sábado, 31 de octubre de 2009

El sexo en la literatura

Leo en Ñ, el excelente suplemento literario de Clarín, una breve e interesante artículo titulado El sexo en la literatura, bajo la firma de Ezequiel Martínez, quien analiza eel caso de autores varones con pseudónimos de mujer y mujeres narradores masculinos, todo ello en el marco del Premio Clarín de Novela, que durante ocho años fue ganado solo por mujeres. y me pareció tan interesante que lo reproduzco in extenso:
 

"Se lo preguntaba hace más de medio siglo Jean Paul Sartre y se lo volvió a preguntar Federic Jeanmaire, flamante ganador del Premio Clarín de Novela 2009, en un párrafo de su libro Una lectura del Quijote (2004): "¿Qué es la literatura? Una pregunta difícil. Compleja. Casi imposible. Con tantas respuestas que, paradojicamente hacen injustificable cualquier nuevo intento". Si se repasan las razones que autores de todas las épocas y de todas las geografías han dado han dado acerca de ese impulso que los lleva a escribir, hay una que sobresale sobre las demás: la posibilidad de vivir otras vidas. Se trata de una fantasía común a todos los seres humanos, pero que encuentra en la literatura su manantial más caudaloso. En esas aguas uno se convierte en héroe, asesino, sabio, rebelde, amnésico, mago, fantasma, sádico, príncipe...A través de la ficción, escritores y lectores pueden mutar físicamente, romper los límites del presente, llenar vacíos o enderezar sentimientos. Diría que no hay forma más práctica de maquillarse una biografía ajena.

¿A qué viene todo este preámbulo?Esta edición del Premio Clarín de Novela ha quebrado una tradición impuesta por la contundencia de los hechos: desde hace ocho años y de manera ininterrumpida, la obra galardonada fue escrita por una mujer. En las apuestas domésticas ya no importaba si se trataba de un autor primerizo o de un consagrado; la única votación persistente apuntaba al género del ganador/a

Entre los miembros del jurado también se impuso una votación paralela, que entraba en ebullici´n al calor de los debates: adivinar si detrás de ese pseudónimo femenino respiraba efectivamente la voz de una mujer; si el narrador masculino no escondía el travestismo ficcional de una autora. Más de una vez, en todos estos años, el jurado confesó sus pronósticos desorientados.
Llevado a las matemáticas, este teorema desemboca en una única demostración, y es que la literatura de género tiene fronteras difusas que son parte de un folclore, o si se quiere, de otra clase de imaginación."

Suplemento Ñ, Diario Clarín, 31 de octubre de 2009.

Interesantes ideas sobre el sexo de narradores y su diferencia con los autores verdaderos, ¿no es verdad? Me vienen a la cabeza dos ejemplos chilenos: En Palomita Blanca, Enrique Lafourcade usa un narrador femenino, una niña de apenas 18 años. Por contrapartida, Marcela Paz, usa un narrador masculino, un niño de ocho años aproximadamente, cuando nos entrega los diarios de Papelucho. Curiosamente todavía me cuesta algo de esfuerzo hacer comprender a mis estudiantes que el autor es distinto del narrador y estos cambios de sexo entre uno y otro suelen ser buenos ejemplos.

prof. Benedicto González Vargas

 

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