En un articulo anterior me referí a lo
necesario que es enseñar a nuestros estudiantes a desarrollar procesos de
reflexión metacognitiva, porque constituyen un aporte a su desarrollo de
pensamiento, a la adquisición de habilidades cognitivas superiores y a su
propia construcción de conocimientos, en la medida en que les sirve para
planear, controlar y evaluar el desarrollo que tienen sobre las responsabilidades
y tareas que deben realizar. Desde esa perspectiva podemos afirmar que la
metacognición es crucial para la adquisición de un pensamiento formal que
libere a los estudiantes de las interpretaciones académicas dirigidas (de
textos y profesores), puesto que, al colaborar en la formación de habilidades
que hagan a los estudiantes responsables de su propio aprendizaje, damos varios
pasos adelante en la adquisición de su autonomía e independencia. Por eso
pienso que es necesario impulsar y animar a los alumnos hacia estas prácticas,
ayudándolos a establecer criterios de referencia a través de preguntas que
desencadenen una reflexión fructífera sobre sus propios procesos de
aprendizaje.
En su artículo Preguntas metacognitivas (1), Enriqueta Giaconi
establece tres dimensiones desde las cuales formular preguntas:
a)Preguntas sobre el conocimiento (¿qué
conozco del tema? ¿conozco el significado de?? ¿Cómo puedo relacionar esta
información con??¿Qué conclusiones puedo sacar? ¿Cuánto aprendí sobre esto?,
etc.).
b)Preguntas sobre el proceso (¿qué
habilidades he desarrollado? ¿qué pasos debo seguir para? ¿Cómo puedo
resolverlas? ¿en qué partes requerí más tiempo? ¿Cuánto comprendí de las
instrucciones?, etc.).
c)Preguntas sobre las actitudes
(¿en qué soy sistemático? ¿cuánto interés tengo en la tarea?
¿dedico suficiente atención y concentración a lo que hago? ¿Cómo puedo
concentrarme más? ¿Colaboro con mis compañeros en las tareas y trabajos
asignados? ¿qué rol asumo en los grupos de trabajo? ¿en qué puedo superarme?
¿cumplí con los tiempos?).
Indudablemente estas y otras preguntas
metacognitivas, enfocadas desde el trabajo práctico que se hace en las aulas y
en cualquier asignatura, irá entregando herramientas y estrategias que
permitirán a los alumnos ir organizando su pensamiento en forma ingeniosa y
cada vez más compleja, lo que ayuda a la resolución de problemas, la
creatividad, la innovación debido a la mayor facilidad para encontrar enfoques
y soluciones alternativas.
Otro aporte importante de la Metacognición es el
fuerte espaldarazo que da a la responsabilidad, porque al hacer que los
estudiantes reflexionen sobre sus deberes y el logro de ellos, los hará capaces
de ver nítidamente sus objetivos y dar los pasos necesarios para alcanzarlos.
Lo que, por cierto, les permitirá ir descubriendo eficientes herramientas de
planificación estratégica tan necesarias para el mundo moderno en que hay que
equilibrar tantas paradojas como colaboratividad y competitividad, osadía y
prudencia, planificación y flexibilidad, etc.
En definitiva, cada vez me
convenzo más de que ir dotando a nuestros niños desde la más temprana edad de
estas estrategias, significa dar varios pasos adelante en la búsqueda de
estudiantes creativos, autónomos, responsables que sepan aprovechar una educación
de calidad. De paso, seguramente, serán más críticos con el propio rol de los
docentes quienes deberán prepararse para estar a la altura de dichos
estudiantes.
profesor Benedicto González Vargas
Miembro de Atinachile
Notas:
(1) Giaconi, Enriqueta: Preguntas Metacognitivas, revista
Conexiones Educativas, marzo de 2006.
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