lunes, 2 de abril de 2007

Sobre constructivismo y enciclopedismo en Educación



En los últimos días ha surgido entre los docentes del Colegio Alexander Fleming de la comuna de Las Condes, en Santiago de Chile, una discusión algo retrasada en relación a los tiempos que corren, pero no por ello menos necesaria. Este año el Colegio ha iniciado un nuevo Proyecto Educativo denominado Educación para el Emprendimiento y a partir de ese hecho se han venido dando interesantes y enriquecedoras experiencias de intercambio de opiniones sobre temas de docencia. Por ejemplo, hace algunos días surgió una diferencia de opiniones respecto del valor de las prácticas academicistas o enciclopedistas en la educación moderna y ello, en mi opinión, no se produjo por otra cosa más que por una diferencia semántica. Es más, los docentes "que defendían" el enciclopedismo o academicismo son lo menos parecido a esa práctica arcaica de entre los muchos que conozco y muy próximos o totalmente identificados con el contructivismo, aunque parecieran no saberlo. Por ello -y porque creo que puede haber muchos colegas en esa situación- intentaré una aproximación a los supuestos teóricos (y prácticos) característicos del Constructivismo, a partir de la opinión de los autores más reputados en este modelo. 


Para partir de la historia de esta corriente debiéramos decir que surge en el siglo XX como una de las más elaboradas síntesis pedagógicas y que significa un avance en relación a la Escuela Activa que revolucionó las aulas a mediados de la centuria pasada. Tanto la Escuela Activa como el Contructivismo, que heredó sus ímpetus reformistas, buscan modificar las relaciones del proceso de enseñanza aprendizaje que siempre se centraron en el profesor, borrando las actitudes pasivas de los estudiantes que eran meros recipientes de información proporcionada y ya digerida por verdaderos catedráticos poseedores de verdades incontestables. De hecho, para ser mejor profesor, había que "saber más" ¿no es eso altamente enciclopedista? (por estos lados del mundo aún se les dice a quienes parecen saber mucho "diccionarios con patas" en algo muy parecido a eso nos habíamos convertido los profesores). 

De más está señalar que esa pasividad de los alumnos y el avasallador saber de los docentes, fue terreno propicio para la aparición de un conductismo radical que se enseñoreó en la educación de las décadas del cincuenta al setenta. Ante tamaño problema el Constructivismo ofreció respuestas porque puso en el centro de los procesos de aprendizaje al propio estudiante, amparado en las ideas preclaras de educadores propositivos como Freinet, Montessori, Freire y otros de similar talla. El gran salto de la Escuela Activa al Constructivismo se produjo al ensamblar cinco nociones teóricas independientes en una sola visión común, aglutinante, cohesionada y funcional, así fue así como se unieron para dar consistencia al contructivismo:

 a). Las ideas de Piaget sobre el conocimiento a partir de estímulos desequilibrantes 

b) Una concepción epistemológica que en particular estaba centrada en la evolución intelectual del sujeto cognoscente (la Epistemología Genética); 

c). Una visión que dota a la Psicología del aprendizaje escolar de un apellido propio: "lo significativo" (David Ausubel); 

d). Una teoría sobre el pensamiento humano que reconoce la influencia sociocultural en los aprendizajes y del desarrollo intelectual (específicamente en el desarrollo del lenguaje) de los niños (Lev Vigotsky), y 

e). Las aportaciones de la llamada Ciencia Cognitiva (Jerome Bruner, Robert Posner, Glaser, entre otros) que nutren al constructivismo de un conjunto de conceptos sin precedentes y que otras aproximaciones no generaron (1). 

De aquí surgieron novedosas ideas para trabajar en las aulas, como los Organizadores Gráficos (2) por dar un ejemplo cercano.

