Hace pocos días hemos tenido la ocasión de
conocer los más recientes resultados de la evaluación docente en nuestro país.
Lo más valioso, en mi opinión, es que va quedando poco o nada de la inicial
resistencia a evaluarse que los profesores chilenos manifestaron con especial
fuerza tiempo atrás. En este sentido, el Colegio de Profesores A.G., que sigue
resistiendo esta medida, ha ido quedando solo y cada vez con menos argumentos
para la indefendible causa de la no evaluación. Según cifras recientes, sólo un
5% de los profesores obligados a evaluarse el año pasado se negaron a hacerlo,
lo que representa la mitad de aquellos que tomaron la misma medida un par de
años antes. Desde esa perspectiva sólo podemos alegrarnos porque todo proceso de
evaluación bien llevado ofrece enormes beneficios en cuanto a la información
que aporta para mejorar esos procesos. Chile ha elegido un camino, en mi
opinión correcto, y ha sabido perseverar en él convocando cada día más
voluntades y esfuerzos en dicha tarea.
Sin embargo, si nos vamos a los
resultados, éstos no son buenos. La evaluación docente en nuestro país, con
todas las imperfecciones que podamos encontrarle, nos indica que aún estamos
bajo los índices de calidad docente que necesitamos para despegar hacia
estadios superiores de calidad educativa. De los 16.019 docentes evaluados el
año 2008, 4.062 corresponden a docentes de Educación Parvularia, 2.062 a
docentes generalistas de Primer Ciclo, 5.558 son docentes de Segundo Ciclo y
4.337 se desempeñan en Educación Media. De ellos, sólo 1943 profesores
alcanzaron en su evaluación un nivel destacado (12, 13 %); 10241 fueron
clasificados como competentes (63,93 %): 3.651 (22.8 %) clasificaron en el
nivel básico y 183 (1,14 %) quedaron como insatisfactorios. Las autoridades han
celebrado el alza de los docentes destacados y competentes, pero han disimulado
que un 25 % de nuestro cuerpo docente actual. no califica en sus conocimientos
ni habilidades como profesores que permanentemente estén en un nivel de calidad
aceptable y ello me parece muy grave.
Si nos fijamos en la cifra de quienes
hacen verdaderamente la diferencia, pues se destacan y con ello acortan la
brecha de desigualdades que presenta el sistema escolar, es un grupo mínimo,
apenas un octavo del total, cifra insuficiente para impulsar el despegue
cualitativo del sistema escolar. No se trata de desconocer los logros
alcanzados, pero una mirada fría y ponderada, lejos de la autocomplacencia
oficial, ha de convenir en que aún nos falta demasiado camino por recorrer y
aunque llevamos hablando de calidad por casi tres lustros, en la práctica real
seguimos empantanados en una mediocridad abismante, fuertemente secundada por
una altísima tasa de ineptitud e insuficiencia. Lo más grave parece ser que las
instituciones universitarias formadoras de docentes aún no entienden esto,
porque los resultados de la Prueba Inicia, que comentaré en otro post, son
también deplorables y no auguran demasiados cambios a futuro en el desempeño
docente, salvo que hagamos una fuerte inversión en complementar a nuestros
profesores recién titulados con el desarrollo de competencias metodológicas,
pedagógicas, evaluativas y de la propia área de desempeño profesional que, pese
a los cinco años de formación universitaria y haber aprobado sus respectivos planes
de estudio, no lograron adquirir.
Creo que aún estamos lejos de los niveles de
calidad que necesitamos y mientras no logremos que nuestros profesores asuman
esta tarea como propia, seguiremos empantanados y aumentando las brechas de
calidad educacional entre ricos y pobres de nuestro país.
prof. Benedicto González Vargas
Anónimo, dice:
ResponderEliminar1 abril 2009
¿Evaluar o Calificar? Después de varios años "Evaluando" a los profesores chilenos,¿ cuando se iniciaran los Programas de Nivelación? ¿Qué medidas correctivas emprende el Ministerio?.
prof. Benedicto González Vargas, dice:
Eliminar2 abril 2009
Los programas de nivelación son casi inexistentes y el Ministerio hace rato que anda con el rumbo perdido. Ojalá las nuevas autoridades cambien eso. pero soy un convencido de que si un profesor es evaluado como basico o peor aún, y no hace nada por autosuperarse, no habrá programa ministerial que lo logre. Gracias por comentar,
prof. Benedicto González Vargas