En los últimos días ha surgido entre los
docentes del Colegio Alexander Fleming de
la comuna de Las Condes, en Santiago de Chile, una discusión algo retrasada en
relación a los tiempos que corren, pero no por ello menos necesaria. Este año
el Colegio ha iniciado un nuevo Proyecto Educativo denominado Educación
para el Emprendimiento y a partir de ese hecho se han venido dando
interesantes y enriquecedoras experiencias de intercambio de opiniones sobre
temas de docencia. Por ejemplo, hace algunos días surgió una diferencia de opiniones
respecto del valor de las prácticas academicistas o enciclopedistas en la
educación moderna y ello, en mi opinión, no se produjo por otra cosa más que
por una diferencia semántica. Es más, los docentes "que defendían" el
enciclopedismo o academicismo son lo menos parecido a esa práctica arcaica de
entre los muchos que conozco y muy próximos o totalmente identificados con el
contructivismo, aunque parecieran no saberlo. Por ello -y porque creo que puede
haber muchos colegas en esa situación- intentaré una aproximación a los
supuestos teóricos (y prácticos) característicos del Constructivismo, a partir
de la opinión de los autores más reputados en este modelo.
Para partir de la
historia de esta corriente debiéramos decir que surge en el siglo XX como una
de las más elaboradas síntesis pedagógicas y que significa un avance en
relación a la Escuela Activa que revolucionó las aulas a mediados de la
centuria pasada. Tanto la Escuela Activa como el Contructivismo, que heredó sus
ímpetus reformistas, buscan modificar las relaciones del proceso de enseñanza
aprendizaje que siempre se centraron en el profesor, borrando las actitudes pasivas
de los estudiantes que eran meros recipientes de información proporcionada y ya
digerida por verdaderos catedráticos poseedores de verdades incontestables. De
hecho, para ser mejor profesor, había que "saber más" ¿no es eso altamente
enciclopedista? (por estos lados del mundo aún se les dice a quienes parecen
saber mucho "diccionarios con patas" en algo muy parecido a eso nos habíamos
convertido los profesores).
De más está señalar que esa pasividad de los
alumnos y el avasallador saber de los docentes, fue terreno propicio para la
aparición de un conductismo radical que se enseñoreó en la educación de las
décadas del cincuenta al setenta. Ante tamaño problema el Constructivismo
ofreció respuestas porque puso en el centro de los procesos de aprendizaje al
propio estudiante, amparado en las ideas preclaras de educadores propositivos
como Freinet, Montessori, Freire y otros de similar talla. El gran salto de la
Escuela Activa al Constructivismo se produjo al ensamblar cinco nociones
teóricas independientes en una sola visión común, aglutinante, cohesionada y
funcional, así fue así como se unieron para dar consistencia al contructivismo:
a). Las ideas de Piaget sobre el conocimiento a partir de estímulos
desequilibrantes
b) Una concepción epistemológica que en particular estaba
centrada en la evolución intelectual del sujeto cognoscente (la Epistemología
Genética);
c). Una visión que dota a la Psicología del aprendizaje escolar de
un apellido propio: "lo significativo" (David Ausubel);
d). Una teoría sobre el
pensamiento humano que reconoce la influencia sociocultural en los aprendizajes
y del desarrollo intelectual (específicamente en el desarrollo del lenguaje) de
los niños (Lev Vigotsky), y
e). Las aportaciones de la llamada Ciencia
Cognitiva (Jerome Bruner, Robert Posner, Glaser, entre otros) que nutren al
constructivismo de un conjunto de conceptos sin precedentes y que otras
aproximaciones no generaron (1).
De aquí surgieron novedosas ideas para trabajar
en las aulas, como los Organizadores
Gráficos (2) por dar un ejemplo cercano.
