Hace algunos días nos enteramos con dolor y consternación del
suicidio de un joven en la ciudad de Linares, luego de ser víctima
permanente de bullying por parte de algunos de sus compañeros de curso.
Esta noticia que impacta y emplaza a nuestra conciencia de educadores no
es -lamentablemente- un hecho aislado, porque los problemas de
convivencia escolar son numerosos y se repiten en distintas partes del
mundo. En el último tiempo una abundante literatura psicológica y
pedagógica da cuenta de este fenómeno y hay muchos programas de
intervención que se desarrollan en las aulas para frenarlo. Es que la
convivencia escolar es un tema mucho más complejo que el que
visualizamos a simple vista, pues confluyen en él diversos factores que
no siempre salen al análisis como las interacciones entre los
integrantes de la comunidad educativa y el contexto en el que se
desarrollan. El clima de una institución es tarea de todos y no sólo
responsabilidad de los estudiantes.
Si la convivencia es compartir la vida con otros, aprendiendo de lo propio y de lo que el otro nos ofrece (Marías,
1996), nos enfrentamos al hecho ineludible de que la vida es
necesariamente interpersonal y por ende, la convivencia es un tema de la
mayor importancia. Debemos tener en cuenta, eso sí, que esta relación
de convivencia entre las personas puede dañarse, romperse o
conflictuarse de tal forma se podría llegar a situaciones muy
complejas en lo familiar,
laboral, escolar o de cualquier otra índole. Sin embargo, son muchas
las ocasiones -y es un fenómeno creciente- en que los desacuerdos y
enfrentamientos pasan a tener un carácter violento o destructivo que
hace desaparecer la convivencia y pone en peligro la integridad psíquica
y física
de las personas. Esto ocurre cuando alguien impone su fuerza, su poder o
sus influencias contra otros de forma tal que les ocasiona algún tipo de daño físico o psicológico, sea de forma directa o indirecta.
Si vemos esto desde la perspectiva de la Educación, nos encontramos
con una realidad bastante común y que no siempre es considerada
peligrosa, pero si lo analizamos bien, incluye también aquellas
imposiciones de los profesores a los estudiantes en determinadas
situaciones escolares de fricción. Muchas veces estas fricciones son
evitables por parte del adulto responsable, pero la fragilidad
emocional, a veces, nos juega malas pasadas y nos embarcados en disputas
con alumnos que pueden ir subiendo de tono.
Algunos investigadores han señalado de manera muy clara y precisa los condicionantes de la violencia:
a) La sociedad: La inequidad, las desigualdades sociales, las
diferentes oportunidades de desarrollo para los grupos más y menos
favorecidos.
b) Los medios de comunicación: Dada la tiranía del marketing, tanto
las informaciones, como los programas de entretención ponen énfasis en
lo violento esto es captado muy fácilmente por niños y adolescentes
(No me refiero sólo a las películas o series, pensemos en los llamados
programas de farándula que reemplazaron a los comentarios de
espectáculos. Estos últimos, comentaban desde lo estético la calidad de
una presentación artística. Aquéllos exacerban las peleas y disputas
entre los famosillos de la TV).
c) La escuela: Como institución social está enfrentando una crisis
propia de la disociación que existe entre el mundo real y el mundo
escolar, metodologías arcaicas, currículos carentes de significación,
desniveles relacionales superados en el mundo real, Invalidación,
coerción o menosprecio ante los códigos o valores juveniles, etc. A la
hora de frenar la violencia, es difícil que los jóvenes puedan reconocer
su autoridad, porque en los otros ámbitos no es una institución
plenamente válida.
d) La complejidad de las relaciones humanas. Incluyendo las
relaciones profesor-profesor, profesor-alumno, paradocente-alumno,
alumno-alumno y, hay que mencionarlo, familia-profesor, (pues a menudo
se producen conflictos en este nivel). Cabe hacer notar que la mayoría
de las veces, cuando el bullying es tratado por los medios de difusión
masiva, éstos centran la información en las relaciones alumno-alumno,
obviando las otras mencionadas.
e) La familia: Sabemos la enorme y poderosa influencia que los
problemas en el ámbito familiar tienen en el desarrollo de los niños y
adolescentes. Lamentablemente la vertiginosidad del mundo laboral
moderno deja poco espacio a una atención de calidad con los hijos.