¿Por qué Contructivismo? Es claramente una metáfora que busca señalar que es el estudiante quien tiene el rol principal de la "Acción" durante los procesos y episodios de aprendizaje de conocimientos, habilidades y actitudes, los que al visualizarse y entenderse como procesos complejos, que se desarrollan en contextos sociales, históricos y culturales determinados y por lo tanto con un importante componente colectivo, tienen una necesaria manifestación individual. Por ello, como señala Miranda Arroyo, "al constructivismo se le puede identificar como una vertiente del pensamiento educativo que se basa en una teoría psicológica del aprendizaje humano, y que intenta constituirse en un movimiento pedagógico en un sentido amplio. Y en todo caso, si llegara a tener ese estatus (como movimiento pedagógico), estaría colocado hoy en día en un proceso de transición, puesto que se puede transformar más tarde en un movimiento psicopedagógico robusto." 

Esta potente y lúcida fusión que es el Contructivismo tiene, al menos, dos ventajas cruciales que es necesario destacar y que, en opinión de Juan Carlos Miranda, son: 

1º. Ofrece respuestas para comprender los procesos humanos de creación, producción y reproducción de conocimientos, y 

2º. Abre la posibilidad, con base en lo anterior, de desarrollar nuevos enfoques, aplicaciones didácticas y concepciones curriculares en cualquier ámbito de la educación escolarizada, además de una enorme gama de nuevas posibilidades de trabajo al interior y exterior de las salas de clases. 

Lo novedoso de esta corriente es la idea de la acción mental constructiva que forma parte del núcleo central de su modelo, lo que significa que el protagonista principal del proceso educativo -como ya se dijo antes- es el estudiante; sin embargo, esa construcción se da en un contexto socio histórico, es decir, tiene lugar en un ambiente social en el que se desarrollan intercambios de lenguajes, códigos, imágenes, esquemas, estructuras y significados entre sujetos activos, es decir, individuos que construyen independientemente, pero, a la vez, colaborativamente. Vale decir, donde la interacción es clave para la comprensión de los contenidos que los estudiantes requieren adquirir todo ello con una intencionalidad que permita tanto al alumno como al maestro interactuar o ínter organizar la información (Newman, Griffin y Cole, 1998), y recuperarla con la suficiente claridad para comprenderla e incorporarla a los procesos de aprendizaje escolares. 

El proyecto constructivista, para ser eficiente (o para estar bien implementado, lo que es lo mismo) exige plantearse preguntas como las siguientes: ¿para qué actuar en un sentido constructivo? ¿cómo desarrollar la acción constructiva? ¿En qué contextos se puede favorecer o no el proceso constructivo? En resumen, deben dar cuenta de cuestiones como: ¿qué rol guardan los agentes escolares con relación a los fines de la educación cuando se aborda el aprendizaje en términos de actividades? 

Importan, y mucho, las nociones de "Acción" e "Interacción", Miguel Ángel Martínez (1999), estudioso de la obra de Lev Vigotsky, lo expresa así: "La actividad inicial y básica (en el ser humano) es la (actividad) externa, objetal, sensorial, práctica, de la que se deriva la actividad interna psíquica, de la conciencia individual..." Y prosigue... "La actividad está determinada por las formas de producción de las condiciones de vida. Su característica constitutiva es su orientación hacia el objeto, así como las propiedades y relaciones que lo definen".

He aquí cuatro ideas centrales relativas a este tópico de Acción e Interacción que espero desarrollar más adelante y cuya comprensión permitirá calibrar mejor la eficacia de esta concepción curricular:

1. Concepto de Actividad. 
2. Distinción entre Actividad, Acción y Operación. 
3. Relación entre Acción, Finalidad y Significado. 
4. Vínculos entre Actividad y Comunicación. 

Habrá tiempo para seguir conversando de estas nociones contructivistas en el entendido de que su puesta en práctica en las aulas es decisiva para el éxito de una verdadera Educación para el Emprendimiento. 

Notas

(2) Cuya gama y modelos son tan amplios que exceden largamente en número y utilidad a los muy eficientes y conocidos "Mapas Conceptuales"

prof. Benedicto González Vargas 
Miembro de Atinachile

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