¿Por qué Contructivismo? Es claramente una metáfora que busca
señalar que es el estudiante quien tiene el rol principal de la "Acción" durante
los procesos y episodios de aprendizaje de conocimientos, habilidades y
actitudes, los que al visualizarse y entenderse como procesos complejos, que se
desarrollan en contextos sociales, históricos y culturales determinados y por
lo tanto con un importante componente colectivo, tienen una necesaria
manifestación individual. Por ello, como señala Miranda Arroyo, "al
constructivismo se le puede identificar como una vertiente del pensamiento
educativo que se basa en una teoría psicológica del aprendizaje humano, y que
intenta constituirse en un movimiento pedagógico en un sentido amplio. Y en
todo caso, si llegara a tener ese estatus (como movimiento pedagógico), estaría
colocado hoy en día en un proceso de transición, puesto que se puede
transformar más tarde en un movimiento psicopedagógico robusto."
Esta potente y
lúcida fusión que es el Contructivismo tiene, al menos, dos ventajas cruciales
que es necesario destacar y que, en opinión de Juan Carlos
Miranda, son:
1º. Ofrece respuestas para comprender los procesos humanos de
creación, producción y reproducción de conocimientos, y
2º. Abre la
posibilidad, con base en lo anterior, de desarrollar nuevos enfoques,
aplicaciones didácticas y concepciones curriculares en cualquier ámbito de la
educación escolarizada, además de una enorme gama de nuevas posibilidades de
trabajo al interior y exterior de las salas de clases.
Lo novedoso de esta
corriente es la idea de la acción mental constructiva que forma parte del
núcleo central de su modelo, lo que significa que el protagonista principal del
proceso educativo -como ya se dijo antes- es el estudiante; sin embargo, esa
construcción se da en un contexto socio histórico, es decir, tiene lugar en un
ambiente social en el que se desarrollan intercambios de lenguajes, códigos,
imágenes, esquemas, estructuras y significados entre sujetos activos, es decir,
individuos que construyen independientemente, pero, a la vez,
colaborativamente. Vale decir, donde la interacción es clave para la
comprensión de los contenidos que los estudiantes requieren adquirir todo ello
con una intencionalidad que permita tanto al alumno como al maestro interactuar
o ínter organizar la información (Newman, Griffin y Cole, 1998), y recuperarla
con la suficiente claridad para comprenderla e incorporarla a los procesos de
aprendizaje escolares.
El proyecto constructivista, para ser eficiente (o para
estar bien implementado, lo que es lo mismo) exige plantearse preguntas como las
siguientes: ¿para qué actuar en un sentido constructivo? ¿cómo desarrollar la
acción constructiva? ¿En qué contextos se puede favorecer o no el proceso
constructivo? En resumen, deben dar cuenta de cuestiones como: ¿qué rol guardan
los agentes escolares con relación a los fines de la educación cuando se aborda
el aprendizaje en términos de actividades?
Importan, y mucho, las nociones de "Acción" e "Interacción", Miguel Ángel Martínez (1999), estudioso de la obra
de Lev Vigotsky, lo expresa así: "La actividad inicial y básica (en el ser humano) es la
(actividad) externa, objetal, sensorial, práctica, de la que se deriva la
actividad interna psíquica, de la conciencia individual..." Y prosigue... "La
actividad está determinada por las formas de producción de las condiciones de vida.
Su característica constitutiva es su orientación hacia el objeto, así como las
propiedades y relaciones que lo definen".
He aquí cuatro ideas centrales
relativas a este tópico de Acción e Interacción que espero desarrollar más
adelante y cuya comprensión permitirá calibrar mejor la eficacia de esta
concepción curricular:
1. Concepto de Actividad.
2. Distinción entre Actividad,
Acción y Operación.
3. Relación entre Acción, Finalidad y Significado.
4.
Vínculos entre Actividad y Comunicación.
Habrá tiempo para seguir conversando
de estas nociones contructivistas en el entendido de que su puesta en práctica
en las aulas es decisiva para el éxito de una verdadera Educación para el
Emprendimiento.
Notas:
(1) Miranda Arroyo, Juan C.: El Aprendizaje
escolar y la metáfora de la Construcción.
(2) Cuya gama y modelos son tan
amplios que exceden largamente en número y utilidad a los muy eficientes y
conocidos "Mapas Conceptuales"
(3) Martínez Rodríguez, Miguel Ángel: El enfoque
sociocultural en el estudio y desarrollo de la educación.
prof. Benedicto
González Vargas
Miembro de Atinachile
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