Por todas las razones ya anotadas es que podemos señalar que los
conflictos escolares incluyen diferentes matices, distintos grados y
profundidades, algunos más cercanos a lo que estamos habituados a llamar
violencia y otros más distantes. pero no menos dolorosos, tal vez, como
han propuesto algunos autores, el concepto de comportamientos
antisocial sea más abarcador del fenómeno, pues incluiría las
muy diversas situaciones de conflictividad, además de la violencia
física.
Moreno Olmedilla (1999), distingue varios tipos o categorías de comportamiento antisocial entre los que diferencia:
a) Disrupción en las aulas. Situación en el aula en la que tres o
cuatro alumnos impiden con su comportamiento el desarrollo normal de la
clase, obligando al profesor a emplear cada vez más tiempo en controlar
la disciplina y el orden y, por lo tanto, interfiriendo en el
aprendizaje del resto de los alumnos.
b) Problemas de disciplina (conflictos entre profesorado y alumnado).
Se trata de los conflictos profesores-alumnos, suponiendo un paso más
de lo que hemos denominado anteriormente como disrupción en el aula. Es
cuando el docente no controla su propia emocionalidad y se involucra en
el conflicto con el estudiante.
c) Maltrato entre compañeros, conocido como bullying. Se trata de procesos en los que uno
o más alumnos acosan e intimidan a otro, a través de insultos, rumores,
vejaciones, aislamiento social, sobrenombres, etc., de manera
persistente. Incluimos acá también los rechazos por razones raciales o
religiosas que suelen muy profundos y dañinos.
d) Vandalismo y daños materiales. Se trata de la falta de cuidado y respeto hacia las cosas o hacia las personas.
e) Violencia física en la forma de agresiones de diverso grado, con contacto físico sobre la víctima.
f) Acoso sexual. Fenómeno o manifestación más difícil de observar, porque permanece oculto.
g) Prácticas escolares ilegales (copiar en los exámenes, plagio de
trabajos y de otras tareas, etc), que crean fricciones no sólo entre
docentes y estudiantes, sino que también entre los propios alumnos
(cuando alguno siente que el tramposo obtiene mejores resultados sin
esfuerzo) o incluso entre profesores (que se quejan de los distintos
énfasis que algunos colegas ponen en su manejo escolar, lo que crea no pocas fricciones en las reuniones docentes).
Por todas estas razones, debemos considerar los problemas de
convivencia escolar dentro del variado conjunto de interacciones que
ocurren dentro del ámbito educativo. Vale decir, hay conflictos
generados por los alumnos, pero también los hay por expectativas o
exigencias exageradas de los programas de estudio, por problemas en la
organización de la escuela, no olvidemos tampoco los conflictos
generados por la falta de compromiso de las familias en la escuela. A
muchos papás les molesta que se diga una verdad: los padres son,
generalmente, los verdaderos impulsores de las actitudes de
la discriminación y de los actos antisociales que sus hijos muestran en
las aulas, de tal manera que la violencia del sistema escolar no es algo
aislado, sino que está íntimamente vinculada con la violencia social,
familiar, etc.
Por tanto, no es extraño que un gran número de docentes se sientan
impotentes para contener los comportamientos agresivos que se aprecian
en salas de clases y patios escolares. Respecto de la deseable
participación de las familias en la educación de los hijos, ésta se ve
frenada por la falta de convivencia provocada muchas veces por asuntos
laborales, ello impide que la familia pueda transmitir una serie de
hábitos y valores que antes se iban adquiriendo por ese contacto
prolongado de la familia y los niños. Como dice A. Bolivar (2008), los
déficits en los procesos de socialización primaria, vuelven más difícil
la tradicional socialización secundaria de la escuela, que se ve
obligada a asumir también la primera. La socialización, evidentemente,
se debe dar de forma conjunta por familia y escuela, empezando por la
primera. En relación con la función socializadora de la familia, se
explicita una crítica muy concreta hacia la familia, ya que se le acusa
de delegar esta tarea, que le es propia, en la escuela. La
participación de la familia en la escuela tiene importantes
fundamentaciones. Desde la psicopedagogía, la familia es la máxima
responsable de la educación de los hijos y la escuela tiene un papel
complementario en la tarea educativa. El ambiente y la situación
familiar de la que se procede tiene gran importancia en la educación y
en el proceso de socialización de las personas. La familia es la base de
la socialización primaria, y el lugar adecuado para aprender los
valores y normas que rigen la vida y la convivencia humana. Cada vez
más la sociedad se da cuenta de que la labor educativa de nuestros
colegios y liceos sólo podrá alcanzar los objetivos que es necesario
perseguir si se armonizan sus responsabilidades con las
responsabilidades familiares e, incluso, desarrollar vínculos y
relaciones todavía más amplias con la comunidad, el municipio, el
pueblo, y el barrio en el que las escuelas se encuentran ubicadas. Una
mayor participación activa de las familias en la vida del centro escolar
y en la educación de los alumnos está bien justificada, al menos, por
dos razones:
a) Porque sólo conjugando el papel formativo de las
escuelas, con la responsabilidad de las familias, es posible avanzar
hacia una mejor educación.
