playas desiertas y vegetación agreste propia de la costa chilena. El dicho "entre Tongoy y Los Vilos" se aplica cuando algo está a medio camino de ser lo que debe ser y queda, por eso, convertido en un aporte muy escaso. 

. prof. Benedicto González Vargas


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimado visitante, gracias por detenerte a leer y comentar, en cuanto pueda leeré tu comentario y te responderé.