b) Porque la escuela y la educación pública
se definen en torno al valor de la participación y la democracia y en
ese terreno, a las familias les corresponde asumir tanto sus propios
derechos, como sus deberes. Permítanme una pequeña reflexión en este
punto. Cada vez más nos encontramos en las aulas escolares con
estudiantes que reclaman y exigen sus derechos, lo que es muy positivo y
un avance social, pero no cumplen sus deberes y se molestan porque el
docente lo exige. Esta práctica acomodaticia es, en mi opinión, directa
influencia de la familia y del entorno más próximo. Hay que trabajar
sobre este tema.
Volviendo al asunto en comento, en general, tanto
padres como profesores coinciden en la necesidad de complementar
su participación en la tarea educativa. Los docentes saben que su
trabajo con los niños debe estar en conexión con sus experiencias fuera
del centro educativo, para asegurar la significación y para que
lo vivido y aprendido en la escuela tenga apoyo y continuidad dentro de
las familias. Debe tenerse en cuenta y analizar qué lugar ocupa la
familia e integrarla como factor relevante, la familia necesita de la
escuela, pues ella sola no puede cubrir los aspectos culturales y
educativos. Por otro lado, la escuela no puede pensar en un acto
educativo eficaz sin la participación de la familia, incluyendo, a
veces, la coparticipación en la toma de decisiones.
Propuestas de intervención
Los problemas generados en las escuelas, debidos a esta conflictividad
escolar, hacen necesaria la aplicación de medidas en diversos niveles.
Algunos especialistas consideran que es fundamental e imperativo enseñar
a los alumnos a convivir, siendo este aprendizaje necesario para
configurar una sociedad más justa, solidaria, pacífica y democrática.
Para ello, realizan algunas propuestas que potencian este aprendizaje
desde el ámbito educativo:
a) Implicar al alumnado en la elaboración de
las normas disciplinarias de la escuela.
b) Potenciar los equipos de
mediación.
c) Diseñar planes de tutoría que incluyan los conflictos y su
resolución pacífica.
Siempre es importante considerar la necesidad de
que las intervenciones que se desarrollen para mejorar la convivencia
escolar avancen hacia una reflexión de los jóvenes y niños y no se
queden sólo en la sanción, hay que reflexionar sobre el acuerdo, la
responsabilidad y el desarrollo personal y social. Es decir, hay que
pasar de las respuestas punitivas a actuaciones globales e integradoras
que tengan en cuenta el establecimiento compartido de normas y
objetivos, al igual que las alternativas al conflicto.
Es necesario
identificar los elementos más importantes para una intervención eficaz,
se han sugerido los siguientes:
a) Concienciación: Reconocer los
problemas existentes para posteriormente establecer unas normas
compartidas por todos.
b) Aproximación curricular: Plasmar dentro de los
documentos curriculares y docentes todos los temas relacionados con el
desarrollo personal (individual y social).
c) Atención individualizada:
Es necesario centrar la atención en los alumnos de manera personalizada,
atendiendo a las distintas dimensiones, sin olvidarnos de la dimensión
socioafectiva.
d) Participación: Toda la comunidad educativa debe
involucrarse en los distintos acontecimientos que se producen en el
ámbito educativo.
e) Organización: Es necesaria una estructura que
organice el trabajo por un clima social adecuado, pero que sea
lo suficientemente flexible como para admitir cambios.
En cuanto a las
medidas que deben tomarse para enfrentar estos problemas de
convivencia escolar, es necesario señalar que, en líneas generales, las
medidas deben apuntar hacia:
a) Medidas de política educacional:
Revisión de la reglamentación, de la estructura de la enseñanza y las
condiciones en que debe ser llegada a cabo.
b) Medidas de tipo
organizativo: Relativas a la organización de las actividades dentro
de las escuelas y los recursos puestos a disposición del profesorado
para llevar a cabo su labor formativa.
c) Medidas de tipo técnico:
Mejora en el perfeccionamiento y los recursos del profesorado para poder
afrontar los problemas de convivencia. Es importante ir avanzando en la
implementación de estas medidas, porque el tema de la convivencia
escolar, la agresividad que se ha visto entre estudiantes en diversas
ocasiones, amerita que nos tomemos este tema con la mayor seriedad y
urgencia posible.
Finalmente, agradezco el informe Análisis de la convivencia escolar en aulas de educación primaria (4) que he tenido a la vista para la presente entrada y que es muy esclarecedor en varios aspectos.
BIBLIOGRAFÍA:
BOLÍVAR BOTÍA, Antonio: Juntos podremos: reconstruir la alianza entre familia y escuelas ante los nuevos desafíos, (2008), Revista Electrónica Amydep 2.
MARÍAS, Julian: Persona, (1996), Alianza Editorial, Madrid.
MORENO OLMEDILLA, Juan Manuel: Comportamiento antisocial en los centros escolares... (1999), Rev. Iberoamericana de Educación Nº 18.
RODRÍGUEZ GARCÍA, Pedro: Análisis de la convivencia escolar en aulas de Educación primaria, (2011) Universidad de Murcia, publicado en Revista Iberoamericana de Educación, 12 páginas.
prof. Benedicto Andrés González Vargas
Alberto, dice:
ResponderEliminar1 junio 2011
Muy importante el tema, que aun permanece silenciado, espero que logre la difisión que merece. http://www.evaluacion.edusanluis.com.ar/
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar2 junio 2011
Gracias, Alberto, por detenerte a leer y comentar. Acá en Chile el tema está muy vigente, se ha hablado y analizado mucho. Se han diseñado programas de intervención, etc. Un abrazo a la distancia, Benedicto Andrés
Evelyn, dice:
ResponderEliminar1 junio 2011
Hola, soy docente de artes plásticas en Caracas - Venezuela, hace 2 meses entre por traslado a una escuela y en tan poco tiempo e vivenciado, actos de descalificaciones, manotaje, burlas, gritos excesivos por parte de los niños y docentes, incluso padres muy molestos que sacuden con bofetadas a sus hijos después de saber su comportamiento y calificaciones. me resulta alarmante dicha situación, y mas aún cuando comento ante los colegas lo que veo y sus expresiones corporales son de tranquilidad acompañado de: ¡Ayyy amiga eso aquí siempre ha sido así...tu eres nueva, no haz visto nada acostumbrate!!! no puedo hacerlo por tanto desde mi espacio, desde las artes que se les apasiona... abro circulo de lectura reflexivas en especial con los mas grandes quienes poseen mayor grado de agresión entre ellos, y trato de aplicar en los ejercicios practico lo que aprendemos en las lecturas...intento conversar con los niños sobre la importancia de la convivencia, poco son los que me escuchan pero observo y siento que cada día se unen a mi voz, con timidez hacen preguntas y se interesan en los temas que son reflejo de valores.
prof. Benedicto González Vargas
Eliminar2 junio 2011
Estimada Evelyn, no desfallezcas en tus intentos. Nada más grave que los docentes nos acostumbremos a un estado de cosas que no es adecuado, no podemos validar la agresividad con nuestra impasibilidad, no podemos permitir que lo anormal e inadecuado se convierta en normal y debamos acostumbrarnos. El camino que sigues es el más largo, pero el que revela verdaderamente que eres una docente con vocación. Hay que enseñar a convivir, hay que enseñar a vivir en paz. Muchas gracias por compartir esta linda experiencia!
Benedicto Andrés